21. Entre la tierra de nadie y el cielo

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—...Y recuerden estudiar para el examen del lunes. Tengan un feliz fin de semana —dijo el profesor de Historia de la Fotografía, despidiéndose de sus alumnos esa mañana.

Al parecer la buena vibra de los viernes había impregnado todo el ambiente, ya que la mayoría iban y venían con aires de tranquilidad. Muchos hablaban acerca del lugar al cual saldrían en busca de unos tragos, u otros le contaban a sus amigos de su itinerario para el viernes en la noche, como Holly contándole a Elena lo mucho que le entusiasmaba llegar a casa para terminar una nueva serie de ciencia ficción que recién había comenzado el día anterior.

—¿Tú qué planeas para este fin de semana, McFly? Podrías venir a mi casa si gustas, mis padres no tienen ningún problema —invitó la morena mientras salían hacia la entrada principal de la universidad.

—La verdad no tengo ni idea. Ahorita iré a Upper Brook, posiblemente papá y Andrew tengan algo planeado. Aunque también me gustaría estudiar durante todo el fin de semana, este es el primer examen de Historia y no quiero tener una baja calificación.

—Está bien, pero ya sabes. Si estás aburrida solo llámame, ¿sí?

—Por supuesto. Adiós —ambas se despidieron con la mano.

Elena, quien había llevado su bicicleta esa mañana para hacer más rápido el trayecto hacia la casa de sus padres, fue al pequeño aparcadero en donde está yacía al lado de muchas más. Iba a intentar sacarla del seguro, pero cuando eso pasó su bicicleta se atoró con la que tenía enfrente. Intentó halarla con fuerza dos veces, pero esta no cedía. Recordó el día de la inscripción, el mismo día en que se había topado con Derek por primera vez. Recordó el frío tacto y los ojos verdes que la quemaban, emanando soledad y terror, y eso la hizo estremecer.

Su vida había cambiado mucho desde entonces.

Pese a que se sentía con más libertad al estar por la calle, no podía negar que muchas veces giraba de un lado a otro en busca de ese par de ojos claros que solían espiarla desde algún extremo del lugar que estuviese. Ya no habían eventualidades extrañas a su alrededor, pero aún seguía desconfiando un poco, aunque quería mostrarle a sus padres que ya todo se encontraba bien.

—No acabarás con mi vida, Derek Phelps —dijo para sí misma mientras colocaba ambas manos en los manubrios, y con un fuerte tirón sacó la bicicleta del lugar en donde se encontraba, y posteriormente la montó mientras se colocaba los audífonos para escuchar un poco de música al pedalear. Don't stop me now de Queen había sido la primera en aparecer.

Tardó unos quince minutos en llegar, para su buena suerte, por primera vez en todo el invierno, ese día no estaba nevando. Aún permanecía el frío invernal de la temporada, pero ese día la nieve no había aparecido en la ciudad de Londres.

Cuando entró a casa colocó el abrigo en el perchero y fue camino hasta la sala para saludar a sus padres, pero en lugar de encontrarse una hermosa escena familiar, lo único que encontró fue a una Anne alterada que iba de lado a lado arriando al pequeño Andrew, y a un Edward con rostro de preocupación mientras finalizaba una llamada con lo que parecía ser las oficinas del museo.

—Está bien... Sí... Muchas gracias por la compresión, estaré allá el martes —dijo Edward con una serenidad casi fingida. Al terminar la llamada suspiró, pero luego elevó la mirada hacia su hija—. Cariño, no sabía que estabas ahí, estaba por llamarte, ven, pasa.

—Hola, papá. ¿Qué sucede? —cuestionó Elena con cautela mientras caminaba hasta dar con su padre. Al fondo podía escuchar como Anne y Andrew tenía una pequeña discusión al pie de las escaleras.

DEREK © #1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora