El castaño llegaba a casa con una cara de muy pocos amigos y lágrimas resbalando por su rostro.
—Mi niño... ¿Sucedio algo? —Pregunto Yenny quien casualmente estaba en la puerta charlando con Larissa mientras caminaba hacia el acercándose.
—N-No. —Titubeó el menor.
—Vamos cariño soy tu madre, puedes contarme..
—Richard me llevó a la nutricionista. —La interrumpió.
—¿D-Disculpa? —Preguntó la mujer atónita.
—Richard me llevó a la nutricionista. —Repitió el castaño ya más calmado.
—¿Y eso que tiene de malo?
—Tiene mucho de malo, especialmente la doctora. —Respondió el castaño haciendo una mueca de desagrado.
—¿Que específicamente?
—Uno, Me restregó en la cara que soy un enfermo. —Citó y Yenny abrió los ojos en grande ante tal sorpresa.
—¿Que te dijo que..
—Dos, coqueteaba con Richard como si yo, SU PACIENTE, no existiera.
Al oír eso, la señora Yenny sonrió dándose cuenta de lo que sucedía.
—¿Y no será que eso te molesta más que lo anterior?
—¿Disculpa?
—Es obvio cariño, te molestó que la mujer la haya coqueteado a Richard —Explicó Yenny acariciando su mejilla.
Sabía que el estaba enamorado, se le notaba desde muy lejos.
—Te estoy contando que una mujer me dijo que era un maldito enfermo ¿y tu me dices eso? —Pregunto el castaño con molestia.
—Eso me molestó a mi, lo que te molestó a ti, fue que la mujer le coqueteara a Richard.
—Estás loca.
—Niegamelo. —Exigió agarrando su brazo para detenerlo.
—¿Podrías por favor colaborar? —Pregunto mientras volvía a sentir lágrimas acumuladas en sus ojos.
Todo lo que no había llorado en años, lo lloró en unos meses. No sabía porque, sólo sabia que cada cosa (Especialmente mala) le daba ganas de llorar.
—Cielo...
La pelinegra lo atrajo hacia ella rodeándolo con sus delicados brazos.
—Tengo miedo... —Susurró el castaño aún pegado a su madre.
Y era verdad.Tenía miedo de volver a enamorarse, enamorarse tanto que sus neuronas dejaran de funcionar hasta el punto de dejar que le rompan el corazón. Otra vez.
—No sé si podré soportarlo otra vez... —Volvió a decir mientras ahogaba un sollozo.
—Tranquilo mi niño, no puedes sólo dejar de creer en el amor por miedo, ¿Que tal si esta vez es diferente?, ¿Que tal si esta vez si es real?. Tienes que animarte, y siempre que caigas; ahi estaré yo para levantarte y animarte a que lo intentes otra vez...
—Gracias... —Susurró el ojimiel aún con dificultad.
—¿Y como esta eso de que te dijo enfermo? —Preguntó Yenny justamente, para cambiar un poco el ambiente.
—Me dijo que mi caso era muy difícil porque yo tenía una enfermedad, *más que nada mental* —Relató mientras imitaba la voz de la mujer.
—Y... ¿Tu accediste? —Preguntó Yenny volviendo a cambiar el rumbo de la conversación.
—¿A que?
—A que Richard te llevara al nutricionista.
—Pues... ¿Si? —Titubeó.
—¿Vez? Eso es un avance... —Sonrió la morena.
—¿Avance?
—Si, un avance para que puedas superar tu pasado y vivir en el presente y ser feliz en el futuro...