30.

602 37 6
                                    

Claudia y yo ayudamos a su madre a recoger la mesa y a secar los cacharros. Se ha recuperado un poco el ánimo en general, pero no sé hasta que punto es cierto y no solo una ilusión. Cuando acabamos, me despido con la excusa de querer sacarle un poco más de información a Antón, ya que entes no ha querido contarme casi nada. Ellas, inocentes, me piden que si averiguo algo se lo cuente, obviamente accedo, aunque eso sea algo que jamás vaya a pasar.

Decido ir primero a la habitación a la que estos últimos días estoy haciendo referencia como ''mía''. Me miro al espejo que hay tras la puerta del armario. Estoy mucho más delgada que antes de conocer a Antón, pero es que además mis ojeras son mucho más prominentes, sin embargo, mis ojos brillan con más intensidad, el verde es más intenso. Tantos quebraderos de cabeza están pasando factura a mi salud, tanto mental como física, pero aún así se podría decir que soy más feliz de lo que lo he sido en mucho, mucho, mucho tiempo. Y todo ellos es gracias a Antón. 

Tras estar unos minutos comprobando mi apariencia decido que es hora de ir a su habitación. Llamo con unos toques a su puerta y me apresuro en poner la oreja sobre esta.

- ¿Sí? - Suena una voz desde dentro.

Como se que está despierto decido coger del picaporte y abrir, pero para mi sorpresa está el pestillo echado.

- ¿Quién es? - Pregunta, y tiene esa voz medio adormilada que tanto, tanto me gusta.

- Soy yo. - Respondo bajito.

De inmediato escucho como libera la puerta de su pestillo y abre. 

- Hola. - Dice de manera indiferente.

- Hola. - Respondo del mismo modo. Y se aparta a un lado para que pase.

- ¿Qué tal? - Pregunto, intentando romper un poco el hielo.

- Bien, bien, me he sobao como veinte minutos, pero me ha dejao to bien en verdad. - Dice y cierra la puerta -de nuevo con pestillo- una vez estoy dentro.

Estoy un poco nerviosa, pero como siempre que estoy con él, y más sabiendo a lo que he venido, sabiendo de sobra lo que va a pasar.

Sin saber que decir veo como se sienta en la cama, prácticamente a los pies. Yo camino hacia él, mientras separa un poco las piernas para que yo me meta en medio. Instintivamente le abrazo, y hunde su cara entre mis pechos. Yo huelo su pelo.

- Que bien hueles. - Comento inconscientemente en voz alta.

- Me he duchado. - Se limita a responder.

Y ahí permanecemos, en ese abrazo durante unos pocos segundos más.

- No llevas sujetador. - Comenta como si nada, pero en el fondo denoto un ápice de ilusión. -  Podría quedarme dormido aquí. - Dice frotando la cara contra mis pechos. 

Yo río como una boba.

Mis pezones empiezan a marcarse a través de mi camiseta.

Sin parar de acariciar mis pechos con su cara, agarra cada uno de ellos con cada mano, los masajea, y a mi me parece intensamente placentero. Mirándome directamente a los ojos, me levanta la camiseta a la altura de las clavículas, dejándolos al descubierto, y sigue con el masaje al que ahora se ha sumado su boca. Sin previo aviso, sus manos ceden el exclusivo control a sus labios y a su lengua, y ellas se dirigen a mi cintura, y con un ligero toque comienzan a deslizar por mis piernas el pantalón. Con una suave patada me deshago por completo de ellos. Ahora su mano derecha me proporciona placer en el punto exacto en el que mis piernas se unen, por encima de mi ropa interior, no antes de haberme dado un pequeño azote en el culo. Comienzo a gemir entre tantas emociones, pero él sigue inclemente, con el rostro totalmente serio, concentrado en su tarea. 

Cuando menos me lo espero y cuando más me flaquean las piernas se detiene, agarrándome de la cara y tirando hacia abajo, hacia él, reclamando un beso, un beso que sabe a mil posibilidades y todas ellas buenas.

De casi un salto se pone en pie, muy cerca de mi, y me besa. Me coge de la cintura y suavemente me tumba sobre la cama. Elevo las rodillas y veo como se desviste entre ellas, es un espectáculo asombroso. Podría ver esa imagen durante el resto de mi vida. Acto seguido abre un poco más el hueco entre mis piernas y se tumba sobre mi. Sin dejar de tocarme, sin dejar de besarme. No pasan más de unos pocos minutos cuando vuelve a incorporarse sobre sus rodillas, colocando a la vez sus dos manos a cada lado de mi cintura y despojándome de mi ropa interior, pero no de mi camiseta, la cual aún llevo puesta. Antes de que pueda incluso ponerme nerviosa me enviste, colmándome, me siento completa. No puedo evitar chillar ante la sorpresa.

- Shhhhh, calla. - Dice y me tapa la boca con la mano, sin parar de moverse. Yo asiento, intentando absorber todo el placer que esta empezando a invadir mi cuerpo. 

Cuando se asegura de que no voy a volver a gritar me retira la mano y aprieta el ritmo, con rapidez lo sigo constante, vamos a la vez, nos fundimos, somos uno. Siento como algo muy en lo profundo de mi ser crece, siento como es probable que me desborde, quiero más de esa sensación, quiero más. Agito el ritmo como buenamente puedo por que él manda, él está encima y él controla.

- Siéntate en mi cara. - Rompe el silencio únicamente ocupado de gemidos bastante callados, casi mudos.  

Con un poco de dificultad obedezco, y me siento exactamente donde me ha pedido. Al principio siento un poco de vergüenza por lo explícita que es la postura, pero poco a poco me voy dejando llevar y voy siendo invadida por el placer que me está dando.

De un movimiento rápido me agarra de la cintura y me vuelve a tumbar sobre la cama, antes incluso de lo que me esperaba me enviste, dándome rápido y sin piedad. 

Me dejo ir entre susurros desesperados.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hola! Siento que este capitulo sea tan corto, pero he estado de finales en la universidad y ahora me falta alguna recuperación, pero prometo que en cuanto acabe volveré a ser tan activa como antes. 

Además estoy viviendo una cosa un poco ''rara'' bastante relacionada con la novela y se me hace muy difícil intentar avanzar con ella...

Espero que lo entendáis y que para cuando vuelva a estar a tope sigáis aquí. 

Muchísimas gracias por todo el apoyo.

Besos.

Bien Duro (C. Tangana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora