el humo impregnado en ti (HxH)

XX

Me estaba desesperando. Cada palabra que Chrollo pronunciaba caía con un peso demoledor, como si estuviera grabada en piedra. Había algo hipnótico en su voz, algo que me hacía querer rechazarlo y, al mismo tiempo, me obligaba a escucharlo. Su presencia llenaba el espacio como una sombra cálida y opresiva.

Mientras revisaba los documentos, noté cómo su mirada se detenía más tiempo del necesario en mi expediente. Esa pausa prolongada, esos ojos que alternaban entre las páginas y mi rostro… sentí que estaba descifrando algo de mí que ni siquiera yo entendía. Cuando finalmente cerró la carpeta, la lanzó sin dudar al fuego, permitiendo que las llamas consumieran mi historia.

—No es necesario leer esto porque, al final, tú me perteneces —dijo.

Su voz era un susurro firme que retumbó en mi interior. Mi pecho se llenó de un calor extraño, un calor que odié y deseé al mismo tiempo.

—¡Eso no es verdad! ¡Jamás lo será! —gritó Dawne, rompiendo el hechizo con su furia.

Lo vi moverse con una fuerza inesperada, rompiendo las cuerdas que lo ataban. Mi corazón se detuvo cuando lo vi alzarse, desafiante, y lanzarse contra Chrollo. El golpe fue directo, rápido, pero no suficiente para hacerlo retroceder más que un paso.

—¡Ella nunca será tuya! ¡Ella es mi hermana! —Dawne gritaba con una intensidad que partía el alma.

Chrollo no reaccionó de inmediato. En lugar de eso, se alzó más alto, su figura imponente, su expresión imperturbable. Pero había algo en sus ojos, algo que se retorcía bajo la superficie.

—¿Acaso… piensas eso? —preguntó con una calma que hacía que la tensión se sintiera como una cuerda a punto de romperse.

Y entonces lo entendí. No era solo posesión lo que él sentía. Había algo más en sus palabras, algo que se escondía en la manera en que me miraba. Su voz, su postura, incluso su silencio… todo estaba impregnado de un dolor que no quería admitir.

Lo sabía, porque ese mismo dolor empezaba a enraizarse en mí.

Mi cuerpo quería moverse, interceder, detener el enfrentamiento. Pero no podía. El dolor en mi tobillo, donde alguna vez estuvo el chip, era punzante y me anclaba al lugar. Mi mente, en cambio, estaba atrapada entre la preocupación por Dawne y el latido persistente que Chrollo había encendido en mi pecho.

Y entonces, la calma se rompió.

Dos voces resonaron desde algún lugar, voces que reconocí de inmediato.

—Hisoka… Illumi…

El caos estalló antes de que pudiera procesar lo que estaba pasando. Una explosión me lanzó al suelo, sintiendo el calor abrasador detrás de mí. Cuando intenté abrir los ojos, el humo y el fuego lo hacían casi imposible.

Unos brazos fuertes me levantaron con cuidado.

—¡La tengo!

Era Gon. Su expresión de preocupación era un alivio, pero también una alarma. A su lado, Killua cargaba a Dawne, que respiraba con dificultad pero estaba vivo.

—¡Corran! —gritó Killua, y sin mirar atrás, escapamos.

Mientras el frío de la noche envolvía mi piel herida, no pude evitar mirar hacia atrás, esperando… algo.

Esperando a él.

---

6 Meses Después

El tiempo había pasado, pero no había traído paz.

Dawne se mantenía cerca, aunque siempre en movimiento. Me visitaba o llamaba, asegurándose de que estuviera bien. Pero su presencia no llenaba el vacío que sentía.

Ese vacío tenía un nombre, aunque me aterrorizaba admitirlo.

"No puedo vivir sin ti."

Aquella voz seguía resonando en mi mente. No era un recuerdo, ni un eco. Era real, tan real que en las noches me despertaba, convencida de que él estaba cerca, observándome desde las sombras.

No debería sentirme así. No debería extrañarlo. Él era mi captor, mi tormento. Pero entonces recordaba cómo me miraba, cómo sus palabras, aunque oscuras, estaban llenas de un anhelo que parecía reflejar el mío.

"Búscame…"

Esas palabras eran un susurro constante en mi mente. A veces me aterrorizaban, pero otras veces… otras veces me daban esperanza.

Sabía que él me encontraría. Y lo más inquietante era que una parte de mí deseaba que lo hiciera. Porque, aunque no lo admitiera, había algo en esa conexión que no podía romper. Algo que me pertenecía tanto como yo a él.

Si les gustó comenten qué quieren que pase en el siguiente cap y voten para más!

Las quiere

-una recién salida del manicomio