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Nathaniel se ha ido sin él nuevamente, aunque ya está acostumbrado. Su hermano últimamente se iba a la escuela sin él y muchas veces iba a la casa de un amigo a hacer trabajos escolares, como también la tarea. No está molesto, no del todo, la verdad es que se podría decir que está celoso. Siempre estaban juntos, antes de que muriera su madre y después, sin embargo, parece que ese chico, Lex, se lo había arrebatado.

Patea una piedra inocente que yacía en su camino, la fuerza que ha usado en ella hace que salga disparada contra unos botes para la basura cercanos, el golpe contra el mental crea un sonido fuerte e incómodo, Gabriel se encoje de hombros antes de acercarse a levantar lo que ha tirado accidentalmente. Entre la basura: bolsas, botellas y papeles, ve un anillo. Le ase un poco dudoso, en la palma de su mano luce algo insignificante, pero algo dentro de él le hace limpiarlo con su playera, para después guardárselo en la bolsa del pantalón.

Tal vez deba hacerse a un lado. Dejar que su hermano vaya solo, no es como que le guste la idea ni mucho menos, solo que algún día encontraran el amor y tendrán que irse, así son las relaciones amorosas. Necesita estar preparado cuando su hermano encuentre a la chica de sus sueños.

Lleva con fuerza su puño contra el bastardo que intenta golpear a su jefe, le sujeta del traje para que no caiga al suelo y le alza, los pies del hombre fuera del piso. Escucha los aplausos tras de él, pero no suelta a quien con miedo ahora le observa, Gabriel aparta la mirada, no puede seguir sosteniéndosela a quien ahora es su víctima. Nunca puede verlos por tanto tiempo, le asusta que le recuerden y por azares del destino conozcan a su abuela y se arrebaten.

No puede hacerse a la idea que le quite lo único que le queda.

— Bien, G, suéltalo. —la orden le llega como un balde de agua helada, suelta al sujeto y este cae al suelo con un golpe seco, le escucha quejarse del dolor y él solo camina lejos, hasta ponerse al lado del Señor Graham. El hombre le da una palmada en el hombro antes de acercarse a quien yace en el suelo. — Te lo dije, nadie se escapa de mí sin pagar.

— Graham, por favor...

— No, nada de: "por favor". Ya no hay nada que hacerle. —niega con la cabeza, se pone de cuclillas y Gabriel aparta la vista, no tiene por qué ver aquello. Aunque no es necesario verlo, el simple hecho de escuchar aquel característico sonido, sabe que Graham le ha partido el cuello al sujeto. — Lo has hecho muy bien, Gabriel, como siempre.

No piensa decir gracias a semejante cumplido, no puede hacerlo. El sujeto que yace en el suelo era padre y esposo, uno muy amado y cariñoso. Sus hijas e hijo le adoraban con todo su ser, él les llevaba a la escuela los lunes y miércoles, los martes y jueves les llevaba al parque y los fines de semana se la pasaban en casa viendo películas animadas o haciendo alguna clase de karaoke. Entonces una llamada llegaría, él se disculparía y diría que era cuestión del trabajo, su esposa lo despediría con un tierno beso y sus hijos le despedirían viéndolo desde la venta.

El carro rojo de edición limitada llegaría a la zona restringida de un aeropuerto, esperaría con una cara sombría y de un avión que recién acaba de aterrizar bajarían cajas. Muchas cajas de diferentes tamaños, con estampados de diferentes países. Un señor iría al frente, se saludarían cordialmente antes de entrar a un carro finísimo que ningún trabajo honrado podría dar. Este recorrería la ciudad hasta llegar a un lugar apartado, se bajarían en una casa vieja y casi en ruinas, se verían a los ojos antes de comenzar a besarse y entregarse.

Más tarde, justo cuando han colocado correctamente sus ropas, llegarían los camiones con las cajas. Abrirían una y de esta sacarían un paquete, le abrirían con sumo cuidado y extraerían la bolsa con polvo blanco, llenarían sus narices con ella y volverían a tener sexo.

Gabriel (Ultimo Fanfic Nuevas Especies #16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora