El regreso de los Dioses.

9

La aldea ya a penas tiene algunos charcos en el suelo, la manada está de regreso mientras yo observo a la loba junto a mí, es ella, estoy seguro, igual que lo está Min Ho, no sé cómo lo ha hecho, pero a pesar de haber tardado varias horas el agua a ido desapareciendo poco a poco.

—¿JungKook, Min Ho, estáis bien?— los alfas se acercan a nosotros cuando la manada está por completo en la aldea, asiento, pero me alejo de ellos cuando intentan darme un abrazo.

—¿A-alia?— las voces de los chicos me provocan bastante diversión, recuerdo a la perfección cómo les conté que ella estaba viva, aunque no recuerdo mucho más de ese día. 

Ella aún no ha tomado su forma humana, cuando los alfas intentan acercarse a ella se esconde a mi espalda, realmente no sé cómo reaccionar, ha estado desaparecida durante más de cuatro años, la dimos por muerta por más de cuatro años y no sé cómo debería sentirme.

<< No tengo ropa.>>

Oigo una voz en mi cabeza y estoy seguro de que no es mi lobo, es una voz distorsionada pero en la que soy capaz de diferenciar su voz.

—¿P-puedes hablar conmigo... así?— tal vez mi reacción haya sido un poco estúpida. 

<<Sí, sólo tú me escuchas, mate.>>

Siento cómo la sangre recorre todo mi cuerpo hasta quedar atrapada en un único lugar, me ha llamado mate, me ha llamado pareja destinada y no puedo sentirme mejor, aunque algo incómodo por tener una erección en este momento y lugar.

—Está desnuda, necesita algo de ropa.— siento las miradas de todos encima de mí, excepto la Min Ho, me encojo de hombros, mi cabeza está yendo demasiado deprisa en este momento y no soy capaz de procesar nada correctamente.

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Entramos a la que es mi casa, subimos al piso de arriba, pero al abrir el armario no encuentro su ropa, intento recordar algo, pero lo único que veo es el armario lleno de su ropa.

—Su ropa está en una caja en la boardilla...— Jin habla y a mi mente viene su imagen, con una caja de cartón de poco peso, ¿aunque qué hacía él con esa caja en nuestra casa?

—Tenemos que hablar los siete después.— aseguro antes de subir a toda prisa al desván y coger la caja con su ropa, por suerte el agua no ha llegado a los segundos pisos de las casas y la mayoría de las cosas están secas, excepto el suelo, que sí ha sido mojado.

  Dejo la caja con su ropa sobre su cama y cierro la puerta para dejarla vestirse con tranquilidad, bajo con mis Hyungs al salón, acompañado de Min Ho, que está rojo de la furia.

—JungKook, antes de nada...— para mi sorpresa Min Ho interrumpe al alfa.  

—¡Antes de nada no!— su gruñido me sorprende incluso a mí.—¡Le borrasteis la memoria y me dejasteis solo!