SUBE Y BAJA
La mañana era fría. Las bajas temperaturas habían sorprendido a la ciudad. También lo hicieron a Dallas que había planeado un día en el parque con su hijo. No estaba seguro de estar a la intemperie con él en los juegos infantiles muy pocas veces solitarios, pero el niño insistió en ir. Tatiana lo abrigó muy bien y ahora lo columpiaba mientras él niño se aferraba con sus guantes de lana en la cadena del columpio.
- Deberíamos volver.
- No, me gusta - dijo el niño con voz alta y moviendo la cabeza como le permitió la chaqueta y la bufanda -. ¡Quiero ir al sube y baja!
Dallas detuvo al niño suavemente y le ayudó a bajar antes de que Max corriera hasta el juego infantil. Se sentó en el sitio bajo y miró a su padre.
- Tú sube y juega conmigo -. Ordenó señalando la parte alta.
Dallas miró alrededor del parque. Era un gesto que acostumbraba cada vez que hacía algo que no era muy normal en él. Buscaba algún paparazzi que estuviera sacando fotos, aunque los guaruras que su primo le contrato mientras estaba en Nueva York tenían todo cubierto. Era más fácil si no había nadie más en el lugar.
- ¡Vamos! - gritó su hijo moviéndose ansioso sobre el asiento -. ¡Quiero jugar!
Dallas se acomodó y se encargó de subir y bajar el cuerpo de su hijo. El niño reía y gritaba divertido ante los ojos de su padre.
¡Mierda! ¡Era como un milagro que estuviera frente a él! La culpa lo apuñalaba cada vez que recordaba el rechazo y lo dicho a Tatiana hacia diez años. Ella fue la mujer más valiente y la guerrera más fuerte al marcharse de su lado y decidir seguir con su hijo hasta hacer que creciera fuerte y sano. Le sonrió sintiéndose afortunado de que Tatiana le permitiera convivir con Max. Empujó con fuerza hacia arriba y el balanceo fue más rápido; Max gritó emocionado y agitó sus piernas sin dejar de sostenerse con fuerza.
Más tarde caminaban juntos por la acera. Dallas llevaba un café humeante y Max un vaso con chocolate que sostenía con precaución. La gruesa gorra de la chamarra se deslizó un poco mostrando el cabello rubio que se movía al ritmo del viento. No se veía incómodo o cansado después de unas horas en el parque.
- ¿Querés que volvamos a casa?
El niño levantó la cara y lo miró. Se detuvo para tomar un trago de su bebida.
- No, quiero pasar el día contigo.
- Oh...
- Mamá y yo hemos estado juntos n-nueve - frunció el ceño mirando sus manos -. Tú y yo apenas dos días. Necesitamos pasar más tiempo juntos.
- Bueno, yo creo que tienes razón - miró su vaso de café -. Podemos conocernos un poco más.
- Si, no puedo ser tu hijo sin saber nada de ti - Max lo miró entrecerrando los ojos -, cuando mamá se casé contigo tenemos que saber todo uno del otro.
Dallas detuvo el vaso a medio camino a su boca. Agradeció no haberle dado un trago o lo hubiese escupido y rociado a su hijo con el líquido caliente.
- Bueno Max, no creo que tú mamá quiera casarse conmigo - replicó amable -. Hace tiempo que no estamos juntos y no creo que vaya ser posible.
-¿Por qué no? - el mío volvió a detenerse y lo miró curioso -. Los dos son mis padres y tienen que estar juntos.
- A veces las cosas no son así - se colocó en cuclillas mirándolo a los ojos -. Los adultos somos muy complicados. Tú madre y yo decidimos separarnos y no creo que sea buena idea, además podría ser que tú mamá tenga un novio y yo no quiero interferir.
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SAGA KING 3
RandomTercera y última parte de la saga de los King. Sucesos inesperados que vuelven en un caos el entorno de la adinerada familia. Sorpresas y el amor que espera triunfar al final.