31 días con Masaki.

Adicional 3

Choco~Historia.
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Final.
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El hechicero de Maara y el
ladrón.

Tener el valor de enfrentarte a la verdad y realidad de las cosas, es a lo que más temor le tiene la humanidad, por eso los pocos que la enfrentan son señalados.

La vida demuestra quienes son merecedores de sus pruebas y de sus tesoros.

La joven princesa Aoi observaba desde el amplio balcón hacia el horizonte, de nuevo otro suspiro salió de sus labios, los días eran iguales cada día.

Tenía responsabilidades, lo sabía y las atendía, no tenía nada en contra de ello, al contrario, en su momento de tomar el trono quería ser lo suficiente buena para liderar con sabiduría y bondad su pueblo, tal como su madre lo hacía.

Y de la nada sobre el cielo miró una extraña criatura que descendía a una velocidad impresionante. Lo demás le pareció en cámara lenta.

Aquel dragon se volvió un chico, más bien Hakuryuu regresó a su cuerpo con cuernos y coma que quedó enredado en las cortinas del balcón, Tsurugi y Hikaru rodando hasta chocar con el tocador cayendoles polvos y perfumes, Aoi atrapó a Tenma quien se aferro a ella mientras murmuraba algo inaudible, Kirino dio de lleno al closet cerrándosele la puerta y Shindou rodar hasta dar a las escaleras y seguir y seguir.

Masaki quedó colgando del balcón y Hayato salto a tiempo para no quedar como los otros —¿que demonios...? –se quejó al ver todo el desastre que habían causado aquellos chico, no tenía tiempo para ello, debía regresar a buscar alimento para su madre y hermanos cuando se dio cuenta del lugar donde se encontraba, en ese momento sus ojos dieron con los azules de la chica quien se sonrojo sosteniendo aún a Matsukaze.

Matatagi se inclino al tiempo en que su cerebro reaccionó en saber quien era esa chica, por lo tanto dio en donde se encontraba.

Masaki logró subir y estar a salvo en el suelo el cual beso y bendijo, Ranmaru pedía ayuda para salir del closet y Kageyama con Kyousuke no dejaban de estornudar por todos aquellos aromas.

Takuto aún descendía por las escaleras.

—¿Ustedes... Quienes son? –cuestionó la chica sin dejar de ver a Hayato, algo que no pasó de ser persevido por Masaki —¿Tú eres...?

—¡Malditosos mocosos de...! –apareció cual llamarada intensa Tatsuya con fuego saliendo de su boca.

Kirino por fin salió después de golpear con fuerza la puerta, sobre sus ropas llevaba sabrá Dios cómo puesto un vestido y zapatillas de la princesa y su cabello más largo rubio y lentes.

—¡La princesa! –se exalto Tenma cayendo de los brazos de la chica al suelo y apartarse lo más alejado de ella.

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Todo fue explicado y perfectamente entendido por la chica, quien le pareció gracioso todo aquello. Su mirada chocaba bastante con la de Hayato, sonrojandose ambos al darse cuenta de aquello.

Tatsuya fue calmado al serle lanzado por Hikaru un valde de agua helado, Shindou llegó hasta la planta baja siendo detenido por una anciana quien le golpeó con el bastón.

—Shuuya es el mejor médico de todos, seguro encuentra una cura para tu mamá –alento Aoi ante el relato de Hayato.

Este negó, sabía lo que le esperaba a su madre, tenía que enfrentarlo —duele pero... Es más el dolor de verla sufrir –su mano fue cubierta por la de Aoi, quien se acercó a él posando la cabeza en el hombro del otro.

Con los chicos, cauda uno recibió un buen golpe que le dejó chichón en la cabeza por parte de Kiyama, quien seguía enojado con todos por besar a su Kariya, este concentrado en las miradas que se lanzaban como gestos y más relación a dos con el amor.

La noche cayó, todos volvieron a sus hogares, Hakuryuu recibió por parte de Tatsuya una pocima para volver a la normalidad, Aoi dio orden de dejar entrar a Hayato, ya que este se volvió su amigo y “consejero” por lo cual recibiría una paga la cual fue obligado a aceptar.

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Pasaron algunas semanas del incidente, ninguno de los seis, Aoi o Hayato supieron del hechicero, Hayato se volvía alguien más importante entre la gente, siendo respetado. La salud de su mamá iba mejorando para sorpresa y extrañes de Shuuya.

Un mes, la mujer podía ponerse de pie por cuenta sola, llorando de felicidad por ello; cinco meses logró estar en sus labores sin excederse.

Algo extraño, muy extraño pasaba, pero su felicidad alejaba extrañas ideas de la cabeza y aprovechar aquellos momentos.

Un año, se escucho sobre que el joven hechicero se había mudado de pueblo.

—¿Cuando cambiará de color? –cuestionó Yuuta.

Hayato no entendió aquello ¿que cosa cambiaba de color?

Masaki rio después de saborear unas deliciosas fresas descansando en la rama de un árbol —que interesante es el ser humano...

~ Fin ~