* 3 semanas después *
Christopher se encontraba en la habitación de Richard.
Ya habían regresado a casa y por fin podían estar juntos el tiempo que quisieran.
Anteriormente en el hospital, no los dejaban verse demasiado porque "Richard debía descansar".
Era bastante incómodo y a la vez hiriente para ambos ver como, cada vez que se daban un mínimo gesto de cariño, hasta cuando se tomaban de la mano, las enfermeras y doctores los miraban con una mueca.
Una mueca que reflejaba asco, con mucha suerte alguna que otra enfermera los miraba con pena.
Y aún así dolía.
¿Pena porqué? Se preguntaban ambos, llevaban una vida bastante plena y feliz, nadie los juzgaba, es más, nadie les hacia mucho caso, como todos en ese hospital.
Por esa y muchas razones dejaron de besarse o siquiera mirarse en ciertos momentos.
Por este motivo, al cruzar la puerta del departamento, Richard estampó al castaño contra esta al estar cerrándola, y atacó sus labios desesperadamente.
—Jodida sociedad de mierda —Musitó sobre sus labios para volver a unirlos frenéticamente.
—Jodido tú seguramente... —Murmuró el castaño a mitad del beso.
Ambos rieron y el castaño alejó al moreno de su cuerpo.
—Tengo hambre... —Dijo caminando a la cocina.
—No... —Musitó el mayor haciendo un puchero con su labio inferior.
—Aparte, tú estás enfermo... —Canturreó el ojimiel abriendo el refrigerador. —¿Que quieres comer?
—A ti. —Respondió Richard riendo levemente y el menor bufó. —Pero me conformo con café.
—¿Café?
—Si, café... —Repitió el moreno acercándose a Christopher, pegándose a su espalda y abrazándolo por la cintura.
—Eres raro. —Murmuró el ojimiel y Richard rió.
—Pero me amas. —Besó su mejilla izquierda y se acercó a la derecha para hacer lo mismo.
—Exacto, te amo. —Respondió el castaño corriendo un poco la cara para que el moreno besara sus labios, y no su mejilla.