Capítulo treinta: Quiero comunicarme contigo

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Ya llevaban la mitad del tiempo estimado y el único inconveniente es que Viktor se había vuelto paranoico, no dejaba que Yuri se acercara al agua si él no estaba cerca. Y si demoraba más de lo previsto comenzaba a hiperventilar. Yuuri ya no sabía dónde meterse, todo era su culpa. Ahí quedó al descubierto que Viktor era mucho más que la mirada fría que siempre cargaba. Tenía muchos miedos que lo controlaban y el más grande era precisamente Yuri Plisetsky.

- ¡Ya basta Viktor!, fue un accidente- gritaba Yuri hartado de que Viktor lo controlara tanto.

<<No entiendes que tengo miedo que te pase algo, ¿Qué dirá la tía Yulia?>>

- ¡Nada dirá! Porque no le diremos nada. - suspiro - es mejor así, nada me paso y ya tengo mucho con tu sobreprotección.

<< No seas injusto>>

Yuri sabía que era injusto pero Viktor lo estaba ahogando. Los otros acompañantes solo se dedicaban a mirar en silencio ya que la discusión se estaba llevando en ruso y no entendían nada además ni locos se meterían en eso.

<< Solo no te acerques al lago y si quieres te acompaño, Yuri por favor. Te quiero demasiado para que te pase algo>>

- No - me - pasara -nada. Y aunque me pase. Si me muero, me muero y ya, te quedas solo. - Yuri supo que había metido la pata, y todos se dieron cuenta que algo muy malo dijo el menor por el jadeo de Viktor mientras retrocedía un paso como si este le hubiese golpeado. Su mirada se cristalizo mientras Yuri salía de casa.

Todos quedaron mirando incomodos, Yuuri se iba a levantar ya que no soportaba ver como Viktor peleaba por retener las lágrimas pero la puerta fue abierta otra vez. Yuri enterró la cara en el pecho de su primo mientras lo rodeaba.
- Perdóname Vitya. Sabes que tengo la boca muy grande. - Levanto la vista para encontrarse con la mirada dolida del mayor, a veces se preguntaba porque su primo era tan dulce y sensible.

No era malo ser de esa manera, pero lamentablemente en el mundo actual eso podía traer problemas y Viktor ya había pasado por muchos. Ese corazón suyo era una bendición y una maldición con las personas incorrectas. Si había llorado como magdalena cuando vio un programa donde un abuelito era abandonado por sus propios hijos. Y siguió llorando mientras les juraba al tío Alexei y la tía Tanya que los cuidaría sin importar si tenía que cambiarles los pañales. Alexei al final termino diciendo que si quería cambiar pañales le digiera al abuelo Yakov. Termino con un golpazo de Yakov pero logro que Viktor se calmara.

- Perdóname, nunca me alejaría de ti, lo sabes solo que debes entender que no siempre podrás protegerme pero sé que estarás ahí para abrazarme.

- Lo se... solo quiedo evitad ver lagimas en tus ojos. - Yuri sabía lo que quería decir.

- Entonces ya no llores idiota o terminare llorando yo. -Ambos se pusieron a reir y los problemas quedaron olvidados.

-Otabek - hablo mirándolo - me parece que vi un gato vagando por aquí, me acompañas - Otabek asintió levantándose, Yuri se giró hacia Viktor y lo abrazo para luego salir seguido del mayor.

Otabek al pasar le hablo a Viktor - yo lo cuido.

Viktor suspiro calmado, se giró y subió las escaleras. Yuuri y Phichit se quedaron mirando.

-Wow... no entendí nada pero creo que Yuri le dijo algo que le dolió - hablo el moreno. Como Yuuri no respondió, agrego - ¿Por qué no vas a verlo Emil? - Emil iba a levantarse para hacer lo pedido más Viktor salió de la casa con un libro en las manos.

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El Niño SilenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora