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Christopher caminaba por el amplio pasillo que llevaba al despacho de su madre.

Estaba bastante cansado, y llevar su mochila, reglas y útiles necesarios para su carrera no ayudaban.

Había vuelto a la universidad, y afortunadamente, Richard se estaba recuperando.

Habían estado yendo a una nutricionista.

Todo iba bien.

Con los "ahorros" que había encontrado en su cuenta hace dos semanas podría mantenerlos por un año, pero Richard lo rechazó.

Le dijo que sólo lo ayudara mientras se recuperaba, que luego buscaría trabajo y le devolvería todo.

Obviamente aceptaría que le devolviera nada, pero sólo se mantuvo en silencio, para ahorrarse una pelea.

Pero con la mitad de ese dinero, pago su universidad.

Por un año.

Sabía perfectamente que ese dinero no era algo, que al no gastar se había acumulado en su cuenta, convirtiéndose en "ahorros".

Su madre se lo había depositado, estaba seguro.

Al llegar a la puerta, la golpeó suavemente y pudo oír la voz de su madre autorizándolo a que pase.

—¡Hijo! —Exclamó la mujer apenas lo vio y corrió a abrazarlo. —¿Cómo estás?

Preguntó.

—Bien, aunque muy cansado la verdad... —Respondió acomodando sus lentes.

—Ay mi niño... —Dijo la pelinegra torciendo sus labios levemente. —¿Y Richard? Tu padre me contó que le dispararon ¿Que pasó?...

—¿Y desde cuando tú y mi padre hablan sin pelear? —Preguntó el castaño con el ceño fruncido.

—No me cambies el tema Christopher, ¿Cómo está Richard?

—Está bien, se está recuperando.

—¿Porque no nos llamaste cariño? —Cuestionó la mujer acariciando suavemente la mejilla de su hijo.

—Porque no, ¿Que es lo que iban a hacer? Llamé a Erick pero jamás llegó...

—Seguro tuvo un contratiempo. —Lo excusó la pelinegra.

—Si, un "Enfermero sexy" —Dijo el ojimiel haciendo comillas con los dedos.

La mujer sonrió.

—¿Acaso estás celoso Christopher Vélez? —Preguntó Yenny y Christopher abrió los ojos exageradamente, hasta que encontró la respuesta perfecta.

—¿Porqué lo estaría? Yo ya tengo a mi guardaespaldas sexy. —Dijo con seriedad y la mujer abrió los ojos con sorpresa.

—Pues si, es muy sexy ese guardaespaldas... —Le dió la razón la fémina.

—Si, y es mío, no tuyo ni de nadie más, MÍO. —Resaltó.

Su madre se carcajeó.

—Si claro, claro, oye, ¿Y dejaste a tu guardaespaldas sexy y enfermo sólo? —Pregunto Yenny y el castaño abrió los ojos tanto como pudo.

—Mierda si, ya me tengo que ir.

—Espera... —Dijo la pelinegra caminando hacía su escritorio, abrió uno de los cajones y sacó un sobre. —Toma.

Se lo entregó.

—¿Que es? —Pregunto Christopher con intriga.

—Algo, es para Richard.

El ojimiel asintió lentamente.

—Christopher tu padre está planeando algo grande en contra de los Velazco... —Comentó la mujer con preocupación.

—¿En serio? —Cuestionó el ojimiel acomodando su cabello.

Su madre asintió.

—Entonces dile que cuenta conmigo para lo que sea. —Dijo el castaño, para luego besar la frente de su madre e irse.

Anorexia ||OreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora