— Entonces, si sumo 2 más 5 —Gabriel alza ambas manos, mostrando a Iona en la izquierda la primera cantidad mencionada y en derecha la otra. — ¿cuánto es? —la frente del pequeño se frunce, arruga ligeramente la nariz y se cruza de brazos, ladeando un poco la cabeza. — Vamos, campeón, no es tan difícil.
Seis meses trabajando en Murci, seis de los cuales se ha mantenido sobrio, sin sexo y muy feliz, es un trabajo que puede seguir haciendo hasta morir, sin problema alguno. Los presos, a los cuales no ha visto, son bien portados. Les da las salidas programadas, vuelven a la hora que es y no hacen ningún ruido, eso era el único problema. El silencio le pone de mala caña, no es agradable... nunca lo ha sido, desde su niñez hasta ahora el silencio era más que un anunciador de problemas y malas noticias.
Apoya el codo en el escritorio, observando a Iona paciente mientras el chico escribe la respuesta en el cuaderno. Es un niño muy inteligente, alegre y travieso, oh sí, el mendigo mocoso se había empeñado en sacarle canas verdes, no solo por las bromas subidas de tono, sino por ocasiones en donde fingió ser agarrado por uno de los presos. Ese día Gabriel se dio cuenta de una cosa: sería un padre muy protector.
Voltea a ver por uno de los tragaluces, el cielo entre morado y rojo da por sentado que la lluvia será algo muy obvio a esperar, por otro lado ¿no se habían dicho en las noticias que había probabilidad de nieve? No lo recuerda bien, tampoco es como que los del clima siempre acierten.
— Gabriel, Gabriel. —Iona alza el cuaderno hasta ponérselo enfrente de la cara, dejándole muy en claro que ha acabado con la tarea. — Listo.
— Bien hecho. —ríe en un tono bajo, antes de acariciarle el cabello. — Ahora guarda tus cosas, no tarda tu padre en pasar por ti.
— No lo hará. —responde el chico guardando su cuaderno en la mochila color azul, un pokemón yace dibujo en el frente, Gabriel no recuerda el nombre de semejante cosa, pero es una tortuga color azul. — Le dije a papá que quería estar más tiempo contigo.
— ¿En verdad? ¿Y eso por qué?
— No sé, me diviertes.
— ¿Sacarme canas te divierte? —la risa del niño le hace suspirar, se endereza y comienza a andar al otro lado del lugar. — Venga, cuéntame cómo estuvo tu día.
— Bueno, hoy la maestra me coloco una estrella platiada.
— Plateada. —corrige con una ligera sonrisa, escucha los pasos apresurados de Iona antes de verlo a un lado de él. — Se dice: "plateada".
— Sí, eso.
— Bien, ¿luego qué paso?
— Pues me la quito. —Gabriel voltea a verle, el niño luce un poco avergonzado. — En el recreo un niño, el cual me cae muy mal, le tiro tierra a una niña y yo, bueno, le empuje.
— ¿Crees que estuvo bien o mal?
— Yo solo quise ayudarla.
— No me cabe la menor duda que quisiste hacerlo, pero ¿no crees que hubiera sido mejor que ella lo empujara? Ahora creerán que es débil o que es tu novia, la molestaran más y no siempre estarás ahí.
— ¿Quién dice que no?
Gabriel se alza de brazos, no puede contra Iona y su tan obvia lógica, una vez el niño afirmaba algo no había quién le sacara de ahí, lo cual era muy lindo. Una tos irrumpe el silencio que se creó, Gabriel frena y ve a Iona, quien parece tener una pelea muy difícil contra su cerebro por medio de su nariz.
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Gabriel (Ultimo Fanfic Nuevas Especies #16)
FanfictionSeguro lo conoces, has estado junto a él en muchas ocasiones y le has visto ser fuerte, liderar un grupo de ataque, luchar por su familia y por lo que creyó justo, le viste llorar por su hermano, su hija y su compañera, le viste luchar hasta que su...