La mirada verde se ve cansada a pesar de ser apenas las doce de la tarde, va camino a lo que será su nuevo trabajo y espera con ansias la aprobación, es el quinto en este mes y sus pies comienzan a doler por lo mucho que han caminado. Por otro lado, las deudas no dejan de pisarle los talones, mucho menos los malditos cabrones que no dejaban de quererlo extorsionar, pero que se jodan. No está para andar dando dinero.
Acomoda la solapa de su mochila sobre su hombro derecho, para después rotar un poco su cuello. Escucha un leve chasquido y eso le hace hacer una mueca, deberá conseguir donde dormir hoy, si no quiere volver a dormir en una banca del parque.
Aunque la pelea con el vagabundo fue divertida, no se vio con la voluntad necesaria como para dejarlo sin un lugar donde dormir. Incluso le dio su manta y la poca comida que llevaba. Vaya, sigue siendo de corazón débil. El celular en su bolsillo de su pantalón suena, le saca sin tomarle importancia y contesta sin echar vistazo a la pantalla.
— Gabriel, ¿quién habla?
— ¡¿Dónde te has metido ahora, Gabbo?! —la voz de su abuela le hace sonreír ligeramente, no importa la edad que tenga, ella sigue siendo muy fuerte.
— Estoy buscando trabajo abuela, no te preocupes.
— ¿Otra vez? ¿Qué le paso el de hace una semana?
— Golpee al sujeto por tocarle el trasero a una chica. —la risa de su abuela le hace soltar un bufido, sabe lo mucho que su abuela adora saber que él se ha vuelto un revoltoso defensor de las mujeres.
— Ese es mi pequeño justiciero.
— Abue...
— Bien, haz un buen trabajo. Enséñales quién eres; estoy segura que ganaras ese puesto, Gabbo.
Y termina la llamada, no es sorpresa. Aunque su abuela le alegra los días como nadie más, no soporta que le llame así: "Gabbo", el mote cariñoso que su hermano y madre usaban para llamarle. A pesar de que es lindo y muy significativo, odia escucharlo. Su abuela le puede llamar de mil formas, pero no lo hace, le sigue recordando día con día lo mucho que ha perdido.
Nathaniel le sonrió radiante antes de que echara a correr, él negó con la cabeza, antes de ir tras de él, pero con mucho cuidado de no romper la bolsa de mandado. Hoy estaban a dos semanas que su madre cumpliera otro año muerta, ya no sabe si el dolor algún día desaparecerá, pero tiene muy en cuenta que no puede mostrarlo frente de su hermano o abuela, ellos sin duda alguna eran quienes más lastimados seguían.
Según su abuela nadie moría, solo pasaban a una mejor vida y que mejor vida que en el corazón de quienes los amaron. Su correr se vuelve un caminar para después detenerse en su totalidad, mientras lleva su mano derecha a su pecho, su palpitante órgano parece que saldrá corriendo en cualquier momento. Aspira lentamente, llenando lo más que puede sus pulmones, antes de exhalar.
Tal vez lo mejor sea ir mañana a visitar a su madre solo, ya tiene quince años debería ser fuerte y poder con todo solo, ¿no?
Se alza de hombros, antes de dejarlos caer con fuerza. Niega con la cabeza y sujeta bien la bolsa del mandado, antes de seguir su andar. Llega a la casa de su abuela, el color de esta ya no es el mismo que hace diez años, ahora un tierno color azul le decora y las ventanas mantienen su marco de color rosa pastel, al acercarse a la puerta y bajar un poco la mirada puede ver la pequeña marca de su mano, su abuela no la borro ni el tiempo tampoco, sigue igual que antes. ¿Acaso nada cambia?
— Dios, Gabriel, eres tan lento. —Nathaniel asoma la cabeza por la puerta, viéndolo con una expresión burlona. — Hasta la anciana del mercado es más rápida que tú.
ESTÁS LEYENDO
Gabriel (Ultimo Fanfic Nuevas Especies #16)
FanfictionSeguro lo conoces, has estado junto a él en muchas ocasiones y le has visto ser fuerte, liderar un grupo de ataque, luchar por su familia y por lo que creyó justo, le viste llorar por su hermano, su hija y su compañera, le viste luchar hasta que su...