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Hace muchos años atrás...

La mirada de Gabriel se posa sobre la basura que su padre ha dejado sobre el suelo, botellas de alcohol, papeles, revistas y cigarrillos, parece importarle muy poco a su papá dónde deja las cosas, porque está justo en medio de la sala todo ese desastre, suelta un suspiro y pasa sobre esta para poder tomar su muñeco de acción. Vuelve sobre sus pasos al cuarto, en donde ve a su hermano colorear ¿por qué Nathaniel sabe pintar y dibujar tan bien? Lo único que él hace bien es cantar, eso es obvio que lo saco de su madre.

Con pequeños pasos se dirige a la cama y sube con un poco de torpeza, está un poco lastimado de su pierna derecha después de tremendos golpes que su padre le dio por haberle contestado de mala manera, ¿Cuándo aprendería a mantener la boca cerrada? Pone su espalda contra la pared, apoyándose en esta para poder mantenerse sentado. Algún día él será tan fuerte como lo es Superman y lograra vencer a su papá, así su madre y hermano serían muy felices.

En su pequeña cabeza imagina que él es Superman, vuela sobre la ciudad y vence a los horribles villanos, también ayuda a aquellos que no pueden arreglar su carro o no encuentran su peluche favorito.

— ¿Gabbo? —da un pequeño salto de la impresión y voltea a ver a su hermano, quien le ve desde el escritorio, el cual yace diagonalmente a la cama y está frente a la ventana del cuarto. — ¿Qué haces? —la pregunta suena divertida y es obvio porque Nathaniel le ve sonriendo de lado.

— Juego.

— ¿A qué?

— A que soy Superman: salvo gente y la hago feliz.

— ¿En verdad? —asiente efusivo, Nathaniel ríe bajo y baja de la silla para acercarse a él, pero a medio camino se queda quieto al escucharse pasos fuera de la habitación ¿sería papá? Ambos ven con miedo hacia la puerta, pero al escuchar el ruido alejarse y después la puerta de la entrada siendo azotada, los dos suspiran aliviados. — Bueno, ya que papá no está, ¿te parece si jugamos al espejo?

Una radiante sonrisa aparece en los labios de Gabriel, asiente y deja de lado a Superman para jugar con su hermano al mejor juego del mundo: "espejo" el cual consiste en imitar al contrario, es divertido porque son gemelos y en verdad pareciera que está frente a un espejo. Es lo mejor.

El juego les hace perder la noción del tiempo, puede que estuvieran jugando minutos u horas, pero realmente no lo saben. Aunque Gabriel comienza a fastidiarse ¡Nathaniel en verdad es bueno en el juego! Alza la pierna derecha y Nathaniel hace lo mismo, colocando así el pie contra el de él. Por muy competitivo que fuera, no puede evitar sonreír y alzar los brazos, enlazando sus dedos con los de su hermano cuando este une sus manos, un mal movimiento de pie casi los hace caer, pero logran estabilizarse a tiempo. Cosa que los hace reír.

Ama a su hermano, en verdad lo hace.

Un tremendo golpe suena y Nathaniel le sujeta de la mano, llevándoselo debajo de la cama. Papá ha vuelto y muy enojado al parecer, eso le hace palidecer. ¿Lo haría pelear de nuevo contra los otros niños? ¿Le enseñaría como ser un horrible hombre otra vez? Odia hacer eso, no quiere ser como él nunca.

— No hagas ruido. —susurra su hermano, cubriéndole ligeramente la boca.

— Lo sé, no te preocupes. — Asiente, pues comprende que les irá muy mal, si su padre les encuentra. Sin embargo...— ¿Mamá aún está afuera?

— Sí, pero ella dijo ayer que puede contra papá.

Los gritos llegan y es obvio que su madre les ha vuelto a mentir, el pavor sube por la espalda de Gabriel y se aferra a sus pequeños huesos. El horror hace que sus ojos se llenen de lágrimas, pues jamás le ha gustado que su padre golpee a su madre, sin embargo sabe que será peor si intenta ayudarla. Hace una semana lo comprobó y las pruebas siguen todavía frescas, lo de su pierna es de aquella vez.

Gabriel (Ultimo Fanfic Nuevas Especies #16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora