Gabriel (Ultimo Fanfic Nuevas Especies #16)

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El ligero ruido del aguanieve golpeando los vidrios es lo único que interrumpe la calmada noche y eso le alegra mucho, pues así Alegría y el bebé iban a tener un tranquilo sueño, al menos ella. Gabriel sabe que debería dormir, es lo mejor pues mañana temprano debe de acarrear nieve y evitar que las princesas se lancen bolas de nieve con piedras incluidas, cosa que ya ha ocurrido y obviamente dejo a muchos heridos. No fue sorpresa que las que iniciaron todo fue Gian y Dysis, menos que Lucy y Susykyo se enredaran en una pelea, tampoco el hecho que Cometa y Calista intentaron detenerlas.

Fire solo les observó con los brazos cruzados y negando con la cabeza, un gesto desaprobatorio a la acción de las caninas, mientras a sus espaldas las demás princesas veían el caos. Ríe bajo ante el recuerdo, cosa que hace a Alegría removerse entre sueños y eso obviamente le hace callarse de inmediato.

Bajo su mano, la cual yace en el vientre de Alegría, siente un golpe y eso le hace sonreír de la forma más estúpida que jamás creyó. Esa es la razón por la cual no quiere conciliar el sueño; quiere sentir a su hijo llamarle desde el vientre de su compañera toda la noche, si fuera posible. Hace apenas unas semanas comenzó a visualizarlo, se lo imagina tan alto como él, pero con un corazón gentil y fuerte, adorables ojos azules y el cabello tan negro como el de su madre. Sería un increíble voraz, un ser por el cual valiera la pena pelear.

Y él siempre pelearía por él. Le ha prometido cada noche que siempre estará con él, que será el mejor papá pase lo que pase y nunca ponerle la mano encima, jamás.

Su hijo nunca tendría motivos para temerle ni odiarle.

Inclina su cuerpo lentamente, deposita un beso en la barriga y sonríe contra la piel al sentir movimiento; Dios, ya no puede esperar para tenerlo en sus brazos.

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Abre la puerta con mucho cuidado, pues no quiere que nada de nieve entre a la casa, es un fastidio después el limpiarla, pero eso parece un problema mínimo para Gian y Lucy, quienes salen por entre sus piernas a la fresca mañana. Los gritos que ellas sueltan de felicidad alertan a los demás que ya es tiempo de salir y comenzar el día.

Lo bueno es que traen puestas sus chamarras, sino tendría que cazarlas y definitivamente no quiere hacer eso usando solo la bata de color azul marino, nadie en su sano juicio corre solamente usando una bata ¿qué nadie pensaba en que le podían ver el culo o más? Él definitivamente no quiere eso. Suelta un bostezo, se pasa la mano por su largo cabello, las puntas acariciándole la mitad de su espalda, y realmente le sorprende lo mucho que se lo ha dejado crecer. Desde su juventud no ha hecho más que mantenerlo en un largo correcto.

Nathaniel y Alegría no se cansan en decirle lo bien que luce, pero Charis y Armonía no dejan de burlarse de él. Tiene en cuenta que cualquier opinión que no fuera de su compañera, realmente no vale, pero sí que fastidia mucho. Sonríe bobamente al sentir un par de brazos abrazándole por la cintura, pero el enorme vientre impide que pueda sentir los pechos contra la espalda.

No se mueve ni dice palabra alguna, no hay necesidad realmente. Alegría desde hace unas semanas no hace más que acurrucarse y ronronear, frotando la mejilla contra lo que pueda. El sexo se ha vuelto algo... rudo, pues para no lastimarla ni salir lastimado, debía de amarrarle las manos tras la espalda, ponerle una mordaza y dejar que le montara o montarla. Su compañera lo disfruta como nunca; sería mentira decir que él no. La imagen de ella así de entregada es algo que lleva marcado en el corazón.

Tampoco es como que aquello le haya agarrado de sorpresa, pues gracias a la madre de Fire, Elena, junto con los demás, comprendió que los voraces tienen un cierto ciclo territorial/hormonal cuando están embarazadas o su pareja lo está. En el caso de ella al ser humana tuvo que lidiar con un macho felino voraz, el cual no dudo en marcarla con mordidas en la nuca u hombros, hacerle el amor cada dos días y alimentarla adecuadamente. Alegría estaba pasando por el mismo proceso: territorial, cachonda y protectora con él, cosas de las cuales no puede reclamar nada.