CAPÍTULO 20

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DEJAR EL PASADO

Si alguien le hubiese dicho lo que iba a pasar los próximos meses, habría pensado mejor lo de tener un hijo. Jadeo sin poder contenerse mientras se sostenía del retrete sintiendo en su mejilla el frío del mueble, apartó los mechones rubios húmedos por el sudor que provocó el esfuerzo de echar el poco contenido de su estómago. Sorbió por la nariz y con la poca fuerza que le quedaba jaló la cadena y se dejó caer en el suelo de madera.

- ¡Maldita sea! - gimió lamiendo sus labios resecos.

Levantó la mirada hasta el espejo de cuerpo entero en la pared del frente enseñándole una imagen que le dio deseos de llorar.

Parecía un fantasma. Uno con extremas ojeras y lineas de expresión que nunca antes se asomaron a su rostro. Además de que no era común que dos lágrimas gruesas cayeran por sus mejillas pálidas. Volvió a sorber por la nariz y se incorporó un poco sosteniéndose con un brazo, con la otra mano limpió la humedad soltando un suspiro.

Sus ojos volvieron a prestar atención a la imagen. Ahí estaba, caída sobre el piso, en un estado lamentable, con una bata de felpa abierta mostrando unas camiseta blanca que se aferraba a su vientre abultado de tres meses, un "cullotte" del mismo material y color mostrando el resto de su piel casi blanca. Su cuerpo llevaba mucho tiempo sin sentir el sol de... Texas...

Frunció los labios. No debería estar pensando en cosas que provocaban a miles de nervios pinchar su piel, además del frío que su cuerpo apenas se estaba acostumbrando. ¡Maldita sea! Se mordió el labio inferior, mientras sus cejas se juntaban sobre sus ojos anunciando la molestia que le causaba pensar en el pasado.

Intentaba no dejarse llevar, era lo mejor y la manera más fácil para olvidar lo que no queria recordar. Estaba cva dada de sentirse como una víctima, ¡no lo era! ¡Nunca lo seria! Ella no tenia el gen de la derrota. Su padre,su madre, se los negaron a ella y a su hermano. ¡No había nada que pudiera con los Drosky! ¡Ni siquiera un estúpido chico que no sabía lo que queria en la vida! Quizá la música por la que tomó las decisiones que los mantenían lejos uno del otro llenaría sus días.

Hizo una mueca de ironía. ¡Oh si! El camino de la música estaba llevando a Dallas King a todas las fantasías de los hombres. Mujeres y más mujeres que peleaban por estar con él. Podía ser la razón por la que él prefería a una mujer sin lo que conlleva. Una responsabilidad y un pequeño que no era culpable de...

Sus ojos se volvieron a aguar. ¡No!, movió la cabeza negándose a seguir sufriendo. Ella no están a en el mundo para caer derrotada, ella estaba para caer de pie ante cualquier adversidad. Como los gatos.

El mundo tenía tantas oportunidades para agarrar. Ella no era como su amiga y esconderse tras el dolor, no quería perderse. Sabía que siempre habría alguna oportunidad para seguir adelante. Lo haría por su hijo, él o ella se merecían lo mejor y trabajaría para eso, hasta su último aliento.

Inclinó la cabeza hacía las derecha, su cabello se movió agitándose, lacio sin gracia, pálido rubio como una vieja peluca; sus ojos verdes no se apartaban de él, llevándola a pensar que la mujer en la imagen del espejo era otra mujer. Suspiró nuevamente y rompió el contacto con un gesto brusco. Era momento de seguir avanzando, ya estaba cansada de sentir lastima de sí misma.

Se levantó sosteniéndose del lavabo. Se lavó los dientes temblorosa odiando sentirse débil.

Arrojó su cabello hacía atrás levantando la barbilla, abrió el grifo y aparó agua entre sus manos llevándola a su rostro dispuesta a que la frescura del agua la hiciera sentirse renovada y olvidar aquella pequeña debilidad.

En un movimiento algo brusco cubrió la ropa interior poco femenina atando el cordón de su bata y con pasos seguros salió del baño dispuesta de ser la Tatiana Drosky que el resto del mundo conocía.

SAGA KING 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora