8. Te protegeré

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Era de noche, ambos íbamos ya sobre Epona, yendo por el camino junto al Cruce de Trilo, dirigiéndonos camino arriba. Apaya estaba muy sujeta a mi espalda detrás de mí, apoyando su cabeza en mi nuca. Ella podría haberse maravillado por las vistas de no ser porque no podía ver gran cosa debido a la oscuridad y por pasar junto a los grandes pinos. La única iluminación que nos acompañaba era la que provenía de la luna.

Apaya ya estaba más tranquila, el susto se le había pasado luego de algunos minutos, y fue entonces cuando continuamos el trayecto. Yo no dije nada, ya que creía que ella necesitaba un momento para procesar el haber vivido un ataque.

Y así, manteniendo el paso, llegamos al gran puente de Akkala junto a la fortaleza. Pero lo único que podía verse a lo lejos, eran algunas luces débiles de los campamentos Bokoblins, la luz azul de las torres y la lava que escurría en la falda del volcán muy a lo lejos. Al menos la forma del puente le parecía curiosa, pude pensar eso al ver su expresión cuando pasamos, solo que la sensación del galopeo era más fuerte debido al camino de empedrado.

Apaya no habló en el resto del camino y tan solo se dedicó a mirar lo que pudiera con la poca luz, al mismo tiempo que se mantenía aferrada mí. Pero al ver los arboles con hojas anaranjadas, ella reaccionó con un poco de sorpresa.

Habíamos llegado al Rancho de Akkala sur. Este estaba rodeado de arbustos y árboles con hojas de diversos colores otoñales, también con algunas carrozas y diversas cajas apiladas a sus alrededores. Lo mejor de todo esto era que el lugar estaba bastante aluzado, dándole un toque más acogedor.

Me bajé de Epona y la conduje hasta el mostrador del rancho, aun con Apaya sobre ella; aunque luego le ofrecí una mano para ayudarla a bajarse, la cual ella tomó sonriente.

—Así que... estamos en Akkala...— dijo ella muy ilusionada.

—Pues sí, prácticamente.

Me encanta verla así de feliz.

—Mm... la vegetación es tan distinta... pero al mismo tiempo familiar... ¡Es maravilloso!— dijo contenta.

Yo sonrío al ver su reacción, pues me alegra el saber que su emoción por el lugar le ha hecho olvidar un poco su experiencia pasada.

—De hecho, si no fuese de noche podrías ver el mar desde aquí.— dije señalando al este.

—¡¿En serio?! ¡Entonces no puedo esperar al amanecer!— dijo animada.

—Bien, tan solo déjame pedir una cama para que descansemos y se encarguen de Epona.

—¿Una... c-cama?— dijo ella en un tono nervioso.

—Eh... si.

—Eso significa que... ¿d-dormiremos... j-juntos?— dijo aun con cierto nerviosismo.

—Bueno... está bien si no quieres...— dije llevándome una mano a mi nuca.

—¡No, no! Esta... bien...— dijo esquivando mi mirada.

—¿Segura?— pregunté con cierta inseguridad.

—S-sí... estoy bien con ello...— dijo tratando de ocultarme una pequeña sonrisa.

Luego de llevar a Epona con algún encargado, para que se ocupara de ella, ambos entramos al rancho en sí. El lugar era bastante tranquilo y cálido, había un total de cuatro grandes camas con gruesas cortinillas por techo.

Me acerqué al mostrador, por dentro, y pedí una cama blanda para dormir, pues quizá así Apaya esté más cómoda. Tan solo eran veinte rupias de más, pero tenía bastantes y además ella lo valía. Luego de pedirla, me dirigí con ella y le dije:

Nuevos Recuerdos [#1] - Link x Apaya - TLOZ Breath Of The Wild +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora