<~4 Diciembre~>

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Tomando un espeso chocolate caliente entre las mantas y el abrigo del calor de la chimenea, la familia Goenji disfrutaba de una agradable tarde lluviosa.

Yuka medio dormida escuchaba música sobre el sillón individual con los pies colgando, Shuuya y Aki leían un libro cada uno recostados en el sillón extendido uno sobre el otro y los dos más jóvenes jugaban un juego de mesa.

Era una espacio tranquilizante sin sonidos estruendosos ni gritos. Las brasas chasqueando ante el consumir de la madera por el imponente fuego.

Si, aquello en verdad era lo mejor para todos, pero intermente, uno quería estallar, dejar salir aquel se timie to que lo invadía, que le ardía en su ser.

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—Nadie te quiere.

—Eres molesto.

—Te quedaras aquí por siempre.

Eso y más le decían al chico de cabello cyan sus compañeros. Palabras que después de tanto llorar empezaron a ser ignoradas y respondidas.

Un balde de agua había caído sobre un chiquillo que presumía de su peinado, una niña había tenido que cortar su cabello por una goma de mascar en su cabello, un niño fue el hazme reía al quedar pegado en el asiento.

—Si eres tu el que causa eso.

—Ahora verás.

Pero antes de poder tocarle, de hacerle algo —¿cinco contra uno eh?

—Ha... Haruya... –dijeron con miedo, el hombre sonreía de lado divertido.

—Bien, contaré por cuatro y así estamos a mano –trono sus nudillos, los chiquillos salieron huyendo del lugar —buena elección.

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Sus ojos cansados sobre unas oscuras ojeras, su rostro más huesudo como su cuerpo y más quemado, su cabello desaliñado y con andar pasmado. Hayato regresó en tres semanas a sus clases, más no al club de soccer.

—¿Que pasó? –preguntó al pasar por su asiento Tetsukado, pero sin responderle, Matatagi se sentó en su lugar y reposo su cabeza en el pupitre.

Aoi ya no decía nada, siquiera voltea a a ver para aquel lado desde que Goenji la puso en su lugar.

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—¿Qué relación tienes con mi hermano? –no se iba con rodeos. Tsurugi le vio.

—¿Te a dicho algo?

—No respondas pregunta con pregunta.

—Me gusta tu hermano, y hemos estado saliendo. No es nada formal, y no pienso hacerle daño si es lo que piensas.

—No te lo permitiría. No te pases de listo con él, que personalmente te daré una paliza a la más mínima muestra de sufrimiento o dolor.

—El que le está causando esos sentimientos es Matatagi –señalando con la mirada al grupo de amigos en el que estaba el principal de la conversación.

El moreno era rodeado por sus amigos, Tenma y Tetsukado insistían en saber que le había pasado al joven quien sólo parecía estar soportandolos por ser sus amigos, Nishizono calmaba el habiente tratando de cambiar el tema, Hikaru se mantenía junto al de cabello cyan que parecía estar en estado depresivo.

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—Siempre te golpean por donde vayas –rocíaba spray en la herida de la rodilla por la caída —y no te defiendes.

Hayato no decía nada, solo le veía sin despegar la mirada de esos orbes que se desviaban al chocar.

Se acerco y de una sin aviso lo besó.

Se acerco y de una sin aviso lo besó

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31 días con Masaki. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora