Al día siguiente, pasamos de largo y nos despertamos a las once de la mañana. Adam se ducha y se viste a toda prisa. Haría lo mismo, pero estoy tan cansada que no podría ni usar la grapadora en el trabajo.
-Tenía una reunión con la constructora de Nick y John en la mañana, pero como nunca llegué, Eva tuvo que aplazarla para la jornada de media tarde.
-Deberías subirle el suelo. –Sugiero. –Esa mujer es un sol.
-Ya le pago una cantidad exorbitante ¿Crees que me soportaría si le pago el sueldo de una secretaria normal? Yo no lo creo. –Me besa.
-Regresaré más temprano hoy, lo prometo. –Susurra.
- ¿Dices que Nico está en Nueva York?
-Sí, tenemos un proyecto para la construcción de un edificio autosustentable.
-No le menciones lo que sucedió. –Señalo mi tobillo.
-No quiero preocuparlo, además si sabe algo, llamará a mi mamá y te aseguro que tomaría el primer vuelo desde Caracas. Y créeme que no sería nada lindo oírla intentando comunicarse en este país. –Beso su cuello. –Y tú me cuidas muy bien.
Sonríe. –No me pidas ocultarle nada de nuevo.
Por la tarde, decido dar un paseo por el apartamento, encuentro la biblioteca y quedo maravillada, está repleta de libros. Desde niña, siempre he soñado con tener un lugar como este. Pasaría horas aquí, aislada del mundo.
La gran mayoría son primeras ediciones. Veo ejemplares de Elizabeth Benavent, Cristina Prada, Sylvaine Reynard, Thomas Hardy, Haruki Murakami, Nicholas Sparks e incluso E.L James.
Me muerdo el labio. Ya sabía yo que tenía que gustarle Cincuenta Sombras.
Me decido por un libro que ya he leído, pero que puedo leer mil veces y siempre sentiré la misma emoción que la primera vez; Domina de Barbara Wood.
Me dirijo al maravilloso escritorio de Adam, me siento en la cómoda silla de cuero y comienzo a leer hasta quedarme dormida.
-Nena. –Escucho la voz susurrante de Adam.
-Déjame dormir, no seas pesado. –Murmuro con los ojos cerrados.
Lo oigo sonreír. –Lo haría si estuvieras acostada en la cama y no desparramada en mi silla. –Comenta burlón. –Se te ve muy cómoda.
Sonrío y abro los ojos con pereza.
-Hola. –Saludo con voz ronca. - ¿Qué tal la reunión?
-Todo perfecto, en dos días realizarán las medidas topográficas del terreno.
-Me alegra mucho. –Respondo con sinceridad.
- ¿Quieres ver una película? –Ofrece.
-Claro. –Acepto. –Me encanta este lugar.
-Me sorprendería de no ser así. –Sonríe.
Abre la puerta y quedo impresionada al ver un sofá inmenso frente a una enorme pantalla.
- ¿Y este lugar?
-Pues, es obvio ¿No? El cuarto de televisión. –Dice serio.
- ¿También tienes un cuarto de billar? –Me burlo.
-De hecho, sí. –Me informa.
Me quedo en silencio y segundos después, estallo en una carcajada. Adam me observa con media sonrisa y sin previo aviso, se lanza sobre mis labios y comienza besarme con desesperación. Aunque al principio resulto sorprendida por su reacción, le correspondo de la misma manera, mientras me aferro a su torso con fuerza. Tiro de su labio inferior con los dientes, justo como él hace para volverme loca.
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No te esperaba
RomansaSamantha Alfonso, se muda a Nueva York para cumplir su mas grande sueño, ser editora. Pero de repente su carrera deja ser lo más importante para ella; se tropieza con Adam Graham, un hombre sexy, inteligente y escandalosamente rico. Pone su mundo de...