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Ha pasado una semana exacta desde que tengo ese jersey entre mis manos, le ha dado aroma a la casa, un aroma que se ha mezclado con el de Min Ho a falta del mío, parece que ella está aquí, eso duele, mucho. Min Ho y yo a penas hablamos del tema, ninguno de los dos tenemos energías suficientes para hacerlo.

Entro en mi despacho, dentro encuentro a mis amigos, todos tiene expresiones de preocupación, no quiero que vuelvan a darme el mismo sermón de los últimos cuatro años, chasqueo la lengua y niego con la cabeza.

—No os atreváis a decirme nada ahora.— exijo, toco mi frente, creo que las migrañas van a ser continuas, van a acompañarme hasta mi último respiro, joder.  

—Hemos venido a avisarte, Ho-Seok-Hyung ha encontrado dónde se encuentra el dueño del jersey.— las palabras de mi mejor amigo me hacen sonreír y fruncir el ceño al mismo tiempo, estoy contento, podré encontrar al cabronazo que dejó el jersey que llevaba Alia, por otra parte el jersey es suyo, es de ella, no de cualquier otro lobo.

—Empecemos la búsqueda entonces.— mis amigos niegan, y sus rostros se oscurecen, no entiendo nada.

—Salimos ayer, cuando llegamos al lugar que nos dijo J-Hope-Hyung no había nadie, sólo esto.—Nam Joon saca una hoja, está verde y fresca, es reciente, huele a muerte, sangre y roble, una curiosa mezcla que me marea.

Cojo la hoja con cuidado y veo que, con marcas de garras, hay un mensaje.

"No."

¿No?, qué narices, ¿qué coño significa "No"? Miro a los chicos, que se encojen de hombros, aprieto con más fuerza la hoja, ninguno sabemos que significa esto, pero la duda cada vez me atormenta más.

—Damos por hecho que, quien haya escrito esto, — Jin señala la hoja con su dedo índice, se pone a mi lado y me aprieta el hombro, sé que intenta reconfortarme, pero no lo está logrando en absoluto.—no quiere que le encontremos.

—Joder, ¡si tanta valentía tiene para desvestir a un muerto que por lo menos tenga la valentía de dar la cara!— sé que no debo gritar y, que a pesar de eso, lo hago, pero es tanto el cabreo que no consigo mantener mis nervios a raya.—Necesito un descanso de todo.— acabo por susurrar.

—Haz como solías hacer antes de Alia, escápate al bosque durante unos días.— la propuesta de YoonGi me gusta, hace mucho que no me escapo de todo durante un tiempo.

—Creo... creo que lo haré, mañana no me esperéis aquí. — me iré, sólo un par de días, Min Ho ya ha crecido y no teme tanto a la soledad, creo que en ello a influido la muerte de Alia, pero a veces saber que es más independiente me deja respirar con tranquilidad.

Los primeros meses tras su muerte fueron todo gritos entre ambos, aceptamos que viviríamos juntos en esa casa, pero él me culpaba por su muerte y yo repetía mil veces que era yo quien debía haber muerto. Las peleas eran constantes, los gritos y algún que otro plato roto por la ira, era realmente difícil convivir, sin embargo, casi medio año después, firmamos un acuerdo de paz que nos ha convertido en lo que somos ahora, pilares.

Miro la hoja otra vez, a veces recordar el principio de todo es peor que recordar lo que pasó ayer, el pasado hace que me cueste respirar y que me duela tanto el corazón como la cabeza.

El regreso de los Dioses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora