La mañana en Bradford había estado algo pesada.
La noche buena casi se aproximaba y a eso se le ameritaba las apresuradas corridas en busca de regalos ideales para la familia, y sin mencionar el menú navideño.
Un par de días atrás Elena había ayudado a Edward a escoger el regalo perfecto para su madre en unas tiendas cercanas, ambos habían optado por obsequiarle a Anne un maletín lleno de cremas y perfumes, ya que la rubia mujer era adicta a dichos productos, sobre todo si se trataban de aromas tropicales como la piña o el coco. Esa misma mañana Elena había comprado en secreto el regalo de Edward, que era un juego de libros sobre esculturas griegas que su padre solía amar; y a Andrew, a quien le escogió un disco de diversas melodías de pianos, surtido en material de Mozart. El favorito del pequeño.
A diferencia de otros niños de ocho años, Andrew prefería dedicarse a la música que a los videojuegos o los deportes, no era que no le gustase, claro que si, era un niño y después de todo solía divertirse con esas actividades, pero él sabía que la música era algo que le atraía mucho más. Y pese a su prematura edad estaba dispuesto a mejorar sus dotes musicales para perfeccionarse con el pasar de los años.
La mañana del veintiuno de diciembre, Elena se había negado en acompañar a sus padres a hacer las compras nuevamente, ya que prefería tomarse ese día para arreglarse un poco. Quería prepararse un relajante baño con gotas de manzanilla, retocarse el color blanco de las uñas de los pies y las manos, también quería prepararse una mascarilla de pepino para impregnarsela en el rostro por unos minutos. Deseaba tomarse ese día de spa.
Durante los días transcurridos había descansado todo lo que deseaba y más. Ya no se despertaba tanto a mitad de la noche, sí solía seguir con las pesadillas, pero ya no tanto como las últimas semanas en Londres. De hecho, ya no tenía más llamadas ni mensajes de Derek, por alguna razón ya se sentía un poco más despejada, aunque estando en Bradford no era como si estuviese segura del todo. Cada vez que miraba a Darcy aún sentía como si parte de él estuviese plasmado en ella, y Elena no sabía él por qué. Era casi imposible que esos dos fraternizaran, ambos tenían vidas muy diferentes y alejadas.
Suspiró mientras salía del baño. ¿En qué momento su vida se había convertido en una película de persecución?
Bajó en busca del desayuno. Sabía que sus padres habían aprovechado la mañana junto a Andrew y Rose para comprar los alimentos de víspera de Navidad en el centro, pues los cuatro habían salido alrededor de las nueve de la mañana, ya eran las once. Thomas estaba en su pequeño cobertizo cortando un poco de leña para la antigua chimenea de la sala, y Darcy se encontraba buscando algunos envoltorios de regalo reciclados en el ático.
Elena comió solo una rebanada de pan tostado. Su apetito aún permanecía dormido, no todas las mañanas solía desayunar, a veces recibía sermones de parte de Edward por eso, quien solía pedirle la más mínima pizca de cooperación a la hora de comer, para que de ese modo Anne no se preocupase más. Cuando se la terminó empezó a recorrer sus ojos a través de las numerosas fotografías familiares que rondaban la sala de estar, eran al menos treinta. La gran mayoría eran de Rose, Darcy y Thomas, o de la niña junto a sus abuelos. Eran encantadoras.
Después posicionó su vista en una pequeña mesita a una esquina de la habitación, allí había un par más de fotos enmarcadas, las dos eran algo viejas a diferencia del resto, pero aún así se encontraban en buen estado, y esos aires de antigüedad las hacían ver muy bien, cosa que no pasaba muy a menudo en ese tipo de fotografías. Se acercó para detallar con mejoría, en una foto se encontraba Darcy con el que parecía ser su padre o algo por el estilo, en ese entonces ella tendría alrededor de veinte años, mínimo. Era muy linda, cabello ruloso, pecas en la cara y una amplia sonrisa; Darcy Brown aun con sus cuarenta y tantos años de edad seguía luciendo igual.
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DEREK © #1 [✓]
Misterio / SuspensoEsa sensación que hacía estremecer a Elena McFly no era para nada un juego de su imaginación. Cuando el joven y apuesto Derek Phelps conoce a la pequeña Elena en la boda de su madre, sabe de inmediato que esa inocente niña vulnerable debe ser suya c...