el humo impregnado en ti (HxH)

XIV

Ya estaba lista. Tenía todas mis armas, el cabello arreglado, y el maquillaje perfectamente aplicado. No era mi estilo, pero tenía que conformarme. No podía darme el lujo de lucir desarreglada, no esta vez.

No me gusta mucho, pero... tengo que conformarme. – dije, mirando mi reflejo en el espejo.

Lo sé, querida, pero la gente no me puede ver de la manera en que tú lo haces. – respondió Chrollo, con una sonrisa ligera mientras observaba cómo me preparaba.

Eso era cierto, y lo decía por experiencia. Había pasado por demasiados lugares y situaciones como para dejar que mis escamas se notaran. Cada vez que aparecían, las cosas se complicaban, así que por esta vez, me conformaba con la imagen que tenía ahora.

Bueno... ¿Ya vamos? – le pregunté, al ver que él también estaba listo.

Chrollo estaba vestido con un terno negro, un estilo que ya le era característico, pero había algo diferente. Su cabello, usualmente arreglado con gel, ahora caía libremente, y debo admitir que se veía mucho mejor así. Más natural. Mi mirada lo siguió un segundo más, antes de que me diera cuenta de que no estaba siendo nada elegante con los tacones nuevos que me había puesto.

Sí, vamos. – respondió él, como si leyera mi mente.

A pesar de que intenté caminar con gracia, mis torpes pasos no hacían justicia al conjunto. Me tambaleé un poco, pero Chrollo, siempre atento, se acercó a sostenerme, preocupado por mi equilibrio. Logré recomponerme a tiempo para evitar una caída y le sonreí, agradecida por su apoyo.

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Después de un largo viaje, llegamos a una mansión enorme, llena de personas elegantes que parecían disfrutar de la fiesta. La mansión, con su aire majestuoso y su fachada imponente, era perfecta para lo que estábamos por hacer.

Quédate aquí... Avisame si ves algo anormal. – me dijo Chrollo, antes de acercarse para simular un beso en mi mejilla. Su mano pasó por mi cabello, dejando caer discretamente un audífono en mi oído.

¿Estás lista? – preguntó su voz, clara y firme en mi oído.

Sí, cariño. – respondí sin pensarlo, aunque algo en mi interior me decía que las cosas no iban a ser tan fáciles.

Poco después, escuché la voz de Machi a través del auricular. Me dijo a quién debía dirigirme, cómo debía presentarme, y qué decir. Estaba en la cocina, coordinando desde allí. Pero cuando Chrollo volvió, ya no escuché más su voz. Ahora era mi turno de actuar.

Una pieza? – preguntó un hombre, extendiéndome su mano.

Encantada. – respondí con una sonrisa, mientras tomaba su mano y nos dirigíamos al centro de la pista de baile.

Comenzó nuestro baile, pero algo no estaba bien. La gente a nuestro alrededor había dejado de bailar y todo se volvió extraño. Miré a Chrollo, quien danzaba con una perfección inquietante, pero me di cuenta de que no era solo un baile, sino que en las sombras, varios miembros de la familia comenzaban a matar a diestra y siniestra a todos los condes y la nobleza presentes.

De pronto, me encontré atrapada en la danza, flotando en los brazos de Chrollo, su cuerpo firme y seguro, guiándome en los pasos. A pesar del caos, su presencia me mantenía calmada, como si estuviera en una burbuja a salvo del peligro. Vi los destellos dorados de los casquillos de bala que caían al suelo, su brillo metálico reflejando las luces del salón, creando una atmósfera surrealista, casi como si estuviéramos bailando en un sueño. En ese momento, el estruendo de las muertes y los disparos parecía lejano, y solo existíamos él y yo, en ese instante suspendido.

Pensé que eran simples ladrones... – susurré, casi para mí misma, pero él no apartó su mirada de mí.

El poder no se concentra solo en robar... Y también no es tan divertido. – respondió Chrollo con calma, sus ojos reflejando una intensidad que no era solo de la situación, sino también de lo que sentía.

La pieza de música terminó y el caos siguió. Vi a Shalnark, quien se había acercado a los músicos y comenzaba a retirar sus agujas de control. El ambiente estaba cargado, y no era solo por el baile.

Ya terminamos... Tenemos que cuidarnos, así que... Quédate aquí. – dijo Chrollo, con una mirada más severa mientras se apartaba de mi lado y se dirigía hacia la salida.

En ese momento, escuché la voz de Machi en mi oído, preocupada.

¡Hey! Despierta. ¡Chrollo acaba de activar un dispositivo de rastreo! La policía ya está cerca. Sal de ahí, ahora mismo. Hay un taxi esperando en la entrada. ¡Corre!

De repente, una oleada de dolor me atravesó la nuca, justo en el lugar donde sentí el pequeño dispositivo implantado. El dolor fue insoportable, como si una corriente eléctrica recorriera mi cuerpo, y mi mente se nubló por un instante. Sin poder pensar claramente, las órdenes de Machi se hicieron más fuertes en mi cabeza. "Corre, sal de ahí", me repetía. Sin pensarlo, me quité los tacones y los lancé al suelo, corriendo hacia la salida de la mansión.

El sonido de las sirenas me puso los nervios de punta, y cuando salí, un helicóptero apareció en el cielo. Comenzó a disparar, y aunque traté de esquivar las balas, tres de ellas me alcanzaron: una en el brazo, otra en el muslo, y la última en el tobillo. Sentí un dolor punzante y algo rompí en mi cuerpo, tal vez el chip, pero no pude detenerme. Seguí corriendo hasta que vi el taxi estacionado.

Al entrar, el vehículo arrancó automáticamente. No sabía cómo, pero me desplomé en el asiento, perdiendo el conocimiento, aunque antes de desmayarme, escuché una voz que me heló la sangre.

Illumi, ya la tengo. Dile a Machi que todo salió bien. Ah, y también dile que la amo.

Mi mente se apagó en ese momento, y solo pude preguntarme: ¿En dónde demonios me había metido?

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-una recién salida del manicomio.