29. Las cartas del caos

2.1K 161 77
                                    

El mar ya no significaba lo mismo, ahora cada vez que lo veía me llegaba a mi mente la imagen de Apaya sonriéndome dulcemente, como si ahora el recuerdo de ella estuviese conectado a las caricias del viento marítimo; y eso me evocaba una gran felicidad.

En ese momento me encontraba fuera del laboratorio de Akkala viendo directamente el mar desde el borde del barranco, sobre la playa de Akkala norte; pensando un poco en las promesas que le hice cuando la conocí y reflexionando. Desde ayer que no había podido hablar con Apaya y la última vez que la vi fue algo muy rápido debido a que debía darme prisa. Aquello aun me pesaba bastante, quería hablar con ella urgentemente sobre Mipha y otras cosas, pero tan solo parecían no acabarse las tareas. La extrañaba, quería tenerla de nuevo entre mis brazos y poderla besar, al menos eso.

En ese momento me di cuenta de que si miraba a mi derecha, a lo lejos podía ver una pequeña parte de la península Espiralia; lugar en el cual compartí uno de los mejores momentos con Apaya. A pesar de que no podía verla completamente, di un pequeño suspiro de nostalgia, aunque había pasado hacía menos de un mes.

-¡Estamos listos, muchacho!- exclamó Rotver al salir de su casa y abriendo la puerta de golpe.

Me giré y vi cómo él y su esposa salían de su casa con un par de mochilas con su equipaje, se veían emocionados y llenos de energía; lo que era cómicamente lo contrario a cómo yo me veía. Sin decir nada, me levanté y caminé hacia ellos con la mirada algo distraída.

-Muy bien, ¿empacó todo lo importante, señor Rotver?- le dije sencillamente.

-Sí, todo; eh... ¿te encuentras bien, muchacho? Desde que viniste no te ves con mucha energía.- me dijo mientras me señalaba con un extraño movimiento usando el dedo.

-Estoy bien... tan solo no dormí bien.- dije mientras me frotaba levemente el hombro izquierdo.

El señor Grotver se me quedó viendo por unos instantes con esos enormes anteojos dorados.

-Esa frustración... la he visto antes en otro lugar... ¡Definitivamente!- me dijo mientras se sobaba la barbilla.

-¿Disculpe?

-Esas facciones son denotativas del sentimentalismo... se trata de alguien cercano... ¡Una mujer! ¡¿Correcto?!- me dijo con mucha intensidad, a la vez que me señalaba con el dedo.

-¡¿Cómo?! ¡No, no, no!- dije tomado de sorpresa.

-No puedes mentirle a estos ojos, muchacho. Estás afligido, ¡esa es la palabra!- dijo con la misma emoción de antes.

Ante las palabras de Rotver, su esposa Keline no pudo evitar vernos desde su posición a unos cuentos metros con las maletas. A lo que yo tardé en sentirme extrañamente bajo presión; entonces me incliné un poco y le hablé al señor Rotver en voz baja.

-Disculpe podemos hablar en voz baja, es que es un asunto algo... delicado.- dije con mi mano junto a mi boca.

-¡Entonces tenía razón!- exclamó de nuevo.

-Sí...

-Bien... ¿de qué se trata muchacho? ¿Qué hiciste o qué no hiciste?- me dijo ya en un tono de voz más adecuado.

-Ah... ¿cómo?- pregunté extrañado por la pregunta.

-Sí, eso. Siempre puedes meter la pata haciendo algo o justamente por lo contrario.- me dijo con unos extraños ademanes.

-Bueno... no lo había pensado así.- le dije algo pensativo.

-Es normal, siempre hay gente inexperta; y más entre los guerreros, sin ofender.- dijo rápidamente.

Nuevos Recuerdos [#1] - Link x Apaya - TLOZ Breath Of The Wild +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora