El golpe no me durmió, pero me dejó inmovilizada. La oscuridad pesaba sobre mí como una manta opresiva, dificultándome distinguir mi entorno cuando finalmente abrí los ojos. Mis sentidos estaban embotados, y el aire parecía más denso de lo normal. Todo lo que podía percibir era una tenue vibración en el ambiente, un eco lejano de pasos y murmullos que me mantenían alerta.
¿Eh...? – Mi voz salió quebrada, apenas un susurro que desapareció en el silencio.
La penumbra me envolvía por completo, pero al girar la cabeza, pude distinguir tres siluetas más a mi lado izquierdo. Estábamos sentados, atados a sillas que parecían tan firmes como las cadenas que aseguraban nuestras muñecas y tobillos. No hacía falta intentar moverme; reconocía esas cuerdas. Eran obra de Machi.
Una voz conocida, profunda y autoritaria, rompió el silencio.
Ya despertaron…
Mi corazón dio un vuelco. Frente a nosotros, Chrollo se paseaba con calma calculada, su figura proyectando una sombra alargada bajo la luz de una lámpara tenue que colgaba sobre su cabeza. Su mirada recorrió cada rostro, deteniéndose un momento en cada uno, como si estuviera evaluando nuestras almas.
Les tengo que confesar algo… Hoy me he enterado de muchas cosas. – Su tono era sereno, casi casual, pero el filo en sus palabras era inconfundible.
Lo miré, confundida. ¿De qué estaba hablando? Hasta donde sabía, no me había dicho nada sobre ninguna investigación reciente. Había algo diferente en él, algo que no lograba descifrar. Pero antes de que pudiera preguntarle, alguien habló.
¡No nos interesan tus asuntos, Lucifer! – La voz era dura, llena de odio. Era el chico de cabello blanco, que se removía inquieto en su asiento. Su mirada estaba cargada de ira, y su resistencia era palpable, aunque inútil. Las cuerdas que nos mantenían sujetos eran indestructibles.
Mataste a nuestro mejor amigo, ¡y ahora quieres llevarte a la hermana de nuestro compañero! Eres un ser despreciable. – Esta vez fue el pelinegro quien habló. Su voz, aunque controlada, estaba llena de un dolor que resonaba en cada palabra.
Sus palabras me golpearon como un puñetazo. Estaba claro que ellos tenían sus propias razones para estar aquí, razones que parecían girar en torno a mí. ¿Qué había hecho para desencadenar todo esto? Mientras trataba de procesar lo que estaba ocurriendo, escuché la voz de Dawne, suave, pero cargada de emoción.
Hermana… has estado aquí todo este tiempo…
Su mirada estaba clavada en mí, y yo podía ver la mezcla de alivio y tristeza en sus ojos. Sentí un nudo en la garganta al escucharlo. Para mí, solo había pasado un año desde que me habían secuestrado, pero sus palabras me golpearon como un martillo.
Han pasado tres años desde que te vi por última vez.
Tres años. Mis ojos se abrieron con incredulidad mientras mi mirada iba de Dawne a Chrollo y luego volvía a mi hermano. Tres años perdidos, arrebatados por circunstancias que aún no entendía por completo.
¿Por qué estás solo? ¿Dónde está Donnie? – Mi voz se quebró al preguntar por nuestro otro hermano.
El rostro de Dawne se ensombreció, y su silencio me dio la respuesta antes de que pudiera decir una palabra. Finalmente, con un tono bajo y lleno de dolor, respondió:
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el humo impregnado en ti (HxH)
Short StoryCuando una chica sea secuestrada sabrá lo que es un síndrome muy conocido... Pero .... Ella será capaz de soportar aquella aventura? * Completa pero actualizandose en narrativa y profundidad