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—¿Abuela? —Preguntó el castaño sonriendo mientras ingresaba a la habitación de su abuela, quien ya se encontraba en su casa.

—¡Mi niño! —Sonrió la mujer de cabellos castaños, con algunas canas en las raíces, ojos mieles y piel clara como la de su nieto.

«Es idéntico a ella »Pensó el moreno con cierta sorpresa.

—¿Y el? ¿Es tu novio? —Pregunto la mujer con una sonrisa picarona.

—No Lela —Negó el castaño con las mejillas sonrosadas haciéndole al moreno una seña para que se acercara.

—¿Entonces?

—El es Richard, mi guardaespaldas —El moreno bajo la cabeza con una chispa de decepción en sus ojos, por lo menos tenía la esperanza de que lo presentara como su amigo.

—¿Seguro?

—También es uno de mis mejores amigos.

—Mucho gusto señora —Sonrió el moreno besando su mano.

Si había algo que le había quedado claro de lo que le enseñó su madre es que a las mujeres de edad les encantaba que les besaran la mano.

Aparte de que era un acto de respeto hacia ellas.

—El gusto es mío Richard —Sonrió, su sonrisa era idéntica a la de Christopher y la señora Yenny.

—Ahm, yo me retiro para que puedan hablar —Anunció el moreno mirando al ojimiel.

—¡No! Ella tiene que descansar, mi madre me dijo que sólo podía saludarla e irme —Lo detuvo el castaño.

—¿Entonces ya nos vamos?

—Si, Adiós lela.

—Adiós mi niño —Sonrió la castaña mientras el castaño se acercaba para besar su mejilla, momento que aprovecho para susurrar en su oído —A mi no me engañas cariño..

El castaño sólo la observó con el ceño fruncido y negó con la cabeza.

—Adiós Richard, ven dame un abrazo —Sonrió la mujer abriendo los brazos y el moreno se acerco a ella para abrazarla —Quiero que seas mi nieto.

Murmuró en su oído y el sólo rió.

—Adios señora —Se despidió.

[...]

—¿Que te dijo? —Pregunto el castaño mientras caminaban hacia el auto.

—¿Quien?

—Mi abuela —Dijo el ojimiel con obviedad.

—Ahh, te cuento solo si tu me dices que te dijo la mujer en el juego del panda —Sonrió.

—Esta bien. —Accedió el castaño.

—¿Y?

—Ella me dijo que, tenía un novio muy tierno.. —Dijo rápidamente bajando la cabeza intentando ocultar su sonrojo.

—¿Que? No entendí nada de lo que dijiste —Rió el mayor.

—Que tenía un novio muy tierno... —Dijo esta vez lentamente con sus mejillas completamente rojas, el moreno solo frunció el ceño confundido. 

—¡Tú, idiota!

—¿Ella pensó que yo era tu novio? —El castaño asintió con las mejillas con un color carmesí intenso.

—Ahora tú.

—Tu abuela me dijo, que quería que sea su nieto —Rió sabiendo lo que provocaría en el menor y el castaño sólo se puso aún más rojo.

—Disculpa, ella es muy... Loca. —Se disculpó.

—No te preocupes, me cayó muy bien. —Sonrió —Pero creo que a Erick no le gustaría escuchar eso.

—¿Que? —Pregunto el castaño con confusión.

—Erick, tu novio.

—¿Mi novio? —Pregunto el castaño y el moreno sólo asintió.

—¿Yo? ¿Con el?

«Auch »Pensó, eso lo había hecho sentir muy inferior.

Le había dolido.

Si el no quería estar con alguien como Erick, lindo, adinerado, y con mucha clase, definitivamente no estaría con alguien como el.

Un simple guardaespaldas que no consigue el empleo que va con su carrera porque no tiene el dinero suficiente como para comprarlo.

—El definitivamente no es mi tipo, a eso me refiero. —Aclaró el castaño al ver la cara del moreno y darse cuenta de lo mal que había sonado aquello.

—Y como es "tu tipo". —Pregunto.

—Digamos.. Que... como tu. —Dijo para seguidamente acercarse al moreno y estirarlo levemente de su corbata, sonrió y unió sus labios.

Ese beso era uno de los que no se daban desde hace tiempo, según el moreno, era especial.
El era especial.

Anorexia ||OreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora