Capítulo cuarenta y cuatro: lo que sentimos nos guiará a través de la oscuridad

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Viktor iba de camino al hospital con Chris. No había sabido nada de Yuuri, pero supo que volvió a la Universidad ya que Emil se vino a despedir y le informo.

- Vitya – llamo Chris – debo volver a casa. – Viktor sintió un golpe en el estómago, la rabia bullo dentro de él, la rabia de ver a través de la ventana como la vida seguía sin detenerse, para todos menos para Yuri que dormía quizás por cuánto tiempo. Mas se lo guardó, Chris no tenía la culpa y por no controlarse Yuuri se había ido – me puedes llamar yo vendré.

<< Lo sé, gracias>>

Siguieron su camino cuando tres niñas lo detuvieron – Viktor Nikiforov, nosotras somos de las Yuri Angels – Viktor se puso nervioso – tranquilo. Solo queríamos desearte fuerza. Tenemos esto para Yurashka, ¿podrías? – Era un osito y un globo, los acepto – todas las semanas realizamos cadenas de oración, sabes... - comenzó a sollozar – sabemos que despertara.

Viktor les agradeció de corazón esas niñas a pesar de parecer sabuesos eran buenas. Al llegar a la habitación acomodo todo.

- ¿has hablado con Yuuri? – negó antes de inclinarse para besar la frente de su primo

<< No contesta>> y ahí quedó el tema. Al otro día Chris volvió a su país.


Otra semana, había encendido su celular, tenía muchos mensajes de compañeros, de Otabek, Phichit, Emil hasta Seung pero nada de Yuuri. Y eso lo afectaba aún más. Dejó de lado sus penas y comenzó a bañar a su primo, había aprendido de las enfermeras a hacerlo con un paño húmedo, a veces lo hacía con su tía Yulia, también aprendió a realizar movimientos para evitar mayores contracturas. Luego de acomodarlo en la camilla otra vez, peino su cabello y le hizo una pequeña trencita.


Salió de la sala para caminar un poco, por el camino se encontró con la Señora Rebbeca, quien llevaba insumos él le sostuvo la puerta. Era conocidos por todos en el hospital en el área infantil lo llamaban el fantasma. Porque siempre deambulaba solo, pálido y ese cabello plateado hizo que se ganara dicha fama, pero no le temían porque a pesar de que parecía triste siempre les sonreía.

Las personas muchas veces hablan del cielo o del infierno sin saber realmente que ambos se encuentran dentro de uno, solo es uno él que decide donde quiere estar. Después de tantos hechos desafortunados Viktor estaba viviendo el infierno.

De vuelta se encontró con sus padres. Se le unieron al paseo. – Hijo – Tanya rompió el silencio- debes volver a clases.

<< Ni hablar>>

- Viktor ¿Qué sacas de estar aquí?

<< Espero que despierte y no me iré>>

- Viktor con tu madre creemos que es lo mejor

- ¡No!

Alexei se volvió serio - ¡Ya basta! Quizás Yura esté así mucho tiempo, escuchaste al doctor. Debes seguir con tu vida, harás lo que te digamos. Punto.

Viktor negó para salir corriendo ignorando a sus padres, al llegar cerró la puerta con seguro. Ignorando el llamado de su padre, se quedó con la cabeza apoyada en la puerta hasta que no los sintió más. Suspiro, se giró para ver a Yuri pero casi le da un ataque por lo que veía.

- ¡Uri! – su primo se convulsionaba mucho, la máquinas comenzaron a descontrolarse - ¡Ayua! ¡Papa! – saco el seguro mientras gritaba como loco, Alexei chocó con él, al sentir los gritos se acercó, Viktor comenzó a gritar por el pasillo, el doctor vino corriendo. Atendía a un Yuri que seguía saltando. Alexei atrapó a Viktor. Luego todo terminó. Y todo volvió a la normalidad.

El Niño SilenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora