El dolor de cabeza era fatal, sintió como un peso descansaba en su cintura y percibió esa respiración pausada en su cabeza, sí, estaba con alguien en la habitación, y le hubiera encantado quedarse ahí, ver al chico de ojos azules como el cielo que la cautivo pero Ana sabía que no demoraría en amanecer y posiblemente toda la magia desaparecería.
Con la poca dignidad y la monumental vergüenza que tenía retiró el brazo, se levantó de la cama y buscó su ropa, el dolor en los músculos no la dejaban moverse con agilidad, sobre todo un dolor en su zona intima, y fue como un chorro de recuerdos para saber que había sucedido en esa habitación, que era la única testigo de la pasión desbordante ocurrida en la noche.
Salió como alama que lleva el diablo de la habitación, no sin antes de darle el ultimo vistazo a aquel individuo, no logró ver su cara, solo como su ancha y escultural espalda subía y bajaba de acuerdo a la respiración de acuerdo con la poca luz que se filtraba por la ventana, sacudió la cabeza y se marchó.
Al llegar a su casa pudo notar la luz del cuarto encendida, su madre la esperaba y el sentimiento de vergüenza y culpa solo se incrementó, decidió entrar y enfrentarlo, era la única solución.
Entro al pequeño departamento y vio a su madre dormida en el sofá, se detestó en ese momento por ser tan desconsiderada.
-Mamita, mami, despierta, vamos al cuarto donde está la cama para descansar.
-Chamaca condenada, me preocupaste porque no venias, no avisaste nada.
Llegaron al cuarto y Ana se desvistió para poder dormir.
-¿Cómo te fue? ¿Te divertiste?- Tragó en secó Ana, Sabía que la había cagado.
-Sí, la pasé realmente bien.
-Te ves diferente, tienes algo diferente ¿Todo está bien?
-Si mami aunque estoy un poco cansada.
-Vale muñeca descansa.
A pesar del cansancio que sentía y el dolor muscular que sentía, la culpa no la dejaba dormir, dio vueltas en la cama y comenzó a recordar todo nuevamente, el muchacho de ojos azules aunque no había podido ver su cara, la máscara no lo permitía. Cerró los ojos y el sueño la venció.
Ha pasado un año desde aquella noche y la vida de Ana cambió drásticamente, logró graduarse y justo un mes después se enteró que estaba embarazada, pero estaba muy feliz, porque a ella no le importaba en absoluto el resto del mundo cuando tenía a su Oliver a su lado, sí era bastante suertuda porque contaba con el apoyo de su madre y hermano.
Pasó a vivir junto con su madre y su pequeño a la casa del matrimonio Howland. La familia más adinerada del país, pues su madre obtuvo un trabajo ahí y era mucho más cómodo para los tres.
Ana necesitaba encontrar un empleo para poder mantener a su hijo, odiaba vivir de lo que recibía su madre, a pesar de trabajar en una cafetería por la falta de experiencia, llevaba gastos y tenía que darle una mejor vida a Oliver.
-Mamamamamamamama- Balbuceaba Oliver desde la cama de su madre.
-Te amo mi amor- Lo tomó en brazos y le beso su cabecita.
Dejó a su hijo nuevamente en su cama y terminó de arreglarse, hoy saldría a buscar un empleo, dejó a Oliver en su cuna y se dirigió a la cocina donde trabajaba su mamá.
Se despidió de ella y se encaminó a su destino, Howland Corporations era una empresa bastante prestigiosa, y Ana apostaba el trabajar ahí.
Llegó y dejó su solicitud de empleo, mientras esperaba. Un hombre de 56 de años pasaba por la recepción y quedó prensado frente a la castaña de cabello largo y ojos color miel, y caminó hacia ella con la actitud arrogante que lo caracterizaba.
-Buenos día señorita- Dijo el hombre.
-Buenos día señor- Respondió Ana.
-Eres nueva ¿Verdad?- Dio un paso hacia ella, pero ella retrocedió. Él sonrió.
-Sí señor, vengo por el empleo.
-Espero estés en el equipo preciosa.- Con sus dedos tomó la barbilla de Ana- Te pareces mucho a ella.
-Le pediré que por favor-Retiró sus manos- Que no me vuelva a tocar y que me llame por mi nombre, Ana.
-Cómo tú quieras preciosa.
El elevador llegó al primer piso y Matthew y Adrián bajaron, hablando de lo que vendría próximamente en la empresa.
-¿Estás preparado para asumir el cargo?-Preguntó Adrián.
-Claro que sí-Matt miró a su amigo de ojos cafés,- Es lo que eh estado esperando desde que llegué.
-Sabes que es temporal, además ¿Ya encontraste a la chica de la fiesta?.
-Claro que lo sé-Suspiró- Y no, ya perdí las esperanzas, solo fue una más.
El matrimonio Howland tenía una historia de novela, Sofía era de una familia pobre y de enamoró de Jorge heredero de la corporación quedó embarazada y en el momento del parto su hija murió, sin embargo hace poco el doctor Augusto Black les afirmó que su hija sí está viva y que dio con su paradero pero no dio más información ya que falleció.
-Deberías sentar cabeza-Comentó Adrián.
-No, estoy mejor así.
-Oye... ¿Ese no es tu futuro suegro?- Los dos muchachos dirigieron sus miradas a donde se encontraba Ana con el señor Vicent.
Caminaron hasta donde estaban ellos y Matt se percató la incomodidad que había en el ambiente.
Ana miró primero a Adrián y después a Matt y fue ahí donde sus miradas volvieron hacer click y esa conexión volvió, Ana sabía que había visto esos ojos antes al igual que Matt pero simplemente ambos apartaron esos pensamientos, era imposible.
-Buenos días Jonh, buenos días señorita.
-Hola hijo ¿Cómo estás? – Dijo apartándose del lado de la muchacha.
-Bien ¿Y la señorita quién es?- Preguntó mirando nuevamente a Ana, y su mirada la recordaba a la chica de la fiesta, pero era imposible.
-Solo vengo por el empleo- Dijo Ana.
-Bueno, me retiro, nos vemos ahora en la reunión muchachos.
Matt miró a su amigo castaño y con la mirada le dijo todo, sabían que Jonh padre no era el más fiel de todos, ya había tenido aventuras con una que otras empleadas pero su esposa simplemente hacía oídos sordos a eso.
-¿Estás bien?- Preguntó Adrián.
-Sí, gracias, me tengo que retirar, adiós.
Ana caminó hasta la salida y Matt la siguió con la mirada, definitivamente había una química entre ellos dos.
Para Adrián no pasódesapercibido tal acto, él estaba enamorado y era exactamente la mirada que ledaba a su esposa.
Capitulo tres.
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Nos leemos a la próxima ♡
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Solo tú. [COMPLETA/EN EDICIÓN]
Roman d'amourHowland Corporations es una de las empresas más poderosas del país y del mundo, donde los dueños son tres familias, la familia Howland como socia mayoritaria, la familia Anderson y la familia Vicent. Su junta directiva está constituida por sus hijos...