[3]

4.6K 310 4
                                    

Desperté en el sofá de la sala, el televisor estaba encendido con un volumen bajo, revisé la hora en mi celular y me di cuenta de que faltaba media hora para que amaneciera, demasiado temprano para mi eso sin duda.

Me levante y me dirigí a mi cuarto no sin antes de revisar a Emma. Entre y me tumbe en mi cama, mis planes eran despertarme un poco más tarde el día de hoy ya que mañana no tendria esa oportunidad para ir a la empresa, trate de dormirme al acurrucarme en una posición cómoda.

El clima se sentía un poco helado, de seguro había llovido la noche anterior pero estuve tan dormida que ni siquiera lo note. Tomé la frazada de mi cama, el calor poco a poco comenzó a envolverme.

—Mamá... —Escuche una voz adormilada afuera de mi cuarto, me incorpore y abrí la puerta, ahí estaba Emma con su peluche favorito, algunas lágrimas corrían por sus mejillas rápidamente me acerque a ella.

—Hija ¿Qué sucede?

Ella sollozo un poco, pero me miró a los ojos, se le notaba un poco asustada sobre todo por que al haberle tocado su hombro ella dio un pequeño sobresalto.

—T-tuve un sueño feo— Hablo en un tartamudeo, me agache para quedar a su altura y la abrace ella pronto correspondió a mi abrazo.

—¿Quieres dormir en mi habitación?— No respondió, limitandose solo a asentir, la cargue y la lleve hasta mi cama, la tape con mi sabana y se recostó a mi lado, ella me abrazo y cerró sus ojos, yo solo acariciaba su cabeza intentando calmarla ya que sentí que temblaba un poco. A los pocos minutos, se había quedado profundamente dormida.

Yo no podía conciliar el sueño, estuve con mis ojos abiertos observando a la nada, ya no podria dormir. Espere un momento para que Emma no despertara, me levante de la cama con cuidado tocando el suelo frio, al tratar de salir mis pensamientos me detuvieron.

Pensé rápidamente en el Miraculous, busque en mi cajón hasta dar con esa peculiar caja con grabados color rojo, antes de salir de mi habitación miré a Emma, se veía demasiado tranquila cuando estaba dormida. Traté de no pensar tanto las cosas y me encerré en mi baño no sabía si abrir o no la caja, si lo aceptaba tenia que atenerme a las consecuencias de esta responsabilidad pero antes tenía que saber con exactitud porque el maestro Fu me quería de vuelta, no me daba buena espina todo esto.

Era extraño que hace un día hubiese  renegado de mi miraculous, pero ahora tenía la curiosidad de que era lo que pasaba, el porqué estaba aquí en mi casa.

Seguí mirándola, recordé toda mi vida cuando era Ladybug, cada akuma que había pisado París, cuando conocí a Chat Noir y lo segura que me volvía con el traje, todo eso había vuelto a mi mente por tan solo unos minutos. No estaba segura de lo que iba a hacer pero definitivamente era una locura.

Al fin me decidí y la abrí.

Un destello carmesí me cegó por unos segundo pero después logré abrir mis ojos por completo.

Frente de mí estaba Tikki, esa pequeña kwami que estuvo toda mi adolescencia y parte de mi vida como adulta, comenzó a abrir sus ojos y al verme los abrió de golpe.

—¿Ma-Marinette?— Parecía que había visto un fantasma con esa expresión que me daba y como no hacerlo después de lo que le dije.

—Hola  para que no estuviéramos tan incómodas.

Se quedó observándome fijamente en silencio por varios segundos y después voló rápidamente hasta llegar a mi mejilla para apretarla con sus dos bracitos.

—No puedo creer que seas tú— Dijo con su pequeña voz un poco quebrada, y pronto me sentí mal por ella.

Puse mis manos sobre su pequeño cuerpo correspondiendo el abrazo, para después separnos.

Quiero recuperarte/TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora