24.-SOMOS COMO UN GATO Y UN RATÓN.

3.7K 425 198
                                    

-¿Cuándo piensas comunicar la verdad al resto?- pregunto un Meliodas a mis espaldas, al parecer volvió a la típica rutina de seguirme por las noches y charlar conmigo mientras tomaba un vaso repleto de agua.

-Cuando sea el momento-suspire –Además creo que basta con decirle mi verdad al capitán-

Luego de la mentira piadosa sobre Ban, las cosas entre el rubio y yo se han vuelto todo lo contrario a relajantes, pues sabía perfectamente que el chico no era un tonto a pesar de que aparentaba serlo y por ello mi pequeña mentira no era creíble para él.

-Así que.... Ban- se sentó al frente para quedar cara a cara, como si de un duelo de miradas se tratara y si aquel duelo diera lugar sabía perfectamente que perdería.

Maldecía esos ojos esmeraldas.

-¿Qué ocurre con Ban?- interrogue.

-No sé, dímelo tu- estaba serio, eso quiere decir que su pequeño cuestionamiento iba enserio y si era así yo igual lo haría.

-No ocurre nada y si ocurriera no tendría por qué comunicarte sobre mi vida privada- contraataque.

Silencio eso era todo lo que había en el aire a pesar de nuestras pausadas respiraciones, su ceño fruncido decoraba perfectamente aquellos ojos, mientras que su rostro tenso decía por si solo que el chico pervertido y alegre se había ido completamente.

-Tienes que comunicármelo porque soy el capitán- sentencio, podía sentir un poco la ira avanzando a sus cuerdas bocales haciéndole honor al pecado.

- ¿Tengo que comunicarle? Así como tú comunicas lo que haces con Elizabeth por las noches- sonreí irónica.

Meliodas abrió sus ojos de par en par.

-No sé de qué hablas y no me cambies el tema- reacciono a la defensiva.

- ¿De qué hablo?.... sabes.. las paredes de esta taberna son muy delgadas- comunique tranquilamente mientras me acomodaba el cabello.

-Eso no tiene nada que ver con tu tema- la rabia la expandía por los poros.

Al parecer di justo en el centro. Deberían darme un premio por acertar a todo pero en estos momentos no estaba para nada feliz al saber la verdad de mi hipótesis.

¿Porque dolía saber que él y Elizabeth compartían más que una simple cama?

-Bueno mi tema tampoco tiene que ver contigo o con el resto- me dispuse a dejar mi vaso a la cocina perfectamente iluminada por el satélite natural. Mientras que sus pasos se dirigían a mi lugar rápidamente antes que pudiera escapar.

-No escaparas- adivino.

-Pues mírame hacerlo- lo desafié dejando el vaso en su lugar correspondiente mientras que él y yo correteábamos por la pequeña cocina alrededor de la isla donde varias veces intentaba hacer pociones para el maldito dolor de cabeza luego de las repetidas competencias tontas de cervezas entre los chicos y yo.

-¡¡Deja de correr!!- musito irritado.

-Deja de perseguirme- comunique, mi respiración era acelerada mientras que ambos rodeábamos a paso lento la pequeña mesa céntrica.

Meliodas era rápido a pesar de tener las piernas cortas como una gallina en plena carrera. Seria graciosos si alguien nos viera en estos momentos.

- ¿Porque eres tan terca?-

Levante mis hombros en señal de respuesta para volver nuevamente a correr sin parar por toda la cocina, agradecía a los cielos por tener compañeros con un sueño bastante pesado que ni una horda de demonios podría despertarlos.

De un momento a otro y en una torpeza extrema me hice caer yo misma al suelo con mis propios pies. En ese mismo colapso el rubio paro en seco dando consigo una risotada de burla ante mi fatal deceso.

-Tú vendrás conmigo- musite haciendo que el hombre parara de reír mientras que mis pies se colaban por los suyos para así hacerlo caer de manera inminente de espalda al duro suelo junto a mí.

-Auch- se quejó.

-Ahora quien ríe- susurre con una pequeña mueca de victoria en mi rostro.

- Sabes.. Somos como un gato y un ratón- concluyo sonriendo por primera vez esta noche mientras veíamos interesados al techo de la construcción-Yo seré el gato- prosiguió haciendo un extraña imitación de ronroneo.

-¿Porque tú el gato?- pregunte.

Mi cuestionamiento fue respondido en cuestión de segundos porque el rubio sorpresivamente se posiciono a horcajadas sobre mí mientras sostenía mis muñecas a cada lado de mi cabeza.

-Los gatos siempre atrapan a sus presas- sonrió con malicia provocando en mi un pequeño ceño fruncido, Idiota, pensé. Tenerlo así de cerca servía para observar mejor aquel color esmeralda que tantas veces había mirado con una concentración fuera de lo común.

Y mi ceño fruncido se fue rápidamente como llego, dando paso a un sinfín de sensaciones.

Podía sentir su calor corporal que emanaba hacia mí, provocando una acogedora paz. Su cabello se arremolinaba aún más sobre su frente, mientras que sus ojos se posaban en mi retina sin pestañar un segundo.

De un momento a otro acerco más su rostro al mío haciéndome saborear la respiración que él soltaba.

Mierda.

-______, te han dicho que tienes lindos ojos cafés, atemorizantes pero lindos ojos cafés- susurro, como si aquella frase se le hubiera escapado al inconsciente del chico.

Negué.

-Son lindos y sobrepasan aún más las expectativas cuando la luz choca en ellos haciendo visible esa pequeña mancha que tienes en el ojo izquierdo- volvió a musitar, perdido.

"Quítatelo de encima antes que los descubran en esta extraña situación sobre tus ojos" reprendía mi conciencia.

"Tu mente dice no pero tu cuerpo dice si" canturriaban felices las hormonas.

Doble mierda.

¿Porque el olía tan bien?.

Ya entiendo porque Elizabeth despertaba feliz en las mañanas. El calor y su olor eran la debilidad de la chica albina y probablemente esté siendo la mía en estos momentos porque no me he apartado en ningún maldito centímetro del chico.

Vendita sea los hombres rubios.

Pero por mas perdida que estuviera bajo aquel chico, sabía perfectamente entre él y yo jamás podría pasar algo por el simple hecho de que arriba de nosotros descansaba aquella chica de cabellera blanca con una generosidad exorbitante de la cual el rubio estaba enamorado completamente , acompañado de que esa hermosa mujer es la rencarnación de la primera chica que amo como un maldito loco y yo.. no podía competir con eso. 

El pecado de la venganza (Meliodas & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora