13. Ludwig van Beethoven

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La fatiga y la ansiedad comenzaban a invadir sin control alguno a Elena.

Muchas habían sido las veces en que sus constantes pesadillas la hacían despertar alterada durante la medianoche. Había disminuido un poco su apetito, incluso las ojeras se le habían colocado más prominentes, comenzaba a complicársele un poco el cubrirlas con maquillaje. Empezaba a sentirse enferma.

El lunes y el martes hizo un par de esfuerzos por hablar con sus padres sobre el hecho de que un hombre la estuviese acosando desde hace un mes y medio con exactitud, pero ninguno de esos intentos habían salido también como se había querido imaginar.

Las veces que intentaba recurrir a Edward salían de forma fallida, ya que durante la semana su padre se mantuvo organizando, junto a sus compañeros de trabajo, una gala formal con diversos artistas reconocidos del país que se expondría el fin de semana en el Museo Británico, por ello Edward se había mantenido un poco distante de casa. Con respecto a Anne, pues, con ella no había tenido problema alguno, ya que su madre siempre que salía de laborar pasaba el resto del día aseando la casa, ayudando a Andrew con sus deberes del instituto o practicando alguna decoración floral. Elena solía colocarse excusas a ella misma, pero a decir verdad tenía miedo de la reacción que sus padres tendrían al enterarse de aquello, no quería asustarlos, había leído una docena de casos de acoso por internet y en la gran mayoría de ellos las familias habían decidido mudarse de su hogar para despistar o intentar alejar al acosador en cuestión, pero al final nada de eso resultaba. Ellos siempre encontraban la forma de volver.

El miércoles había recibido una llamada por parte de la UAL, la Dirección de Escuela de Fotografía le había comunicado que a causa del corto periodo de tiempo que les restaban se suspenderían de forma concreta los cursos intensivos de fotografía, ya que no faltaba mucho para las vacaciones de invierno y en enero comenzaría las clases de manera permanente. Aquello le relajó un poco, de ese modo no tendría que seguir exponiéndose fuera de casa.

El jueves se había enterado por parte de Meghan que a Trenton le darían de alta al día siguiente. El pelirrojo aún tenía algunos huesos fracturados, pero ya había salido de todo peligro. Supo qué pasaría el invierno con su familia en Doncaster para terminar de recuperarse con los posibles cuidados de su madre. Se vio tentada en preguntarle a su amiga si el muchacho le había preguntado por ella al menos una vez, pero su orgullo se lo reprimió, Trenton había dejado muy en claro aquella mañana en el hospital el desprecio que había despertado sobre ella por algo de lo cual ni siquiera tenía culpa.

Las cartas y las llamadas se habían evaporado, pero ¿para qué alegrarse? De todos modos sabía que él aparecería nuevamente en cualquier momento con alguna nueva artimaña de las tantas que tenía bajo las mangas.

Intentó buscarlo por su computadora la noche anterior pero se le hizo inútil, ni siquiera sabía su nombre, y eso era una de las cosas que más ansiedad le daba. Estaba más que claro que él llevaba las de ganar en lo que sea que estuviese jugando con ella. «Un juego de control» pensó. Él conocía muchas cosas de ella, le aterraba pensar que de hecho lo supiera absolutamente todo, cuando ella no sabía nada, estaba a la deriva.

Ahora era sábado por la tarde, se encontraba recostada en su cuarto con la laptop entre sus piernas, investigaba un poco más las definiciones de enfermedades psicológicas como lo era: el trastorno obsesivo-compulsivo, el acoso, la sociopatía, y hasta la psicopatía.

Jamás en su vida había sentido la necesidad de indagar sobre temas de esa índole, pero ahora que se enfrentaba con lo desconocido debía informarse un poco de las cosas con las que se encontraría.

—Las características clínicas de la psicopatía pueden ser —comenzó a leer en voz alta para ella misma—... Encanto superficial e inteligencia.

DEREK © #1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora