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Min Ho nos acompaña a varias de las tiendas a las que debemos ir, ya tenemos las cunas para los cachorros, pero aún nos faltan algunas cosas.

—Noona, ¿estás segura de que no estás cansada?— aprieto la mano de mi pareja al mismo tiempo que la miro, luce algo cansada, pero no me dice nada por el lazo.

—Estoy bien pequeño.— Alia sonríe cuando le responde.—No te preocupes, bastante os estoy cargando ya a los dos con bolsas.— eso es cierto, no puedo evitar reírme.

—Bueno, un omega con aires de beta y un alfa... creo que podemos con todas estas bolsas.— bromeo, no tardo en escuchar la risa de ambos.

—No tengo aires de beta JungKook-Hyung.— me sigue la broma, desde que ayer hablé con Alia me siento mucho más cómodo y tranquilo, creo que todos pueden verlo.

Entramos a la última tienda, los cachorros necesitarán juguetes para morder cuando comiencen a salirles los dientes, también peluches.

Recorremos la tienda mirando todos lo juguetes.

—Sigo pensando que deberían usar palos como mordedores, harán sus dientes más fuertes.— miro a Min Ho, que me regala la misma mirada que tengo yo, incomprensible.

—Alia, son cachorros, los palos tienen muchos gérmenes, además, son los dientes de leche, esos no deben tomar demasiada fuerza.— paso mi brazo por su cintura, pegándola a mí.

—Kook...— me mira y no puedo evitar tensarme ante la dureza en su mirada.—Si quieres comprarles esos mordedores hazlo, pero yo les tendré un palo a cada uno para que elijan que prefieren usar.— suspiro, al menos he conseguido que acepte la idea de usar los mordedores.

Un par de tiendas antes he intentado comprar un par de patucos para ellos y ha sido imposible, me ha regañado diciendo que los tendría con su forma animal y por lo tanto nacerán como lobos.

Cojo los dos mordedores que más me llaman la atención, Min Ho ha desaparecido por alguno de los pasillos, pero aún distingo su aroma asique no me preocupo por eso.




(*-*-*-*--*-*-*-*)




—¡JungKook!— me levanto de la cama con pesadez al mismo tiempo que miro a mi pareja, completamente dormida, me sorprende que, a estas alturas del embarazo, aún no haya hecho un nido en la cama.

Bajo las escaleras mientras miro el móvil, hace un por de horas que hemos comido y la tarde aún no desaparece, suspiro frustrado y adormilado mientras abro la puerta de casa, frente a mí veo Jin, Nam Joon y YoonGi, cargados con algunas bolsas de las que sale un olor que hace rugir a mi estómago.

Les invito a entrar mientras bostezo, camino con ellos hasta la cocina, me siento en uno de los taburetes de la barra y espero a que terminen de colocar todo lo que han traído. Han sido ellos quienes han decidido despertarme, que se encarguen ellos de guardar las cosas.

—Kookie-ah, — Jin-Hyung me llama, estoy demasiado cansado como para levantarme e ir hacia él, por lo que sólo le regalo una mirada.— tienes que dejar de echarte estas siestas.— bromea, aunque sé que tiene razón.

El regreso de los Dioses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora