La semana pasó volando, lo cual significaba para Elena que su curso de fotografía daría inicio en menos de diez horas.
La tarde luego de llegar de la universidad a su casa, le contó a sus padres la admisión a la universidad, y vaya que no pudo sentirse más emocionada al ver las reacciones de Anne y Edward quienes literalmente saltaban de la felicidad al saber que su pequeña princesa comenzaría una nueva etapa en su vida en aproximadamente dos meses. Edward, sin pensarlo decidió celebrar dicho logro llevando a su familia a cenar en un acogedor restaurante italiano.
Los días siguieron transcurriendo con una calma absoluta. Andrew asistiendo a la escuela, Edward al trabajo, Anne encargándose de los quehaceres del hogar y Elena reuniéndose con alguna amiga para pasear o salir al Hyde Park para fotografiar a los transeúntes.
Durante el miércoles y el viernes recibió llamadas a su teléfono celular, llamadas las cuales contestaba, pero al hacerlo nadie decía palabra alguna, siendo acompañadas por el silencio y el tono que se proporcionaba al trancar. Se le hacía imposible copiar el número porque este se encontraba privado, pero era un evento que la agarraba desprevenida, entendía que muchas veces las llamadas podían desviarse, por lo tanto prefería pasar de ello.
Noviembre comenzó, y con su llegada las bajas temperaturas no se hicieron esperar, esparciendo fríos otoñales a lo largo del país. Era domingo, por lo tanto, al igual que la mayoría de sus fines de semana, McFly tomó un abrigo para salir a pasear en el parque.
Fotografió a varias personas, pero lo que más le gustó fue una hermosa pareja de ancianos que habían robado su corazón, ambos estarían entre los setenta y tantos, charló un rato con ellos, sobre música, gustos, y finalmente el modo en que se habían conocido, hecho que sucedió justamente en aquel parque gigantesco, aproximadamente cincuenta años atrás, toda una vida.
Volvió satisfecha a casa con las fotos que había logrado sacar. Recostada en su gran colchón cubierto por un edredón rosa, mientras escribía en su agenda lo que esa tarde había hecho. Ese domingo recibió una nueva llamada, supuso que del mismo número de siempre, atendió y habló, pero nadie se atrevió a pronunciar palabra alguna. Aunque a diferencia de las veces pasadas en las cuales el silencio predominaba, ahora podía escuchar una profunda y lenta respiración que le puso los pelos de punta. La curiosidad la atrapó y mantuvo la bocina pegada a su oreja, se sorprendió cuando escucho una débil risa, pero cortaron la llamada cuando ella se disponía a hablar de nuevo.
• • •
—Elena... Juguemos —el sonido de la cremallera de su vestido le hizo estremecer. Quería correr, pero no podía ni siquiera moverse, solo sentía como las tibias lágrimas corrían velozmente a través de sus ruborizadas mejillas.
—Por favor, déjame en paz —logró susurrar, su voz era tan fina y débil como un hilo, no quería tener de nuevo las asquerosas manos del tipo sin rostro sobre ella. Pero él no se inmutó.
—Es hora de jugar.
El fuerte ruido de la alarma hizo que la castaña se despertara de inmediato, algo sobresaltada. A pesar de estar a unos dieciséis grados afuera, Elena estaba sudando. La pesadilla la había alterado lo suficiente como para que pareciera que recién llegaba de un maratón. Talló sus ojos con su mano derecha, intentando eliminar todo rastro de aquel momento vivido en su sueño.
El reloj sobre su mesita de noche marcaban las seis y media de la mañana, los tenues rayos del sol comenzaban a hacerse presentes entre su cortina blanca, y el frío mañanero se dispersaba por su habitación.
Entró al baño ubicado dentro de su recámara, tomó una ducha con agua caliente, al salir se abrigó con un suéter color mostaza, y bajó a desayunar.
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DEREK © #1 [✓]
Mystery / ThrillerEsa sensación que hacía estremecer a Elena McFly no era para nada un juego de su imaginación. Cuando el joven y apuesto Derek Phelps conoce a la pequeña Elena en la boda de su madre, sabe de inmediato que esa inocente niña vulnerable debe ser suya c...