Caítulo 9

152 12 0
                                    

     Me despierto a las 6:25am. Me doy una larga ducha de agua caliente y me seco el cabello con el secador, consigo que quede ondulado y lo dejo suelto. Pensando en Adam, elijo un par de jeans ajustados, lo combino con un top ajustado rojo y zapatos blancos de tacón.

A las 7:30, recibo un mensaje de Adam; me espera en la puerta del edificio. Salgo rápidamente y lo veo, lleva un espectacular traje negro, que seguro es hecho a medida, una camisa azul eléctrico y corbata negra.

-Buenos días, preciosa. –Besa dulcemente mis labios mientras me rodea con sus brazos. Así que jeans ¿Eh?

Asiento, me alejo un poco y doy una vuelta bajo su atenta mirada.

-Estás hermosa, nena. –Me besa de nuevo.

- ¿Qué tal dormiste? –Pregunto.

-Excelente, soñando contigo. –Susurra esto último en mi oído.

Una risita tonta se me escapa.

-Buenos días, Mark. –Lo saludo cuando nos abre la puerta trasera de un Lincoln negro.

-Buenos días, señorita. –Responde.

¿Cómo que señorita? Estoy casi cien por ciento segura de que eso fue por Adam.

-Así que, soñando conmigo. –Digo cuando estamos en marcha.

Una sonrisa aparece en sus labios. Me abraza con fuerza, hunde el rostro en pelo e inhala, eso me hace cosquillas.

- ¿Qué haces?

-Hueles a miel y fresas. –Murmura.

-Es mi champú. –Le informo.

-Pues... Me encanta. –Deposita un beso en mi cuello.

-Adam... –Jadeo con los ojos cerrados. –Para, por favor. –Le ruego recordando a Mark.

Se aleja resoplando y entrelaza nuestras manos.

-No puedo mantener mis manos alejadas de ti.

Sonrío y rozo mi nariz contra la suya.

- ¿Quieres ir esta noche a mi casa? –Pregunto. –Podríamos pasar la noche juntos. –Sugiero.

Me observa de reojo y sonríe. Amo verlo sonreír.

- ¿Y si antes pasamos a un restaurante? Podemos ir después del trabajo.

Me deja un par de cuadras antes de llegar a la empresa, después de suplicárselo, no quiero darles de que hablar a los demás, me gusta tener privacidad.

Camino hasta Aroma y café y compro un sándwich. No veo a Matt hoy, solo a Vicky, llevo cuatro deliciosos brownies, se me ocurre llevarle dos a Adam y antes de ir a su piso, le escribo un mensaje a Leo para avisar que llegaré un poco tarde.

Al llegar, Eva me regala una sonrisa.

Abro las puertas de su despacho y lo veo sentado, con la mirada perdida en su ordenador. Alza la mirada. Al abrir la cajita y ver lo que hay dentro, me acerca a él y me besa.

-Eres hermosa.

Me como dos brownies y lo dejo devorando el resto como un niño.

En la editorial voy directo al despacho de Leo. –Hola. –Saludo mientras tomo asiento

-Hola, cielo. –Sonríe.

Alzo ambas cejas ¿Cielo? ¿Desde cuándo me llama asi? Me remuevo incómoda en la silla.

No te esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora