Me despierta la luz entrando por la ventana. Busco mi teléfono en la cama, no hay llamadas, ni mensajes. Su lado de la cama, está helado, no vino por la noche.
Frunzo los labios y miro las velas repartidas por la habitación, se consumieron en su totalidad. Me siento estúpida, burlada. Me deshago de mi vestimenta, ya no me parece sexy, me siento… Ridícula.
¿Por qué no vino? ¿Hice algo mal?Me voy al baño y me doy una ducha larga, sosteniéndome con fuerza para no caerme. Cierro mis ojos y las lágrimas correr empiezan a correr.
Antes de entrar al ascensor, la señora Asher me entrega mi desayuno y el de Adam. Como suponía, Mark está en el estacionamiento, esperándome.-No tienes buena cara. –Dice al verme.
-No pase buena noche. –Admito. - ¿Mark? –Lo llamo mientras conduce.
- ¿Sí? –Me observa a través del retrovisor. - ¿Se fue en algún momento de la oficina? –No es necesario que diga su nombre.
-Ni una sola vez, Sam. –No sé si creerle, al fin y al cabo, son amigos.
Al llegar al corporativo, me dirijo
directamente a la planta presidencial, noto que Eva aun no llega. Camino hasta su puerta y cuando estoy a punto de empujarla, esta se abre. Me quedo de piedra al verla salir ¿Qué hace ella aquí?
-Hola. –Me saluda Sharlene con una sonrisa hipócrita.
Se pone su abrigo, se peina con la mano su despeinada melena y entra al ascensor. Y justo antes de cerrarse las puertas me guiña un ojo. Un sentimiento de pánico se apodera de mí ¡No! Por favor, que no sea lo que estoy pensando. Entro y noto la puerta del baño abierta. Siento mi garganta cerrarse y mi corazón late cada vez más rápido. Camino hasta el baño y lo veo ponerse una camisa. Me cubro la boca con las manos ahogando un sollozo. Mis pertenencias y nuestros desayunos ruedan por el suelo.
Se da media vuelta al escuchar todo caer y me observa.- ¿Nena? ¿Qué haces aquí? –Se acerca rápidamente y recoge todo del suelo dejándolo en el sillón.
Seco las lágrimas que han escapado de mis ojos y sonrío, me burlo de mí misma.
-No me llames nena. –Le suelto. –Estuve toda la noche preocupada porque no llegaste a casa y tu… Tú estabas con ella. –Lloro con más fuerza. Se acerca a mí con gesto preocupado y me acaricia el rostro.
- ¡No me toques maldita sea! No después de estar con ella.
- ¿De qué hablas? –Pregunta. -Vi a Sharlene, Adam, no te atrevas a negarlo. Yo sabía que esto pasaría, sabía que no debía involucrarme contigo.
-Mi amor, por favor… -Pone sus manos sobre mis hombros. Se ve realmente desesperado.
Que buen actor eres, Graham.
-Estuviste con ella el martes pasado ¿No? Por eso no viniste a trabajar.
- ¿Qué? –Una expresión de indescifrable aparece en su rostro. -Nena, escucha lo que estás diciendo ¡Es absurdo! –Intenta rodearme con sus brazos.
- ¡Suéltame! –Grito. –Nunca más vuelvas a tocarme.
-Déjame explicarte… Ella… - ¡No! –Lo interrumpo. –No quiero oírte. Y yo que preparé una estúpida velada romántica. –Sonrío con tristeza. –Puse velas y me vestí pensando en ti. Pasé toda la puta noche preocupada, te escribí y no tuviste ni siquiera la decencia de responderme.
- ¿Hiciste eso por mí? –Pregunta y noto un brillo en sus ojos. –Yo me quedé dormido, nena… Lo lamento. –Parece sincero.
“Es un mujeriego” Recuerdo las palabras de mi hermano.
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No te esperaba
RomansaSamantha Alfonso, se muda a Nueva York para cumplir su mas grande sueño, ser editora. Pero de repente su carrera deja ser lo más importante para ella; se tropieza con Adam Graham, un hombre sexy, inteligente y escandalosamente rico. Pone su mundo de...