31 días con Masaki.

<~ 1 de diciembre ~>

~¿Qué podía salir mal? ~
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Los días comenzaban a ser más fríos, ya se notaba el espíritu de las fiestas por las calles, comercios y los hogares; Masaki disfrutaba de ver los adornos de navidad, el árbol adornado e iluminado con las coloridas luces hasta caer en los brazos de Morfeo.

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—¿Porqué tengo que ponerme este traje? –cuestionó el menor de cabello cyan molesto, odiaba los trajes que eran heredados por los otros niños ya grandes.

Kariya Masaki era un chico cerrado en su propio mundo, travieso como el solo con pasión al soccer, las fresas y sobre todo a ser el centro de atención. Fue dejado por su tío en aquel orfanato a los seis años de edad, diciendo que cuando se arreglase la situación que enfrentaba sus padres volverían por él, pero eso pasó hace ya siete, ocho años.

—Tal vez sea tú día –habló uno de los muchos niños de ahí que también fue abandonado.

Cada niño tenia su historia, uno mejor o más triste que otra.

—Esperemos, ya apesta.

La mujer mayor los riño, Hitomiko Kira era una mujer de treinta y seis años de edad bien conservada; los chiquillo sólo rieron. Kariya nunca le agrado aquel lugar, mucho menos los niños de ahí. Sabía cómo defenderse, tenía quien viera por el, no sólo la directora del lugar Kira, sino también aquellos niños que fueron como hermanos para ella hace diez años atrás.

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—¡Despierta pedazo de fresa! –se lanzó sobre el cuerpo de Kariya que yacía en la cama cubierto hasta las orejas con los edredones.

Después de unos minutos, ambos chicos se encontraban desayunando en el comedor junto a su tía Yuka de cuatro años mayor que ellos quien trabajaba para una marca de ropa. La chica de cabello en dos trenzas de color rosa charlaba y desayuno con los chicos lo más que podía, decía que una buena comunicación en familia alejaba los malos pensamientos de los jóvenes.

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—El es el doctor Goenji y su esposa Kino, son las personas que te adoptarán.

Ambos eran de la edad de Kira, el hombre de mirada castaña oscura sería y los bellos y tiernos verdes ojos de su mujer dieron confianza al chico, la cual no había visto después de los de Hitomiko y sus hermanos.

No hubo palabras de despedida por parte de sus compañeros con los cuales pasó ocho años, solo bromas y globos con agua, harina y contenido pegajoso por lo cual tuvo que ducharse y cambiarse de ropas.

—Te visitaremos Kariya, y te llevare helado de fresa.

—El cual terminaras comiendo tú –Tatsuya y Midorikawa eran dos de esos hermanos de Kira. Midorikawa miro con reproche al de cabello rojo quien se encogió de hombros –es la verdad.

—Son buenas personas Kariya, además no estarás solo, tiene otro hijo que adoptaron un año antes que a ti, se llevarán bien ya que a él también le gusta el soccer.

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—Vendré por ti, así que no se te ocurra irte –advirtió Hakuryuu a Masaki quien asintió sin interés al albino.