Sus pesados parpados se abren poco a poco, la luz de fuera colándose por la ventana le obliga a parpadear repetidas veces hasta acostumbrarse y cuando lo logra, voltea a su lado derecho al sentir una cálida mano contra su mejilla. Sonríe soñoliento, se gira en la cama y atrae a su alma a fin contra su pecho, abrazándole con posesividad y amor.
Besa la coronilla para luego frotar su mejilla contra el cabello negro, el cual desprende un suave aroma que ambos ahora comparten al usar los mismos productos para la higiene.
— Gabriel —la voz de Alegría suena un poco baja y no es de sorprenderse, se acaban de despertar—, ¿qué soñaste?
— ¿Por qué preguntas? —bosteza, acariciando el cabello de ella con sumo cuidado.
— Estabas llorando, ¿volviste a soñar con fuego? —vaya, su compañera sí que recuerda todo lo que le cuenta.
— Creo que no —susurra, un poco confundido también.
Su corazón no se siente pesado, tampoco le duele ni siente como si algo le faltase, está tranquilo y parece estar paz. Cada vez que sueña con el agua, el dolor es insoportable. Cuando el fuego aparece en sus sueños, la desesperación acelera su corazón de forma alarmante.
Entonces, ¿de dónde viene toda esa tranquilidad y felicidad? ¿Habrá sido un buen sueño?
Las lágrimas brotan sin previo aviso, sorprendiendo a ambos y Alegría no duda en abrazarle contra el pecho, intentando protegerle de aquello que parece lastimarle, pero es invisible. Odia no poder hacer más. Gabriel cierra lentamente los ojos.
— No llores, cielo —susurra Alegría, acunándole tiernamente—. Fue solo un sueño.
— Lo fue —pasa sus manos a la espalda de ella, atrayéndole lo más que puede—, pero está bien.
— ¿En verdad? —él asiente sin despegarse de ella, quiere quedarse así por mucho, mucho tiempo— Entonces... ¿fue un buen sueño?
Piensa en la respuesta, intenta recordar algo, pero nada llega a su mente. Es extraño, siempre recuerda lo que sueña por más doloroso o aterrador que sea. Se concentra en sus latidos, en los de Alegría y una sonrisa de alivio se dibuja en sus labios, deposita un beso entre los pechos de su compañera y se acomoda para volver a dormir.
Sus deberes como líder de los voraces pueden esperar un poco más.
— ¿Gabriel?
— No sé si fue un buen sueño o no, pero sin duda se sintio como una eternidad y ¿sabes? No me importaría vivirlo de nuevo si llego a este momento —la escucha soltar una risilla, echa la cabeza hacia atrás y la admira, aquella mirada de azul zafiro devorándolo con amor.
— ¿Acaso estás loco?
— Si nos vamos por votación, voy directo al psiquiatra.
Alegría sonríe radiante mostrando aquel par de colmillos, le toma de la mejilla y se acerca hasta que sus labios se funden en un cálido beso y un caliente abrazo, sus pieles en busca del otro. La ama, la ama tanto que no importa qué él haría todo de nuevo, si eso significaba estar a su lado una vez más.
Lo haría por más tiempo juntos.
Por más días amándola.
Por salvarla una y otra vez, y llegar ahí.
Si un día la vida se la arrebatase de su lado, no puede ni imaginar el dolor que eso le causaría y le aterra la idea, el solo pensarlo le duele el cuerpo, el corazón y el alma, pero si son almas a fines se volverán a encontrar y podrán estar juntos una vez más.
— Te amo, Gabriel —las palabras dichas contra sus labios borran el miedo y angustia que por un momento le cubrió, sonríe contra los rosados labios.
— Te amo, Alegría —responde de vuelta, adorando la forma en que ella suspira—. Te amo mucho.
Un amor así de grande no puede acabar cuando sus corazones dejen de latir, ¿verdad?
*autora*
Fueron años increíbles escribiendo esto, cada personaje nuevo robándose mi tiempo y corazón, sus aventuras y peleas enseñándome muchas cosas a pesar de ser yo quien lo escribía. Y no voy a negar que alargue este final porque me dolía, no me quería despedir de Gabriel ni de los demás, pero puedo asegurarles que voy atesorarlos en mi corazoncito porque es ahí donde van a parar las buenas personas.
Sin embargo, es hora de decirle adiós a Gabriel y seguir.
Muchísimas gracias por su apoyo, por sus críticas y lágrimas, al igual que sus risas. Espero que en un mal día o cuando la canción toque tus puntos sensibles, no olvides que todos estarán aquí y, bueno, ellos no se irán.
"Adiós Dulcinea" de Mago de Oz, pensé en esta canción cuando Gabriel perdió a Alegría, pero al final me decidí por otra. Ahora mismo la estoy escuchando y, miren, creo que le viene de maravilla.
De nuevo, muchísimas gracias. Con toda sinceridad les quiero.
Me despido de esta saga.
Borrego-chan.
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Gabriel (Ultimo Fanfic Nuevas Especies #16)
FanficSeguro lo conoces, has estado junto a él en muchas ocasiones y le has visto ser fuerte, liderar un grupo de ataque, luchar por su familia y por lo que creyó justo, le viste llorar por su hermano, su hija y su compañera, le viste luchar hasta que su...