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Abro la puerta lo más rápido que puedo, en el salón veo a Min Ho, Jin-Hyung y RM-Hyung, espero a que me digan algo, no puedo pensar coherentemente en este momento.

—Está arriba con la Señora... con su madre.— asiento y subo corriendo, no tardo en escuchar su llanto, siento cómo mi corazón se descompone, mi lobo suplica por acercarme a ella, por abrazarla y besarla mil y un veces.

Entro a la habitación, Alia está entre los brazos de la Señora Yon, que también está llorando junto a ella.

—Alia...— su nombre sale como un susurro de entre mis labios, fija sus ojos en mí, ambos de color rojo, quiero dar un paso atrás, no lo hago.

—No...— las lágrimas no dejan de caer de sus ojos, siento los míos encharcarse en lágrimas por el pequeño sentimiento de rechazo.—¿Por... por qué?

—Yo no quería que me mordiese.— me quejo, mi voz suena gangosa, doy dos pasos hacia ella, la omega se aleja un poco de su hija para que pueda verla mejor.—Déjame explicártelo, por favor.— suplico.

—JungKook... me duele...— vuelve a sollozar, miro a la omega, que mantiene una de sus manos sobre el vientre de Alia.—ayúdame...

—¿Es... es la hora?— el pánico me llena, ¿cómo es que los alfas no han hecho nada?

—A comenzado hace unos minutos, al principio sólo la dolía la mordida, tenemos que llevarla al hospital, JungKook.— mis músculos se tensan, asiento y me acerco aún más a mi pareja.

Beso su frente y sus mejillas, el parto se ha adelantado y eso no puede preocuparme más, paso uno de mis brazos por su espalda y el otro por debajo de sus rodillas, su madre se levanta y baja corriendo las escaleras.

Alia pesa entre mis brazos, se sujeta de mi cuello mientras camino hacia el piso de abajo; sólo puedo preguntarme que, si no tuviese la fuerza que me otorgó la luna... ¿podría estar ayudando a Alia en este momento?, prefiero no centrarme más en esa pregunta y sólo me limito a bajar las escaleras con sumo cuidado.

RM y Min Ho me observan desde la puerta, camino entre ambos hasta poder salir, la Señora Yon mantiene la puerta de la furgoneta de Jin abierta para Alia y para mí, subo al coche, pego a Alia a mí.

Apoyo mi mano sobre su vientre, las venas de mis brazos toman un color oscuro que podría ser preocupante, pero merece la pena por ver el rostro de mi pareja algo más relajado, sus ojos paran en los míos.

<Espero que más tarde me expliques todo.>

No puedo ocultar la pequeña carcajada que escapa de mi garganta, miro el lugar donde se encuentra nuestra marca, las heridas ya han cicatrizado, supongo que es por eso que el lazo estaba débil hace un rato.

<Sólo tú piensas en esas cosas mientras estás a punto de dar a luz a nuestros cachorros.>

Dejo un pequeño beso en sus labios, ella se acurruca contra mí, empiezo a sentir mi mano dormida, las venas ya no son oscuras, son negras como el carbón, un pequeño cosquilleo me invade de pies a cabeza, esto no puede ser un buen augurio.

Llegamos al hospital y, en cuanto Jin aparca y la Señora Yon nos abre la puerta, salgo casi corriendo hacia la recepción del hospital, YoonGi aún está aquí. Se acerca corriendo hacia mí.

El regreso de los Dioses.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora