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— Adrien —

En cuanto Emma vio a su madre, subió su mirada a la mía. Sus ojos brillaron al instante cuando se encontraron con los míos, dio unos pocos pasos al frente y después se detuvo aun desconfiada de la situación.

—T-tú... Eres...— Sonrió levemente y sin esperarlo, corrió hasta a mi con los brazos abiertos.

Me quedé hecho piedra en mi lugar, en cuanto Emma se topo con mi pierna se aferro fuerte de esta. Baje la mirada y no lo soporte más, me agache hasta ella y la separe para abrazarla.

—¿E-enserió...eres tu?—Sollozo Emma dando pequeños brinquitos por la causa del llanto. Yo asentí y logre persivir como se apretó más a mi espalda. —Papá...

Me levante de mi lugar con ella en brazos atrayendola  más a mi, sentí que el mundo se me venía abajo, después de tantos años de no poder verla crecer, decir su primer palabra, el saber como estaba, todo eso me lo había perdido, pero sin duda lo compensaría con el tiempo por que jamás me iba a separar de ella, no de nuevo.

Abrí mis ojos y miré a mi lado, Marinette estaba con varias lágrimas en sus ojos y conteniendo uno que otro jadeo. Al verme abrazando a Emma sonrió, queria decirle que se acercara, sin embargo, el nudo en mi gargarta me lo impidió, así que le tendí mi mano.

Ella pronto comprendió y rápido se acercó a mi abrazándome junto con Emma.

—Mamá, papi volvio— Susurro Emma levantando su mirada viendo a los ojos a Marinette.

Una vez que Emma y yo nos separamos, me tomo de la mano y me dirigió a su habitación, en la cual ya había estado el primer día en que fui a hablar con Marinette.

Marinette arreglaba algunas cosas de su trabajo en la sala, yo insistí en que se quedara pero me dijo que tenía muchas cosas de que hablar con Emma.

—Y mi mejor amiga es Annie ¿La conoces? Es hija de la tía Alya y el tío Nino.

—Si, la conozco un poco— Sonreí mientras la veía jugar con una de sus muñecas.

Cuando dijo eso, se quedó un en silencio mientras miraba la muñeca, pero después de eso, levantó su vista para comenzar a hablar.

—Papá ¿Porqué te fuiste?— Cuestionó con un tono decaído.—¿No me querías?.

Esa pregunta si que me había tomado por sorpresa, no quería que ella pensara eso, después de todo nunca estuve con ella.

—No Emma, claro que no—Me levante de su cama bajando hasta quedar a su altura—Créeme que jamás he pensado algo como eso—Aparte un mechón dorado de su cabello, dejándolo detrás de su oreja.

—¿Entonces por qué te fuiste?— Lo dijo con una voz triste y melancólica mirando al suelo.

—Emma yo... Tú eres muy pequeña para saber estas cosas pero... Te lo explicaré de una forma algo facil—Ella asintió— Yo tuve un accidente cuando tu eras apenas una bebé, pero tu mamá no se entero de lo que me paso– Levanto su cabeza consiguiendo que la viera a los ojos—Y paso algo grave conmigo y me quede dormido durante mucho tiempo— Abrió sus ojos tratando de entender lo que pasaba.

—¿Estuviste dormido, pero porque?.

—Con el golpe que me di provocó eso, pero créeme que jamas tendría intenciones de irme y dejarlas solas.

Ella bajo su mirada mientras tomaba una de sus muñecas y las peinaba a modo de distracción, pero después cambió rápido su estado de humor de uno triste a alegre.

—Mi mamá me mostraba fotografías tuyas— Sonrió —Aunque algunos niños dijeran que no tenía papá, yo sabía la verdad.

Eso me causo una gran felicidad, el escuchar que Emma siempre supo de mí gracias a Marinette. Se levantó y rápido envolvió sus brazos detrás de mí cuello para después hablar.

Quiero recuperarte/TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora