Capítulo 15

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Ana estaba en asustada, pensó que solo era llamar a su hermano y él le ayudaría, pero no, todo estaba mucho más complicado, tanto así que hoy entraría a juicio para que le dictaran su condena o la dejarían en libertad.

-Señorita- Dijo él oficial, quien llegó junto al abogado que había tomado el caso, Angel Borja, amigo de su hermano y penalista.

-¿Si?

-Dentro de media hora comenzará el juicio, acá está su abogado.

-Gracias.

Pasó el señor Borja, quien la miró, sí, para él Ana era la mujer más hermosa que había visto en su vida, fue un flechazo a primera vista. y lucharía por ella.

-Ana...¿Cómo estás?

-¿Como quieres que estés?- Dijo burlona.

-Lo sé, lo siento.

-Tranquilo...Matt no ha venido.

-Ya esta avisado...

-Y no ha venido.

-Ana...

-No, ya lo entendí.- Dijo la castaña con resignación.

-No le juzgues tan de prisa.

-Nadie quiere estar con alguien que robó, a una ladrona.

-Tu no eres eso.

-Pero de que me sirve,si el lo cree.

-Dale tiempo.

-¿Tiempo? Llevo una semana aquí, no puedo ver a mi hijo, no puedo verlo a él.

-Lo sé, y vamos a salir de aquí, te lo prometo.

Ana fue llamada a la audiencia donde todo se definiría.

Ella respiró para calma sus nervios, pero no podía, sentía sus manos muy frías y sudorosas y el corazón a mil.

Angel estaría con ella, la apoyaría.

Entró en la sala y todas las miradas se dirigieron a ella.

Estaba Jorge, él señor Vicent, Jonh, Adrian, y Dahian, por el lado de la contra parte, Angel, Camilo y su madre, Sonia estaban en los lugares de la defensa, se sentó donde le indicaron, junto a Angel, su abogado defensor, miró atrás nuevamente pero Matt no estaba.

Entró el juez y comenzó el juicio.

Arduos debates, entre la defensa y la contra parte, Jorge fue llamado al estrado como testigo y victima al igual que los demás y todos decían lo mismo, el tiempo y los viajes hasta contabilidad. Después fue llamada al estrado para hacer su declaración, sí, había ido varias veces a dejar papeles que le mandaba Dahian, pero nada más, nunca miró nada, solo estaba en el momento equivocado.

El jurado no llegó a un veredicto y el juez dicto medida de aseguramiento para ella hasta la nueva cesión, Ana fue llevada nuevamente hasta su celda.

Matt estaba en su casa pues Sonia dejó a Melissa encargada Oliver mientras iba al juicio de su hija, ya le quedaban pocas fuerzas para seguir.

El pelinegro cargaba al bebé, pero su mente estaba con Ana, no había podido ir porque su trabajo no le daba el tiempo, pero hoy la empresa estaba cerrada por orden de Jorge, y Matt no quiso asistir al juicio, no quería ver cual era el veredicto que dictaban.

Oliver estaba dormido en sus brazos y él mirando por la ventana rogando a Dios de que le probaran a Ana la inocencia en la que él y su familia creían, todo dependía de su defensa y las pruebas.

Amy entró en la sala donde estaba su hijo mayor y lo vió, ese cuadro, esa imagen y se enamoró, su corazón se enamoró.

-Amor.

-¿Si mamá?

-¿Cómo estás?

-Bien.- Miró a Oliver.

-Hijo, ¿Te acuerdas que pasó el día de la fiesta de máscaras?

-Tomé mucho.

-Y te perdiste.

-Sí, subí a la habitación y ahí me quedé.

-¿No te acuerdas de nada más, cielo?

-Pues sí, conocí a una chica en la fiesta y de ahí fuimos al cuarto. Y ya, pasó lo que pasó.

-¿No te acuerdas de quien era?

-No, mamá, solo de sus ojos mieles me acuerdo.

-Entiendo.

-¿Por qué tanta curiosidad?

-No sé, no volviste a preguntarte por ella.

-Solo me dí por vencido.

Sin más salió la mujer de ahí, pero estaba segura de algo, le haría una prueba de ADN al bebé y a su hijo y esperar que su instinto de madre tuviera razón, aunque en el fondo ella lo sabía, sabía que Oliver era su nieto.

Camilo salió del juzgado frustrado, su hermana estaba siendo acusada de algo que no había hecho, eso lo enojaba de sobremanera.

Sin darse cuenta chocó con alguien, o más con alguien, quie era una mujer.

Dahian calló al piso y él se apresuró ayudarla, pues había sido un accidente, le tendió la mano para ponerla de pié y cuando ella le miró, no supo que pasó si el tiempo se detuvo o fue más rápido pero  no salí de sus ojos café, los más hermosos que había visto.

Despertó del trance y se apresuró a levantarse.

-Me disculpo con usted, señorita.

Y sin más, Camilo partió para la salida.

Ella se quedó mirando su ancha espalda y su cabello castaño oscuro, y un suspiro rebelde salió de su boca.

Le siguió, y tenia la escusa perfecta pues en el choque se le calló un papel, corrio, lo que los tacones le permitia y le vió en la parada de autobús esperando el transporte.

Se acercó.

-Oye, esto se te calló.

-Oh, gracias, realmente.

-Dahian.

-Camilo.

El la reconoció fue quien testificó, pero ignoro eso,

El transporte llegó y el finalmente se despidió.

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Solo tú. [COMPLETA/EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora