La primera vez que me mira así.

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Riku PoV.

Ya no salgo de la mansión abandonada. Ahora sólo me dedicó a observar a Roxas junto con DiZ.

Se que lo estoy ayudando para despertar a mi mejor amigo, pero de verdad que es algo incómodo estar con él.  No se porque ayuda a Sora a despertar, ni porque odia a los incorpóreos. Pero a pesar de todo esto, siento pesar en él. Como si se arrepintiera de algo en algunos momentos. De verdad que es un misterio para mí.

¿De verdad sentirá pesar? ¿Y por qué? No veo que su pensamiento hacia los incorpóreos cambié. La pobre de Naminé se lleva mucho odio de su parte, y con Roxas no se queda atrás. Los ve como simples herramientas.

Ayer fui a ver a Roxas a la Villa Crepúsculo Virtual. A DiZ le preocupaba que volviera a pasar lo de la última vez y los umbríos se aparecieran. No hubo problemas en eso, pero como no había ninguna playa virtual, me ordenaron quitarle el dinero a Roxas.

Aún tengo este problema de conciencia con los incorpóreos. Al convivir con Naminé me di cuenta qué no difieren mucho de nosotros. Al menos no Roxas y ella. La organización es otra historia. Aún así, se que desaparecer es el único caminó que pueden seguir. Pero, ¿no debería quedar memoria de ellos?

Estoy convencido que Roxas puede sentir a Sora. Me gustaría qué Sora al menos supiera algo de él. Al final por culpa de ese pensamiento me quedé con el monedero. DiZ dijo que lo borrará, pero me parece que me servirán para darles una pista a esos tres. Eso si se dan cuenta.

Salgo de mis pensamientos al escuchar un golpe en la maquina. Es DiZ quien la a golpeado.

—Mira lo que tenemos allí — dijo con rabia.
—Dirijo mi mirada a la pantalla — ¿Naminé? ¿Que estará pensando hacer?
—¡Debes detenerla! Roxas no debe enterarse de nada.

Lo que me faltaba. Ya decía yo que Naminé se traía algo entre manos. No es que no este de acuerdo, pero esta no es la manera de arreglar las cosas. Quien debe enterarse es Sora. Si Roxas lo hace, el plan podría volver a fallar.

Me teletransportó a la Villa Crepúsculo Virtual.

—Roxas, ¿acaso recuerdas tu verdadero nombre?
—agarro a Naminé del brazo y la levantó — No digas más, Naminé.
—Pero si nadie se lo dice, Roxas...

Lo sé. No soy idiota. A mi también me molesta. Pero si lo digo DiZ me escuchará y sólo empeoraré todo.

—Es mejor si no sabe la verdad.
—¡hey! Tú eres quien me robó — grita él.

Abro un pasillo, suelto a Naminé y lo regresó a la Villa Crepúsculo Virtual.
Al voltear de vuelta con Naminé, puedo ver que ella tiene una mirada calmada. Esa era la última que esperaba.

—Tú y yo ya hablaremos más tardé.

Y allí es donde esta la reaccionó que esperaba. Ella aparta la mirada algo avergonzada, pero al mismo tiempo molesta. Luego desaparece de mi vista y yo también salgo de este lugar.
Para cuando regresó DiZ me recibe aún molestó con la rubia. Al final logró calmarlo un poco.

Cuándo llega la noche, voy a la habitación de Naminé.

—Hola Naminé.
—...Riku.
—Entonces, ¿vas a explicarte?
—Roxas merece saber la verdad, ¡tú lo sabes tanto como yo!
—El qué lo sepa no significa que pueda hacérselo saber, ¡y tú lo sabes!
—No tiene nada de justo. ¡Él es como yo! No puedo evitar sentir empatia por él.
—Naminé, lo entiendo pero esa no es la manera de arreglar las cosas. Ya trabajaste muy duro todo el año para regresarle las memorias a Sora. ¿En serio ya no quieres avanzar?
—No, no es eso. Yo sólo quiero que él sepa lo que le pasará
—¿Para qué? ¿Que le dirás? ¿Qué no debió existir?

Los ojos de Naminé estaban llenos de lágrimas, aún así ella no dejo que cayeran. Allí fue donde me di cuenta que le había gritado y qué lo que había dicho no era lo mejor.

—...yo...lo siento.
—...Tienes razón. Tienes razón. Aún así quiero decírselo. No merece lo que le está pasando.

Su voz quebradiza me estaba rompiendo a mí también.
No necesitaba ni preguntarle lo que ella quería. Ella ya a sufrido por DiZ y no quiere lo mismo para Roxas.

—un suspiró salió de mí — No quiero que te metas en problemas ¿si? Odio tener que hacer esto.
—...¿odias tener qué? ¿Detenerme? ¿O recordarme que no debí existir?

Su mirada hacía mí era tan penetrante. Realmente estaba decepcionada de mí.
Es la primera vez que me mira así.

—Esa no era mi intención.

Yo ya no sabía que hacer. Si me iba y la dejaba sola tal vez empeoraría las cosas, pero en esos momentos debía odiarme tanto que probablemente no quisiera verme.

Al final la decisión no la tome yo. Ella se acercó a mí y me abrazo.

—¿Podrías engañarme? ¡No quiero que seamos solo una sombra!

Su cara se oculta de mi vista, pero es obvio que esta sufriendo. Al final sólo me limitó a acariciarle la cabeza.

—Incluso si quisiera, no puedo engañarte. Perdón.

Pocos momentos realmente RikuNami en este fanfic, pero les prometo que si sienten afecto el uno por el otro conforme pasa el tiempo.
Gracias a mis pocos lectores por seguir este fic. No he acabado, pero tenía que decirlo ya.

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