Sensaciones

1.7K 104 37
                                    

El vago recuerdo de ser tratada con tanto cariño y delicadeza, constantemente acompañaba los sueños de Akko; en ellos tenía todo lo que alguna vez soñó. Nunca veía su rostro, ni siquiera la ropa que llevaba puesta, pero Atsuko estaba enamorada de esa persona por la forma en la que la trataba. Sentía que era su lugar seguro, aunque tuviera que verlo cuando dormía y no lo conociera de nada.

Recordaba las palabras de su madre "estás enamorada".

Pero, ¿podía ser cierto? ¿estaba cayendo por alguien que no veía más que en sus sueños?

Cuando reflexionaba sobre aquello, su mente le jugaba malos ratos, y terminaba desanimándose. Pero en la noche, cuando cerraba sus ojos y se dejaba acurrucar en sus frazadas, volvía a verlo, y su felicidad regresaba. Estaba siendo tonta e inmadura, ella misma tenía claro que no podía hacer nada más que observarlo, pero le gustaba la sensación que le transmitía estar cerca. Se sentía en paz, relajada. Nadie conseguía transmitirle tanto con solo su presencia.

La sombra de aquella figura, nuevamente se acercaba a ella, pero esta vez moviéndose, como si tratara de hablarle; era la primera vez que sucedía eso. El desconcierto de Akko por la secuencia extraña del sueño la hizo ser consciente de que estaba dormida, y como si aquel descubrimiento desbloqueara algo en ella, pudo moverse por voluntad propia y tocar el rostro de aquella sombra. Sintiéndose llena y alegre por el pequeño toque.

Pronto su identidad fue algo que cruzó por la mente de Atsuko, y realmente curiosa por saberlo, decidió indagar en ello. Sabiendo que un producto de su imaginación jamás podría transmitirle todo lo que la figura sí hacía.

—¿Quién eres?— preguntó.

Sus palabras parecieron hacer eco en su mente, todo lo que escuchaba alrededor quedó mudo con su pregunta, y el ambiente se rodeó de un aura pesado y amenazante. Obligándola a ponerse en alerta y mirar su alrededor, el cual comenzaba a oscurecerse hacia ellas con una velocidad desesperante.

—¡¿Quién eres?!— gritó esta vez, sintiendo como la figura que tocaba comenzaba a desvanecerse sin darle una respuesta, mientras la oscuridad la alcanzaba.

La misma sombra parecía luchar por quedar aferrada a ella, pero la misma oscuridad de antes salió en defensa, creando sus propias manos para llevarla a rastras con ellos, tratando de impedir que siguiera junto a la castaña. Akko trató inútilmente de aferrarse al cuerpo del otro, abrazándolo con apremio mientras le exigía a aquellas huesudas manos que lo soltaran.

—¡Largo de aquí! ¡Déjenlo en paz!

<<Akko>>

La mención de su nombre la hizo abrir los ojos con sorpresa, perfilando su rostro a la figura que tenía abrazada, y que comenzaba a revelarse ante ella. La observó con detenimiento, esperando por ver su rostro finalmente mientras los jalones de las otras manos disminuían su velocidad y fuerza.

<<Despierta>>

Y con esas simples palabras, la figura terminó de revelarse, mostrándose a Akko como realmente era; una joven alta, de rubios cabellos, y ojos azules, con una piel tersa y blanca que le daba un aura refinada y brillante.
Atsuko no tuvo tiempo de decirle nada a aquella persona antes de sentir que era movida con insistencia desde otra parte, y sabiendo que estaba despertando, no pudo hacer nada más que extender su mano hacia la chica que era rodeada por la oscuridad de antes, despertando así del sueño.

Sus ojos se abrieron con temor y sorpresa, respiraba agitadamente y su cuerpo estaba sudoroso; su madre se hallaba a su lado y parecía tan preocupada como confundida por ella.

Akko: Mamá...- dijo apenas, sintiéndose débil y triste, cubriéndose el rostro mientras trataba de asimilar lo que había visto.

Kanah: Tuviste una pesadilla, querida- habló suavemente, apoyando su mano sobre sus cabellos, acariciando su cabeza con calma- Ya todo esta bien.

SOLO A MÍ   [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora