Capítulo 17

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David tendría que dar esa chocante noticia al Matrimonio Howland,  les tendría que decir como dio con Sonia, investigar el hospital que cerró hace once años, dar con el paradero de doctor Black y de ahí con la señora Sabogal, y solo fue atar cabos, solo fue pensar bien y darse cuenta de que Ana era la heredera, y sin contar con el gran parecido que tenia con Sofía. 

Llegó a la entrada de la mansión y le permitieron la entrada, estacionó donde siempre y respiro hondo, esperando tener un poco de valor para decirles.

Exhaló y se bajó de auto, caminó hasta la entrada y le abrió una señora del servició, la que remplazó a Sonia después de ella presentar su renuncia, le saludó con formalidad y fue guiado a la sala donde estaba Jorge y Sofía.

-Buenos días.

-Hola David.-Saludó Sofía.

-¿Cómo estás hijo?- Preguntó Jorge, siempre tan fraternal.

-Bien, ¿Cómo van ustedes?

-Mal, según me dijo el otro abogado, Ana saldrá hoy libre porque nada la ata al caso, ¿Puedes creerlo?

-Sí, según me dijo un colega mio, solo fue el conducto nada mas, no firmó nada.

-¿También lo crees, David?

El se quedó mirándolo a los ojos, no entendía el porque del resentimiento hacia Ana, y Sofía permanecía callada, no porque no supiera, lo sabía todo pero no aceptaba y para no pelear con su esposo prefirió quedarse en silencio.

-Mi colega me dio el caso, pero le rechacé, trabajo para ustedes.

-Ya, entiendo.

-Tengo algo importante que decirles.

-¿Sobre que es?

-Sobre su hija.

Sofía le miró, rogaba a Dios de que diera con su paradero, para abrazarla, y llenarla de amor.

-¿Ya sabes quien es?- Habló la mujer.

-Sí, y yo ruego para que ella los pueda perdonar.

-Me estas asustando.

-Dios... Ana Lucia Sabogal es si hija.

La pareja lo miraba atónito, de pronto Jorge sintió un dolor en su pecho y como se le empezaba a dormir el brazo, estaba sufriendo un infarto.

Calló al suelo todo se volvió negro para él, solo pensaba en Ana.

Rápidamente lo llevaron al hospital y mientras estaba en observación Sofía rompió en llanto.

-Ya.- La abrazó David.

-No, todo es tan complicado.

-Tía- Dijo Adrian, corriendo.

-Mi amor.

-¿Qué pasó?

-Jorge sufrió un infarto, pero ya lo establecieron.

-Dios ¿Por qué?

-Ya sabemos quien es nuestra bebé, mi hija.

-¿Enserio? ¿Es real?

-Sí, pero ahora no sé que haremos, no se si nos perdone.

-Lo hará, todo fue un error y ahora podrán estar con ella.

-No, Jorge cometió un gran error, algo no está bien y yo siempre supe que era inocente, mi corazón me lo decía.

-No te entiendo tía, ¿Inocente?¿Quien es?

-Es Ana, es ella.

Y nuevamente rompió en llanto, Adrian la abrazo aunque estaba sorprendido.

La castaña no paraba de llorar y abrazar a su bebé, estaba tan grande, tan lindo que la felicidad no cabía en ella. Sin embargo en su corazón había mucha tristeza, esa misma tarde su madre murió, alcanzó a llegar al hospital y despedirse de ella, y decirle quien era sus padre y ya no sabía que hacer, no podía lidear con la situación, no se sentía capaz.

Tenía tantas emociones mezcladas, tantas cosas que lo único que quería era olvidarse del mundo, así que tomó una decisión.

-Camilo.

-Dime.

-Necesito irme.

-¿Por qué tan repentino?

Y Ana la comentó todo, le dijo lo de sus padres, sus tormentas interiores y como se sentía, el la entendió, claro que sí, todo lo que había vivido la dejaba sin ganas.

-Está bien, pero vete con Angel.

-¿Por qué?

-Necesitas un apoyo y el siempre estuvo ahí.

-Sí.

-Mañana compro los pasajes, dime una ciudad.

-madrid, España.

-Así será.

-Gracias.

Y el tiempo corrió tan rápido que a Ana solo le dio tiempo de empacar lo necesario y partir, irse de ahí.

Estaba en el avión camino a España junto a Angel y Oliver.

-¿Estás segura de esto?

-Sí, solo quiero olvidar.

-Me tienes a mi- En moreno le tomó la mano.

-Lo sé, gracias.- Ana le dio un lijero apreton.

Todo cambió en tan poco tiempo.

Se enamoró de Matt, de su dulzura y dureza y le extrañaba como a nadie, pero el jamás fue a buscarla, jamás, ella quiso ir a sus brazos pero realmente no lo sentía correcto. ¿Y si la rechazaba? No lo toleraría, no podría vivir con eso.

Suspiró y se durmió, pero tenia un mal presentimiento, su pecho le dolía.

Transcurrió una semana, y las cosas entre Dahian y Camilo iban estupendas se encontraban seguido para tomar un café y charlar.

Dahian estaba esperando a Camilo en la cafetería de siempre, se sentía feliz por tener en su vida una persona como él, sencilla  graciosa, algo verdadero, y  la vez se sintió culpable, él era el hermano de Ana, y ella estuvo en la cárcel injustamente.

-Hola.-Llegó Camilo y se sentó.

Estaba agitado, pues corrió para poder llegar a tiempo.

-Hola.

-Perdón la demora.

-No te preocupes.

-Vale, ¿Ya ordenaste?

-No, te esperaba.

-Gracias.

Ordenaron y charlaron más. Salieron antes de partir se despidieron.

-Bueno- Habló Camilo.- Me agradó estar contigo hoy, espero vernos pronto.

-A mi igual.

-Me alegra que aún hayan personas como yo.

-¿Cómo yo?

-Sí, sincera.

-Gracias.

Definitivamente cada día se sentía peor, por que él al veía como la mejor persona y no, ella lo estaba engañando, mostrando una fachada falsa.

Algo no real y cuando se diera cuenta, la dejaría.

La dejaría sola.

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Solo tú. [COMPLETA/EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora