El regreso de los Dioses.

24

Han pasado ya dos días desde lo sucedido, la presa está ya casi terminada, pero aún no he visto a Nam Joon, ha estado en el hospital recibiendo tratamiento por la herida, Jin-Hyung nos ha mantenido a todos al tanto de su estado; a pesar de ser un corte no tan profundo la plata había entrado en su corriente sanguíneo pero, por lo que Jin nos comenta, ha estado reaccionando bien a la medicación.

—Estoy reventado.— Suga-Hyung me saca de mis pensamientos, le veo estirarse.

—Pero si nos has movido un músculo Hyung, —Jimin se acerca a nosotros, nos reímos.— sólo has usado tu poder, todos nosotros hemos tenido que cargar con mucho peso.

—¡Yah!, ¿sabes lo que cansa usar mi poder durante tanto tiempo?— volvemos a reírnos, miro a mi alrededor, estamos todos excepto Alia y Nam Joon, siento a Alia por nuestro vínculo, por lo que estoy bastante más calmado de lo que creía.

No soy capaz de seguir la conversación de mis Hyungs, mi vista se centra en la presa casi terminada, mañana ya la tendremos terminada y podremos volver a casa, mañana estaremos una semana más cerca de conocer a mis cachorros.

El recuerdo del incidente no ha dejado de atravesar mi cabeza, si a mí me hubiese hecho más que un pequeño corte en la mejilla, si no hubiese reaccionado con rapidez podría haber acabado todo. Si no me hubiese quedado quieto cuando el cazador nos miraba en el suelo Alia no tendría que haberse interpuesto por nuestra seguridad, si las cosas no hubiese salido bien ella podría haber perdido nuestros cachorros, ambos podríamos haber muerto.

No puedo deshacerme de esa horrible sensación, me siento inútil. Mi fuerza se supone que ha aumentado, se supone que ahora puedo controlar los rayos, pero no me siento así, sigo sintiéndome igual, tras despertar no me sentí descontrolado, no me sentí más fuerte.

Siento una mano posarse sobre mi hombro y el aroma a frutas ácidas de HoSeok, mantengo mi mirada en el atardecer, en los colores anaranjados que nos cubren.

—No te culpes por lo que pasó, — niego con la cabeza, no puedo no hacerlo.— hiciste lo correcto, sabes como es Alia, ella siempre se arriesgará por nosotros aunque no queramos que lo haga.

—No fuí un buen alfa, Hyung, — siento el nudo en mi garganta.— ella se puso en peligro, también a los cachorros, todo mientras yo permanecía inmóvil, si les hubiese pasado algo yo...— ¿el lazo estará mandando mis emociones a Alia?— yo no podría seguir con vida.

—Pero no pasó, eso es lo importante, los cuatro estáis bien, los cachorros están sanos, igual que Alia, no te mortifiques más, sólo alégrate de que todo haya salido bien.— sé que tiene razón, ¿por qué no puedo seguir su consejo?

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Por fin llegamos al último día, la presa ya está casi terminada, Alia a sido capaz de mantener el agua a raya mientras todos trabajamos en los últimos tres días, tampoco hemos tenido ningún percance más.