Capítulo treinta y tres: Celos

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¡Viktor! – el muchacho de ojos azules se removió inquieto no por el grito sobre su oreja, grito que no escuchó sino por el peso que cayó sobre él. Termino abriendo los ojos por las sacudidas que le daban solo para encontrarse invadiendo toda su privacidad a Chris.

- ¿Qe hacez Criz? – dijo somnoliento

- ¿Cómo que qué? Te despierto. No vine a Japón para verte dormir, vamos hagamos algo divertido.

- No modestes. – Pero el suizo no se daría por vencido y sentándose a horcajadas lo sacudía. Viktor no pudo evitar reír.

- Eta bien. Jajaja déjame. – Se lo quitó de encima. Chris se cruzó de piernas sobre la cama – ponte zapatilas idemos a corred.

- ¡Ah! <<creí que estarías libre>>

<< Si, no tenemos que ir a la pista pero debemos correr, así que cámbiate y ve a buscar a Makka>>

Entro al baño y cuando salió Chris lo esperaba listo, salieron trotando y un poco más allá se les unió Yuri. Corrieron alrededor de media hora, Chris no dejaba de quejarse y jadear.

- Vaya parece que a alguien le falta ejercicio

- Bah no... molestes Yuri... Ah me muero – Chris trataba en vano de seguir el ritmo. Viktor iba a su lado dándole ánimos – Cárgame Vitya.

Ya de vuelta Chris se dejó caer en una silla de un café, con los brazos abiertos y la mirada hacia el cielo. – La carrera de mi vida – mientras se abanicaba con la carta les dio una mirada a los primos que no se les había movido un pelo – malditos cretinos ¿Cómo se mantienen tan bien?

<< Después de un entrenamiento con Celestino esto no es nada>> Viktor no portaba el audífono. Cuando salía acompañado lo evitaba.

- Ya que estamos aquí tomemos desayuno – Yuri se sentó y le arrebato la carta a Chris.

Como estaban en el exterior Makkachin se recostó a los pies de su dueño. Llego una camarera muy guapa, la blusa tenía más botones sin abotonar de lo necesario. - ¿saben que van a pedir?

- Si guapa, yo quiero un cappuccino vainilla y una media luna. – Chris le guiño un ojo.

- Yo quiero té con un sándwich de pollo – agrego Yuri mirándola feo por estar de ofrecida

- ¿y usted? – miro a Viktor.

- Jugo de naranja con waffles con salsa de piña – le dijo Yuri después de que Viktor pidiera - ¡Ah! Y agua para el perro.

A los veinte minutos volvieron con el pedido, Viktor abrió la botella de agua y lo vacío en un plato y se lo ofreció a Makkachin. La chica no se había movido, todas la miraron. – Disculpen quería saber si pueden darme un autógrafo.

Viktor aceptó de inmediato el cuadernito y escribió un lindo mensaje, la verdad lo hacía feliz que la gente gustara de lo que hacía, Yuri sin tanto ánimo también lo hizo. Ya solos comenzaron a comer mientras conversaban.

- Estaba pensando que deberíamos salir a bailar Viktor. –Chris lo miraba ilusionado – tienes diecisiete ¡Debes vivir! – Viktor quedó pensativo ante eso. –bueno cambiando de tema ese tal Yuuri es guapísimo – los primos se atoraron ante lo dicho por Chris.

- Nunca espero nada de ti y aun así consigues decepcionarme. – le hablaba Yuri mientras se limpiaba lo que escupió.

- ¡¿Qué?! No lo vieron – suspiro para luego agregar con dramatismo – pero dudo que se fije en mí. – mirando a Viktor de forma pícara, más ante la cara de confusión de su amigo rio.

El Niño SilenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora