Gabriel (Ultimo Fanfic Nuevas Especies #16)

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Con Lucy sentada en su regazo, observa la pelea que se lleva a cabo y aunque una gran parte de él quiere detenerla, decide mantenerse en calma y ser un espectador más, aunque sea muy doloroso. Alegría está peleando contra un Voraz, de nombre ¿Phil? No lo recuerda bien, pero no es como que se quiera aprender el nombre del bastardo que quiere probar a su Alegría.

Sin embargo, aunque le den celos y quiera repartir golpes a diestra y siniestra, no puede interponerse en la felicidad de ella. Si aquella bella hembra creía que su felicidad estaba en los brazos de ese macho, ¿quién es él para negarle esa oportunidad? Suelta un suspiro, pasa la mano por la ligera cabellera de Lucy, quien hace un tierno chillido y se recarga totalmente en él. Gabriel sonríe de lado, antes de sentir una mano sobre su hombro, al voltear, se encuentra con la mirada de su hermano, quien parece un tanto nervioso.

— ¿Podemos hablar? —ante la pregunta de Nathaniel, Gabriel no hace más que asentir.

Sentada a su lado, viendo muy atenta la pelea se encuentra Calista y al lado de ella, Wapi, ambos convirtiéndose en la primera pareja entre voraces y humanos. Aunque al principio dudo de las intenciones del Hoppi, no puede hacerse el ciego al ver la inmensa felicidad que se refleja en los ojos de la fémina. Toquetea ligeramente el hombro de Cali, quien al voltear se ve sorprendida por un bebé sentada (de manera sorpresiva) en su regazo. Ve a Gabriel con la boca abierta, pero este se alza de hombros.

— Necesito un momento, vuelvo enseguida. —Lucy comienza a mover sus brazos y piernas, desesperada por volver con Gabriel, pero este solo coloca un dedo sobre la nariz de ella. Increíblemente, eso la sorprende tanto que se queda totalmente quieta. — Nada de berrinches, ¿sí? Lucy, pórtate bien. —dicho esto, se aleja de la arena acompañado de su hermano, quien ahora luce más nervioso que antes. — ¿Qué ocurre contigo?

— Yo, bueno, mañana es lunes.

— Lo sé, aprendí eso en el jardín de niños y mamá también nos lo enseñó.

— Bien, iré al grano porque no voy a soportar tus chistes malísimos y sarcásticos. —Nathaniel se cruza de brazos, viendo a Gabriel con los ojos entrecerrados. — Tus sobrinas no están de vacaciones, mañana tienen clases y no quiero ninguna falta en su expediente. —su expresión se suaviza, incluso relaja un poco la presión de sus brazos. — Tengo que marcharme, Gabriel.

— Lo sé.

— No quiero hacerlo, Gabriel.

— Eso también lo sé y yo tampoco lo quiere, pero Nuria y Lluvia necesitan seguir creciendo en un ambiente estable, tal vez puedas venir el siguiente fin de semana. Es más, pasar aquí las vacaciones. — cierra la boca inmediatamente, ¿acaso lo había dicho? Leyendo entre líneas, prácticamente había dicho que se iba a quedar en la Comunidad, cosa que desde un principio se había negado. Mierda, debe comenzar a organizarse y pensar en las prioridades. — Lo que quiero decir, es que no importa si te vas o yo me voy, nos volveremos a ver. Siempre va a ser así, abuela lo dijo. —los ojos de Nathaniel se cristalizan, sonríe temblorosamente y se lanza a él, abrazándole con fuerza. Gabriel le corresponde el abrazo, prometiéndose que esta vez no le iba a importar nada ni nadie, que a cualquier costo se uniría a su hermano y lo protegería, a él y a sus sobrinas. — Venga, te ayudo a empacar.

— Sí —sorbe por la nariz, soltando un exagerado jadeo. —, por favor.

Gabriel niega con la cabeza, es divertido el inmenso dramatismo de su hermano. Juntos, se encargan de empacar, cosa nada fácil pues Nuria y Lluvia no dudaron ni un momento de vaciarlas, cuando ambos se distraían o se daban la vuelta. No puede describir las emociones tan bellas y perfectas que siente, es extraño, porque él fácilmente puede narrar su dolor y el daño que provocó a muchas personas, pero el explicar lo bien que se siente al lado de su hermano y sobrinas, definitivamente no puede hacerlo.