17.

612 44 12
                                    

Siento el corazón latiéndome en el pecho. Siento cada latido. Y cada latido acentúa el miedo, miedo a lo que pueda pasar ahora. 

Ninguno de los dos somos capaces de contestar, yo por miedo y Sticky por que no sabe que está pasando, ni porqué Antón está actuando así. Entonces vuelve a preguntar.

- ¿Que qué coño está pasando aquí?- Su tono autoritario me hiela la sangre. 

- Nada tío, todo bien.- Dice Sticky en un tono mucho más relajado, y la diferencia de tono de uno y otro chirría.

- ¿Te crees que puedes jugar conmigo, eh?- Y en un movimiento rápido Antón se acerca a mi, chillándome directamente, cara a cara. 

Cierro los ojos porque tengo miedo, mucho. Confío en él, se que no me haría daño, pero el miedo es libre.

Me empuja hacia atrás, y hace que retroceda un paso.

- Respóndeme cuando te hable.- Continúa, y tengo que girar la cara porque no aguanto más la tensión.

- Te estás pasando un poco con ella, ¿no crees?- Dice Sticky poniéndole la mano en el pecho a su amigo en señal de que se aleje un poco de mi.

Pero si aún podía torcerse más la situación, se tuerce.

De un movimiento rápido que apenas soy capaz de procesar, Antón agarra a Sticky de la muñeca quitándole la mano de su pecho y acto seguido y de forma muy violenta, estrella su puño derecho contra el pómulo izquierdo, lanzándole contra el suelo de espaldas.

Un grito de horror se escapa de mis labios y me llevo las manos a la boca.

- Lo sabía... - Prácticamente susurra Sticky, justo antes de levantarse y abalanzarse sobre Antón.

¿Lo sabía?

No puedo chillar, no puedo parpadear y mucho menos moverme. He colapsado. No puedo reaccionar ante lo que estoy viendo.

Sticky esta sobre Antón, propinándole puñetazos, pero Antón no está protegiéndose, no hace nada, deja que le pegue, mientras se ríe.

Pero pronto se calla, y ese silencio hace que un escalofrío recorra mi cuerpo. 

Sticky para porque la cara de Antón está completamente llena de sangre. Y es esa imagen la que hace que vuelva en mí. Mil y una lágrimas inundan mi cara.

Le agarra de la tela de la camiseta de la zona del pecho, le incorpora levemente y le grita de manera visceral y con toda la furia que le es posible. Un grito de ira, de rabia. Un grito que hace que cada parte de mi cuerpo se estremezca, y sienta el mismo dolor que está sintiendo Sticky ahora mismo. Su pecho está salpicado de sangre, sus nudillos pelados también están manchados y tiene los ojos hinchados porque él también está llorando. Pero Antón es peso muerto, pero aún así esboza una sonrisa de medio lado.

Le deja caer y se levanta.

- Siempre lo jodes todo, pucho. - Dice.

Le contempla desde arriba, observando lo que ha hecho, y llora, llora desconsoladamente mientras Antón se queja de manera casi inaudible en el suelo. De repente Sticky busca mi mirada desesperado, y cuando nos encontramos presencio la mirada más triste y más sincera que he visto jamás. Sus ojos me chillan, me piden perdón, pero también me confiesan que me odian, se sienten culpables y tienen ganas de escapar de ahí, todo eso es lo que soy capaz de leer de un gesto tan triste. 

Se aleja un poco y se inclina para coger su camiseta que está tirada en el suelo. No dice nada, ni vuelve a mirarme. Tan solo veo como se va, caminando, despacio.

Bien Duro (C. Tangana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora