Capítulo veintiocho: viaje para encontrarse con uno mismo

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Viktor le había agradecido que apareciera ese día para evitar que le dieran una paliza segura, más Yuuri le restó importancia y que había nada que agradecer. Después de eso siguieron con su relación de frío respeto.



Se acercaban las vacaciones el colegio realizaría un viaje para todos, el destino, a la prefectura de Kumamoto, Viktor estaba súper emocionado investigó en la web y existían una residencia de samuráis de alto rango y lo mejor el Monte Aso. El viaje era por un mes.

El día llegó Viktor salto de la cama y se dirigió corriendo al baño, salió con ropa muy cómoda, su padre subió a buscar las maletas para ayudarlo mientras Viktor estaba asfixiando a Makkachin mientras le decía que lo extrañaría y que no se comiera todas las galletas. Se despidió de su madre prometiendo que llamaría todos los días, Tanya olvidaba que su bebé estaba a nada de ser un hombre. Ambos fueron a buscar a Yuri y partieron veloces al colegio. Al llegar los muchos buses ya esperaban, él se despidió de ambos después de repetirles que no hicieran nada riesgoso.


Todos comenzaron a subir a los autobuses, para la buena fortuna de Viktor, Yuri pudo viajar en el mismo transporte que él, ambos se sentaron juntos, Yuri a la ventana, mientras se despedían con movimientos de manos de Alexei que los miraba apoyado desde el auto. Phichit y Yuuri se sentaron detrás de ellos. Viktor iba realmente emocionado así que sin esperar más sacó varias fotos a su primo y juntos para la posteridad y para enviarlos como prueba a sus padres que seguían con vida. El viaje era de dos horas con veinte minutos aproximadamente.

Phichit era muy alegre así que ahora no era la excepción apenas subieron tomo a Yuuri de los hombros y sacó una selfie que fue a parar al Instagram. Yuuri solo tenía ojos para mirar al frente. Más tuvo que disimular cuando Yuri le mando varias miradas de asco.

Phichit no era tonto y sabía que su amigo quería remediar el daño, y él estuvo feliz de ayudar que los hermanos italianos fueran a parar fuera del colegio. Phichit lo conocía desde años, él lo conoció después de su terrible paso por el colegio y sabía que eso lo había vuelto estúpido porque en el fondo muy al fondo no era malo. Asique auto proclamándose ángel de la amistad decidió intervenir. Se lanzó hacia adelante asustando a ambos rusos

- hola – era mirado por tres pares de ojos que no entendían nada. Viktor fue el único que correspondió el saludo – me preguntaba si podríamos sacarnos una foto, recuerdo del viaje y puedo etiquetarlos en su Instagram.

Ambos rusos se miraron, el menor miro a Yuuri – ni loco me abrazo al cerdo – A Yuuri le apareció un tic en una ceja y con mucha esfuerzo guardó silencio. Viktor intervino antes de que el bus se convirtiera en un ring - no tengo instagam – jamás le llamó la atención.

Phichit quedó congelado todos se pusieron nerviosos. – Oye Phichit ¿estás bien? – pregunto Yuuri, mas él gritó que dio hizo saltar a los tres de sus asientos y provocar que el profesor corriera hacia él.

-¡Chulanot! ¿Qué pasa? – Phichit por fin dejó salir la voz

- ¡No tiene Instagram! – todos blanquearon los ojos, el profesor se fue a sentar antes de advertirle que se controlara. -¡¿pero cómo no tiene Instagram?! – la voz salía de sus entrañas, este en un movimiento veloz se lanzó por sobre el asiento de los rusos. Viktor abrazo a Yuri protegiéndolo, el chico frente a él tenía los ojos desorbitados – dos estrellas mundiales sin Instagram. Eso es pecado está en los mandamientos... celulares – tiró su mano, Viktor trago saliva y ambos sin decir nada le dieron el teléfono. Por otra parte Yuuri quería desaparecer, que vinieran los ovnis y lo llevaran. Llevó su mirada al martillito que servía para romper el vidrio. ¿Y si lanzaba a Phichit por la ventana? Esto era una emergencia. Adiós posibilidad de conseguir hablar con Viktor.

El Niño SilenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora