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Su mano se aferra con fuerza a la barandilla de la camilla del hospital, su abuela yace ahí dormida con una cara llena de calma, y aunque el sonido del monitor cardíaco le indica que todo va bien, no puede dejar de preocuparse. No puede dejar de checar si su abuela respira o no, no puede dejar de temblar ni mucho menos tomar una siesta. Hace dos días que no duerme nada y comienza a temer de ello, si su salud no era buena, podría morir en su trabajo y su abuela se quedaría sola.

No quiere eso para ella, no sería bueno para alguien de un corazón viejo y herido como el de su abuela que le llamasen diciendo que su único nieto había muerto. Aunque ella lo confundiese con Nathaniel, son lo único que se tienen. El uno al otro, ya no hay nadie más.

Le acaricia la cabeza con delicadeza, apartando canosos cabellos de su rostro; no quiere despertarla, pero tampoco quiere irse sin despedirse. No quiere volver y encontrarse con una escena como aquella vez, o peor.

Después de que logra salir de ese shock, del escuchar gente inocente siendo asesinada, se levanta del suelo con mucha dificultad y camina tambaleante fuera de la oficina, luego fuera del lugar y al doblar la primera esquina, cae al suelo de rodillas y vomita. Vacía todo lo que hay en su estómago hasta que el cuerpo le duele y la garganta comienza a sangrarle, el dolor es horrible y el sabor igual, pero siente merecerlo.

Agradece que la noche cubra su débil y tembloroso cuerpo.

Merecía eso y más, está consciente que su lugar es en el suelo frío junto con la soledad que tanto le atormenta, es ahí donde debe pertenecer pues de esa forma ya no va a dañar a nadie. Sigue su rumbo con lentitud y torpeza, ha quedado débil; el cuerpo temblándole cada determinado tiempo le hace maldecir, la vista nublándosele le obliga a detenerse de vez en cuando para poder tomar un respiro y seguir adelante sin desmayarse.

Necesita llegar con su abuela, ya pasan de la una de la madrugada y sabe que ya no estará despierta, pero quiere llegar con ella.

En este momento necesita a su abuela como cuando era pequeño; quiere sentirla acariciándole el cabello mientras le tararea, tal vez de esa forma callase los gritos que siguen golpeando su cabeza.

Es un asesino.

Mato a los niños y las mujeres que tanto intento salvar, a los que les prometió una mejor vida, y la vida no conforme con eso le hace ver que su hermano está mejor sin él. Que ya encontró la felicidad junto a una mujer joven y hermosa, tal vez pronto empezarían una familia y se alegra por él, el que Nathaniel sea feliz le hace agradecer a Dios porque su hermano sea así de dichoso, pero siente envidia. Ya quisiera él poder...

...poder huir de todo.

Comienza a llorar sin dejar de avanzar, no puede demorarse más tiempo y es que todavía no puede creer lo que ha pasado. Todo marcho tan rápido... Lo tenía enfrente, tenía a su bello hermano justo enfrente y ahora tenía que dejarlo ir, porque no era noble. No se merecía esa felicidad que vio en el rostro de Nathaniel, esa sonrisa llena de esperanza y fe, del renovante amor que aquellos ojos reflejaban al ver aquella mujer. Se detiene en la esquina, sabe que al doblar verá la casa de su abuela y no puede llegar así, no puede verlo de esa forma porque comenzaran las preguntas y él como todo un mocoso dirá todo, cosa que obviamente dañaría a su abuela.

Necesita ser fuerte.

Deja de pensar. —se dice entre sollozos con una voz baja y ronca, pero su cerebro parece no entender la orden pues lo único que hace es mostrarle lo que ha visto en esa pantalla. Su hermano feliz. Las personas muertas. La sangre corriendo como ríos furiosos en una tormenta. — Por favor, deja de pensar.

Gabriel (Ultimo Fanfic Nuevas Especies #16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora