Capítulo 18

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Jorge se recuperaba de su infarto desde la casa, pero el arrepentimiento y remordimiento no lo dejaban en paz.

A veces la sangre llama, y él lo sintió de esa manera, pero lo malinterpretó creyendo que era una corazonada o un presentimiento mal, pero no, era si instinto diciendo que era hija, de la cual lo separaron.

Sofía entró a la recamara y le vio a su esposo mirar por la ventana, su mirada era triste y ella sabía el motivo, le dolía ver a su esposo así de destruido, pero le dolía más que Ana hubiera huido.

David les dijo dónde encontrarla, y ella iría a visitarla, su esposos por obvias razones no iría, pero Jorge rogaba a Dios que le perdonara o si acaso regresara.

El vuelo de Sofía partió rumbo a España, ya tenía la dirección y todo solo le quedaba dejar a la suerte que Ana la escuchara, solo pedía eso.

Bajó del avión y tomo un taxi rumbo al apartamento donde estaba Ana.

Ana miraba por la ventana, estaba tan triste por absolutamente todo y aunque encontró algo de paz al irse no se sentía bien.

Angel estaba en el parque con Oliver, el entendió que ella quería estar sola así que le dio su espacio.

Tocaron la puerta y ella se puso de pie para abrir, giró el pomo de la puerta y quedó pasmada al ver quien estaba detrás.

Sofía la miró, estaba un poco más delgada pero seguía estando hermosa, quiso abrazarla pero se contuvo.

-Hola.

-Hola.

-¿Puedo pasar?-Preguntó Sofía con temor.

Ana se sentía agobiada, por esa inesperada visita, pero al fin y al cabo Sofía había sido muy buena con ella, solo por agradecimiento la dejó pasar, sin tener en cuenta que era su madre, lo sabía, pero en ese momento no que´ria pensar en eso.

-Gracias- Dijo Sofía sentándose en el sillón de la sala.

-¿A que vino?- Dijo Ana sonando más dura de lo que hubiera querido.

-Ana...

-¿Mmm?

-¿Cómo has estado?- Necesitaba romper el hielo.

-Relativamente bien ¿Y usted?

-Bien.

Sofía la miró, era igual a Jorge en su manera de ser, determinada, con carácter y temperamento, también había similitudes físicas, como los ojos, pues los de Sofia son verdes y los de Ana color miel, además la manera en como fruncía el sueño o su risa, iguales a su esposo.

-Ana...Yo...

-¿Sabe? Nunca entenderé la malicia humana.

-Yo tampoco. Lo siento tanto.

Sofía se dirigió a Ana y la abrazó, y lloró, lloró como nunca, y Ana igual.

-No tengo nada en contra de usted- Dijo Ana.

-Perdónalo, él no lo sabía.

-No, simplemente no puedo.

-Por favor.

-No, necesito tiempo.

-Estaremos para ti siempre.

Ana solo asintió y Sofía pensó que era mejor irse y no presionarla, cuando ella estuviera lista iría con ellos y perdonaría a Jorge. No hablaría sobre el débil corazón de su esposos, la castaña lo podría tomar como manipulación.

Todo giraba ahora en torno a Ana, inclusive los pensamiento de Matt, que a pesar de estar leyendo y firmando documentos y demás no dejaba de pensar en la castaña, y menos ahora cuando su madre le dijo lo que pensaba de esa chica y del bebé.

¿Su hijo?¿Ana era la chica de la fiesta? Dios no.

Miró nuevamente el sobre que yacía en el escritorio, justo donde su madre le había dejado explicándole que era, una prueba de ADN, él no lo había abierto porque aún no lo creía, no, era imposible, no cabría la más mínima posibilidad. ¿O sí?

Inhaló y exhaló, varias veces, convenciéndose a sí mismo, como si eso le diera el valor suficiente para ver lo que contenía.

Contó hasta veinte y tomó el sobre, respiró por última vez y sacó el contenido.

Leyó una y otra vez hasta que se dio cuenta que estaba llorando, sí, era padre, padre de un hermoso y era Ana con quien había estado, era Ana la chica de la fiesta.

Miró el techo y salió un sollozo de su boca.

Oliver, su bebé, su hijo.

Y por alguna razón se alegró más, estaría con ellos, estaría con su bebé y con Ana.

¿Ana sabría que él era el padre de su bebé?

¿Ella era consiente?

Porque sí era así, todo cambiaría y no se lo perdonaría jamás.

Nunca.

Pero si no era así, haría hasta lo imposible por estar juntos, los tres como familia.

Tenía que buscarla por donde fuera, así sea debajo de las piedras pero la encontraría, se había enterado hace una semana que se fue y donde fueran los hallaría.

Tomó el teléfono y llamó a Adrian para comentarle todo y para que lo ayude.

Jhon hijo, miró el paisaje que daba su oficina, se esforzó como nadie para obtener ese puesto, y se lo dieron a Matt, al niño bonito de Matt.

Apretó la mandíbula y recordó a Ana, ella siempre tan sonriente, con sus ojos color miel llenos de luz, pues se enamoró de ella con solo mirarla y ella se fijó en Matt, otra vez Matt.

Ese hijo de puta ya lo tenía cansado pero después se encargaría de él.

se sentó en su silla, y miró los papeles, más transferencias y cosas bancarias, les miró, pedían 5000 resmas de papel, el bajaría ese número a 300 y el resto lo tomaría él.

No era tan estúpido, sabía que se defenderían bien, así que hacer un pequeño recorte no estaba más, un ahorro para la empresa.

No, porque el dinero que sobraba lo tendría el, y como era el responsable del ala contable de la empresa así que nada pasaría.

Jhon tenía todo el control de esa situación.

Le dolió lo de Ana, y sobre todo mentir, pero él tenía futuro, aún más, sería el presidente de la empresa eso estaba asegurado, gustara a quien le gustara.

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Nos leemos a la próxima. 👀👀📕📕📔📖

Solo tú. [COMPLETA/EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora