7.

941 43 4
                                    

- No te tendrías que haber molestado, te dije que estaba bien. - Digo cogiendo una patata frita y mojándola en la salsa casi inconscientemente.

- Necesitaba saber que estabas bien, ya está. - Dice terminándose de limpiarse las manos con la servilleta y arrojándola a su plato vacío con la mayor cantidad de desidia que había visto hasta ahora.

- Así que esto es todo, ¿no? - Digo finalmente después de haber estado observándole detenidamente unos segundo.

Levanta la mirada y clava fijamente sus ojos en los míos. Una descarga eléctrica me sacude la columna vertebral. Y me siento con vida por primera vez en dos días.

- ¿A qué te refieres Eva?- Pregunta extrañado haciendo una mueca, como si hablase en un idioma desconocido.

Y siento el irrefrenable impulso de poner las cartas en la mesa. De que sepa lo que pasa por mi mente, necesito que lo sepa para poder así zanjar el tema, darle las gracias y seguir con mi vida. Olvidarme de todo, para protegerme, para poder seguir. Estoy herida física y mentalmente, sinceramente no puedo más, no puedo con esto, con las últimas semanas. Le ha proporcionado un entretenimiento inusual a mi día a día y me ha salvado la vida, pero creo que necesito paz, volver a mi zona de confort.

- Me salvas la vida, me invitas a comer y vuelves a desaparecer, ¿este es tú plan? - Empiezo, intentado organizar en mi cabeza todo lo que quiero decirle. - Mira, voy a estar eternamente agradecida y en deuda contigo por lo que has hecho por mi, joder, me has salvado la vida, pero eso no te da derecho a entrar y salir de mi vida cuando quieres y sin permiso...

- Yo... - sonríe- ¿de qué me estás hablando...?

Parece confundido y no entiendo que es exactamente lo que no entiende.

- Tú quisiste follar conmigo aquel día. - Dice extrañado.

- Claro que sí, pero...

- Entonces, no entiendo de que hablas. - Dice cortándome.- ¿Que esperabas? ¿Que dejase que ese tío te matase? ¿Que te dejase tirada en la calle? Estoy cuidando un poco de ti porque te conozco, se que eres buena tía, pero tampoco estoy haciendo nada sobrenatural por ti.

Y entonces lo entiendo. En sus ojos veo desconcierto, pero ha dado justo en el clavo. 

Enrojezco.

- Veo que no estás muy acostumbrada a que alguien cuide de ti, ¿eh? - Continua.

Y por primera vez en mucho, mucho, mucho tiempo estallo y me rompo en mil pedazos, dejo que salga de lo más profundo de mi interior, no me contengo, no me freno y me convierto en un mar de lágrimas imposible de frenar. Un montón de imágenes y recuerdos se alborotan en mi cabeza y me animan a llorar más. Me siento triste, cansada y en el fondo de mi alma, también me siento sola. Su ultima frase a destapado un lugar dentro de mi que suelo evitar, pero es verdad, hace mucho que nadie cuida de mi, que se preocupa desinteresadamente por mi, y que alguien lo haga es raro.

Siento como el asiento se hunde a mi lado, y unos brazos a mi alrededor que me abrazan. Lloro un poco más fuerte.

- Shhh - me susurra al oído - no llores Eva, por favor.

Aspiro y temblorosa suspiro. Poco a poco dejo de llorar y mi respiración se tranquiliza. Me seco los ojos y las mejillas con el dorso de la mano. No aparta sus ojos de mi y eso me pone un poco nerviosa.

Se levanta despacio y vuelve a su sitio, continúa mirándome, casi ni parpadea, tiene toda su atención puesta en mi, eso me hace sentir un poco intimidada.

- Perdón. - Digo muy flojo, casi inaudible. 

- ¿Por qué? - Pregunta serio, sin expresar nada en su rostro.

Me encojo de hombros.

- No puedes pretender ser siempre tan fuerte, mira sinceramente yo no te conozco mucho, pero se te nota que aguantas mucho, está bien llorar... Liberarte...

Me emboba la forma en la que se calla para sacar un cigarrillo del bolsillo de su camisa y encenderlo, darle una larga calada y soltar el humo.

- Si tienes sentimientos debes expresarlos, y créeme - da otra calada y vuelve a expulsarlo - está de puta madre tenerlos, si no te conviertes en una persona fría y la gente se acaba dando cuenta de que en realidad no mereces tanto la pena.

- ¿Por qué lo dices? - Pregunto curiosa.

- Por que yo ya no siento na de na. - Dice despacio y marcando cada palabra, como si me estuviese avisando de algo.

Frunzo el ceño, no se ni que decir.

- Y volviendo con el tema de antes, no busco nada en ti que ya no tenga. - Dice.

Dudo.

- ¿Qué quieres decir con eso?

- Solo busco pasarlo bien, si tú quieres. Pero tienes que saber que no quiero nada más, no te quiero hacer daño, ni complicarte más la vida, no sería justo, por eso quiero ser sincero.

Me mira, creo que está esperando a que responda. 

- Acepto.

Estalla en carcajadas fuertes, y por primera vez le veo dulce.

- ¿Qué es lo que aceptas, Eva? No es un trato...

- Lo sé, pero lo acepto, quiero decir, a mi me vale lo que me ofreces.

- No te ofrezco nada, solo te digo lo que hay.

- Y yo lo estoy aceptando, solo quiero que seas sincero, que me digas si te voy a volver a ver o no.

Se extraña.

- Seguramente sí.

- ¿Tenemos que guardar exclusividad? - Pregunto.

Sonríe irónicamente.

- Evidentemente no, no voy a ser tan egoísta. Pero eso en parte es tu propia elección, tú decides que hacer y que aguantar por mi parte, pero a mi me da igual si follas con más, no eres de mi propiedad.

- No, no lo soy.

- No lo eres. - Sonríe.

Apaga el cigarro en el cenicero y se levanta.

- Vete saliendo mientras pago esto, ¿quieres?

Acepto y salgo de la cafetería. 

A los pocos minutos sale, y no se si mis sentimientos por él son más fuertes por el hecho de haberme salvado la vida, pero juraría que está más guapo incluso que cuando le conocí.

- Y bien, ¿que quieres hacer? - Pregunta.

- ¿Aún tienes la habitación del hotel?

Sonríe acercándose a mi, coloca su mano derecha al final de mi espalda, justo al límite, se inclina y me besa el cuello, justo en la parte en la que se une a la mandíbula, húmedo y delicado, casi sin rozarme, provocándome un cosquilleo por todo el cuerpo.

- Vamos. - Dice a escasos centímetros de mi oído en a penas un susurro.

No puedo evitar derretirme.

Bien Duro (C. Tangana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora